2008-07-11.
Francisco Chaviano González
La Habana, 24 de junio de 2008.- Según publica el periódico Granma el
pasado día 18, en una versión de cuento ajustado por el "periodista"
Freddy Pérez Cabrera, el lunes 16 ocurrió un lamentable incidente donde
perdió la vida el niño de 11 años Jorge Luís Núñez Sánchez, residente de
La Sierra, Encrucijada y la Sra. Yudersi Rosabal Rodríguez, natural de
Sagua la Grande; cuando como parte de un grupo de 20 personas, todas de
Villa Clara, trataron infructuosamente de salir del país de forma
clandestina.
Según se explica, el grupo de 14 hombres, 3 mujeres y 1 niño (que suman
18); había llegado a un cayo ubicado a 16 millas al norte de la playa
Uvero, en una embarcación rustica de madera de 5,6 m de eslora, conocida
como Chapín. Dicen que estaban internos en el cayo a las 6 a.m. cuando
llegó la embarcación que les trasladaría a Miami y a partir de ahí
comienza el ajuste de este cuento en el cual Pérez Cabrera, utiliza
hábilmente las palabras de Miguel Laureiro y Ramón Díaz Granado, quienes
muertos de miedo se prestan a tergiversar lo sucedido, dando la versión
que conviene.
De pronto, ya no estaban en tierra sino en el chapín, los traficantes
sorprendidos se lanzan sobre esa precaria embarcación y desalmadamente
la hundieron para evitar la persecución y arresto a sabiendas de que las
tropas cubanas se detendrían cuando cayeran las personas al mar.
Hay que ver la cara de asesino que tenían los traficantes, –cuentan en
Granma– y con qué ira le fueron arriba al barquito; "los vamos a matar a
todos", dijeron los malos. Entonces llegaron los buenos Guardafronteras,
no perdieron un minuto y salvaron la vida de todos. Los encartados por
su parte reconocen su error y la grandeza del país que pretendía
abandonar, el que además le salvó la visión a Díaz Granado, sin
interesar costo alguno, ¿por qué se irán entonces?
Con este cuento mamerto pretenden obnubilarnos, pero estos hechos muy
lamentables no son nuevos, ocurren desde hace muchos años y se conoce la
generalidad de cómo actúan unos y otros; por tanto sabemos que: el
traficante que huye, no tira su embarcación contra otra porque implica
la posibilidad de un naufragio, de que los atrapen y los condenen a
cadena perpetua; tampoco tiene sentido la frase "los vamos a matar a
todos" en boca de alguien que va a cobrar 10 mil dólares por cada una de
esas personas y por la que tendrá que responder ante sus familiares; en
cambio, si hay muchos testimonios de tales frases y otras peores en
labios de las tropas guardafronteras; en cuanto a que no pierden un
minuto, que priorizan las vidas de las víctimas antes que capturar al
enemigo, siento decirle al "periodista" de marras que hay un rosario de
hechos que lo desmienten; y por último quiero también refutarle
enérgicamente aquello de que el encartado Sr. Díaz Granado esté en deuda
con "la revolución" que le salvó la vida, la vista, etc.; está bueno ya
de eso, es el gobierno el que está en una deuda eterna e impagable con
este pueblo: por el despojo de que le ha hecho víctima y por dilapidar
su riqueza.
He conocido a muchos de esos traficantes de personas en prisión, quienes
cumplen sanciones exageradas de hasta cadena perpetua; el
interrelacionarme con ellos me lleva a tener criterio de quienes son y a
los que estaban conmigo: los juzgo temerarios; pero también flexibles,
razonables y comedidos; no conocí ninguno que fuera avieso para con sus
semejantes y mucho menos asesino.
Al parecer, cuando el grupo se estaba trasbordando en el chapín desde la
costa a la lancha rápida, llegó el guardacostas y provocó la estampida,
los traficantes espantados de miedo aceleraron a toda máquina e hicieron
una maniobra sin el debido control produciéndose el fatal accidente.
Los guardafronteras que llegaron en zafarrancho y dijeron aquello de que
"los vamos a matar a todos" continuaron en su misión de atrapar a los
fugitivos, cosa que solo pueden lograr chocándolos en el momento que los
sorprenden o cuando realizan la citada maniobra brusca o por rotura,
sino tienen que abandonar su persecución pues aquellos son mucho más
veloces; razón por la que retornaron relativamente rápido.
En 1990 comencé a llevar un fichero sobre gente desaparecida en el
estrecho de la Florida, me entrevisté con muchos sobrevivientes de
naufragios que me relataban cuentos espeluznantes de la tragedia vivida.
Conmovido por ello entregué una carta al Consejo de Estado en 1991,
pidiéndoles preocupación por las decenas de cubanos que estaban
perdiendo la vida cada año y los exhortaba a utilizar la prensa radial,
escrita y televisiva para informar a la población de lo que estaba
ocurriendo y de los peligros que entrañaba tal aventura, pero les
recordaba también, que si se quería resolver el asunto era preciso
quitar razón al descontento y los invitaba a dar los pasos correspondientes.
