El gobierno mantienen reticencias a la inversión extranjera en el
cultivo de la caña y la producción de azúcar
Agencias | 26/08/2008
Aunque la inversión extranjera ha sido aceptada en la producción de
alcohol y otros derivados de la caña, por el momento las autoridades
parecen preferir no mencionar la posibilidad de admitirla en el cultivo
de la gramínea y el procesamiento del azúcar, reportó la agencia IPS,
que citó a funcionarios y especialistas del sector.
Actualmente, existen unas seis empresas mixtas y una de producción
cooperada, con capitales de España, Italia, Canadá, Venezuela y México,
pero todas están limitadas a la diversificación de la industria
azucarera, según confirmó Liobel Pérez, jefe de la oficina de
comunicaciones del Ministerio del Azúcar.
Discretas negociaciones realizadas hace cerca de dos años por compañías
extranjeras interesadas en invertir en la producción de azúcar no
fructificaron. "Ha habido conversaciones, pero no se han concretado",
admitió el viceministro Juan Godefoy, sin brindar más detalles.
Expertos consultados por IPS dijeron que, al parecer, no hubo acuerdo,
entre otras razones, porque los inversores aspiraban a un mayor poder de
decisión en cuanto al manejo de los fondos y querían ofrecer mejores
salarios a cultivadores y empleados del proceso fabril.
El gobierno cubano decidió en 2002 "reestructurar" la industria
azucarera, mediante el cierre de la mitad de los ingenios y la reducción
de las áreas dedicadas al cultivo de caña de azúcar, con el fin de
elevar la eficiencia para enfrentar la baja constante de los precios en
el mercado internacional.
De los 156 ingenios existentes hasta comienzos de esta década,
actualmente operan sólo 61. Las cotizaciones comenzaron a mejorar a
fines de 2005, en un repunte que llevó a las autoridades cubanas a
intentar reactivar el sector.
Sin embargo, la producción de 2006 y 2007 fue de sólo 1,2 millones de
toneladas, lo que obligó a la importación de entre 200.000 y 250.000
toneladas para abastecer el mercado interno.
En la más reciente zafra, se habrían logrado producir entre 1,4 y 1,5
millones de toneladas.
Para los analistas, los pobres resultados son consecuencia de la
descapitalización a que la agroindustria ha estado sometida en los
últimos 14 años, lo cual ha llevado casi al colapso la maquinaria
agrícola y el transporte automotor. Tampoco han faltado, según esas
fuentes, problemas técnicos con el equipamiento fabril, además de
factores climáticos.
En ese cuadro, "hubiera sido muy favorable para su proceso recuperativo
que a la agroindustria se le hubiera proporcionado un mayor espacio para
la participación del capital foráneo, particularmente en la producción
de azúcar", dijo el investigador Armando Nova, en un artículo sobre el tema.
"Ya no se puede producir azúcar solamente, nadie en el mundo lo hace",
dijo a mediados de agosto, Luis Gálvez, director del Instituto Cubano de
Investigaciones de los Derivados de la Caña de Azúcar.
Alficsa, la empresa mixta cubano-española que produce y comercializa
alcoholes finos de caña, es hasta el momento la única firma extranjera
con inversiones en ese subproducto azucarero, que el gobierno aspira a
desarrollar mediante la modernización de 11 de las destilerías de la
Isla, proceso en el cual no se descartan nuevos socios foráneos.
Según medios especializados, la caña de azúcar es pródiga en derivados
para surtir las industrias alimentaria, química, farmacéutica y
biotecnológica.
Alimentos para animales, resinas, preservantes, plásticos y productos
para fábricas papeleras y del mueble figuran entre los subproductos que
dan mayor valor agregado a esa materia prima.
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