Pero en lugar de soluciones, a finales de ese año, oficiales del (DGI)
me citaron para conminarme a abandonar el país, con la amenaza de
encarcelarme por 15 años y hacer padecer a mi familia un calvario (cosa
que más tarde cumplirían). También me amenazó con la cárcel la fiscal
Edelmira Pedris de la Policía Política, en ocasión de acudir como
testigo en el tema de los desaparecidos durante el juicio de Sebastián
Arcos Vergnes en 1992. Mientras tanto, crecía abrumadoramente el número
de las salidas clandestinas, suceso que tuvo su clímax con los hechos
del "Maleconazo", pero ya para entonces yo estaba en prisión con la
sanción prometida.
Sobre este gobierno pesa un abultado fajo de acusaciones por los actos
criminales ejecutado para impedir a toda costa las salidas del país:
están las salidas prefabricadas por el mismo gobierno para estafar a
miles de personas que lo perdieron todo; muchas balsas y embarcaciones
de diversos portes, fueron partidas en dos o seriamente dañadas por
guardacostas que los colisionaban como impronta recurrente para
detenerlos; la festinación para impedir que la gente se les escape ha
estado por encima de la vida de las personas, incluyendo los niños, han
llegado hasta el punto de acudir al asesinato masivo: el ejemplo más
descollante es el ocurrido el día 13 de julio de 1994 cuando intentó
huir del país el Remolcador "13 de Marzo", con 70 personas abordo y fue
colisionado por la popa por el Remolcador "Polarco", quien lo partió y
lo hundió sabiendo que estaba cargado de niños, 20 de ellos perdieron la
vida, entre los 32 ahogados que hubo.
El 6 de julio de 1980 en Matanzas, ocurrió un caso de similar relevancia
en el Río Canímar, cuando la embarcación de recreo "XX Aniversario",
daba su acostumbrado paseo con decenas de familias cargadas de niños
abordo y resultó desviada de su ruta hacia los EE.UU. por unos jóvenes
militares irresponsables armados con fusiles AKM.
Ante el hecho, la reacción de las autoridades fue criminal: las tropas
guardafronteras los atacaron sin miramientos, ametrallaron la
embarcación y luego la embistieron por el costado partiéndola en dos con
un saldo de más de 30 muertos, entre ahogados y baleados; la primera
víctima en esta tragedia fue precisamente una niña de dos años
ametrallada en los brazos de su padre. ¿Dónde estaría por entonces, el
señor "periodista" Freddy Pérez Cabrera? ¿No le importó la vida de éstas
decenas de niños?
Las leyes cubanas y los que se encargan de administrarla tienen una
buena cuota de responsabilidad en esta cofradía, por un lado está su
complicidad tácita con todos estos hechos ocurridos en los que no se
exige responsabilidad a los guardafronteras ejecutores y por la otra, la
desproporción del castigo con la aplicación de la "cadena perpetua" para
los traficantes, delitos cuya sanción en casos similares de otros países
no llega a 10 años (España de 1 a 6 años). Suma además que la
festinación por capturar a estas personas, los lleva a realizar un
operativo de alto riesgo para los emigrantes, porque se basan en la
sorpresa en el punto de recogida que es donde único son susceptible de
captura.
Esta doble interacción de las sanciones exageradas y los métodos
recurrentes para detenerlos, son mezcla altamente peligrosa para la vida
de los implicados; pues en no pocas oportunidades ocurren accidentes
como el descrito. Estos accidentes no se dan en España que tiene un
problema similar con los emigrantes de África, las "pateras" no chocan o
se vuelcan en el momento que las autoridades acuden a detenerlas. Y es
que allí tanto la ley, los agentes del orden y los periodistas; profesan
respeto por la persona humana.
No obstante, ha disminuido considerablemente el número de víctimas
proporcionales de los emigrantes, pues como quiera que sea, estos viajes
son mucho más seguros que los que se realizaban en balsas en los años
90. Pero el asunto se vuelve a tornar sumamente serio, se dice que la
mafia mejicana está metida de a lleno en este jugoso asunto que ya toma
proporciones alarmantes: cientos de personas están emigrando de Cuba
cada día, –hay quien asegura que son 500 diarios– y no falta quien acusa
al gobierno cubano de estar lucrando con este asunto (una nueva versión
del departamento MX); en fin, lo cierto es que es una cifra muy grande y
preocupante, porque estamos hablando de otro puente similar al del
Mariel en 1980, pero silencioso.
De seguir por este camino habrá problemas, y estos no se resuelven
culpando a la Ley de Ajuste Cubano de Norteamérica ni ajustando los
cuentos porque serían demasiados; tampoco con represión ni largas
condenas de cárcel. Por tanto, llamamos una vez más a los que nos
gobiernan para pedirles que actúen como los servidores del pueblo que
les corresponde ser y pongan el interés común por encima de los propios,
para realizar el CAMBIO que necesita el país. ¡Esa es la única forma de
resolver el problema de verdad!
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=16169
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