Friday, June 27, 2008

"VERDADES" DE LA MESA REDONDA

"VERDADES" DE LA MESA REDONDA
2008-06-27.
José Alberto Álvarez Bravo, Secretario de Relaciones Públicas del
Partido Liberal Nacional Cubano

LA HABANA, Cuba.– Faltó el bello rostro de la Ministra de Justicia,
Maria Esther Reus, natural contrapeso al poco agraciado de Randy. En
compensación, la almibarada voz de Emilia González Pérez,
Vice-Presidenta del Tribunal Supremo Popular, TSP, atenuó la agresión
estética.

Pero así como la aspereza de un timbre sonoro no desvaloriza un mensaje
de amor, la sonriente eufonía de Doña Emilia no logró encubrir las
irritantes mentiras conque justificó su salario de amanuense.

A tres puntos de su intervención me voy a referir. Son los que ella
denomina Principios Básicos de la administración de justicia.

Con ese aplomo conque habla quien se siente asistido de la verdad, la
Vice-Ministra nos informó –quien se lo iba a imaginar- que la "justicia
revolucionaria" se rige por principios. Y los menciona: imparcialidad,
colegiación, y participación popular.

No sé a ella, pero a mí las palabras "justicia revolucionaria" me
evocan, tal vez por la aproximación fonética, los tristemente celebres
Tribunales Revolucionarios, que enviaron a la muerte a miles de
compatriotas con esa naturalidad que los cubanos decimos "como tomarse
un vaso de agua". Ya sabemos que esgrimirán sus manidas justificaciones:
la "revolución" necesitaba –sigue "necesitando"- "defenderse".

No voy a agobiar con "la historia del tabaco", ni tengo el aval de un
conocimiento exhaustivo; la generación precedente vivió aquel horror.
¿Cuántos ofrendaron sus vidas frente a los pelotones de fusilamiento,
por rebelarse contra las injusticias y atropellos del "nuevo orden"
establecido, conducta preconizada por el propio Fidel Castro?

Habría que ver la "imparcialidad" de aquellos circunspectos magistrados.
Cabría preguntarse que hubiera sucedido si alguno se hubiese atrevido a
izar su pulgar al decidir la suerte de los precondenados. Me moriré con
la duda.

Colegiación. Me huele a distribución equitativa de la culpa, histórica o
flagrante. ¿Torquemada colegiaría sus decisiones? (conocidas de
antemano; firmado, Perogrullo). Aritmética elemental: repartida entre
cinco, me toca el veinte por ciento. Pesa cinco veces menos. Tal vez no
me aplaste.

Participación popular. Más claro ni el agua. No somos nosotros, la
nomenklatura y sus testaferros; es el pueblo. Es la soberana expresión
de la voluntad popular; de nosotros difamarán nuestros pérfidos enemigos
todo lo que les de la gana, pero lo que no podrán decir es que no somos
devotos del respeto a la voluntad del pueblo.

Otra gema de la facunda Emiliana. No hay obediencia jerárquica en
nuestros paradigmáticos tribunales. Ni en otras anatomías de nuestro
organismo social. Gracias por la información; cretino como soy, no me
había dado cuenta que estoy viviendo en el santuario de la acracia. Y
todavía dicen nuestros enemigos que nuestro régimen es totalitario. Como
no escuchan a nuestro amado y querido líder, no lo han oído decir: "-yo
no mando; razono, medito, y doy "consejos".

Para terminar con la adorable Emilita, que fue la primera en
descubrirnos que tienen hasta un Código de Ética. Quien lo diría.
Siempre le oí decir a Liborio: "-el papel aguanta lo que le pongan".
¿Existirá algún Código del Verdugo? No habría que asombrarse; en este
mundo loco, -como dice el cantante español Miguel Ángel- "nada es
imposible, todo puede ser".

Entre otros divertimientos, disfrutamos la docta disertación del Doctor
Armando Torres Aguirre, Presidente del Tribunal Provincial de Ciudad
Habana. Amigo de un amigo, por más señas. Por si no bastaran, agregó
otros abalorios al quincallesco ajuar tribunalicio: independiente,
libre, y equilibrados por el "principio de proporcionalidad", engañifa
conque se encubre el decorativismo de los jueces legos.

Cuando nací, ya mis abuelas habían partido; tal vez, "canturreando". Eso
me libró de la inevitable hipérbole. Pero la verdad es –(falsa) modestia
aparte- que YO soy un tipo MUY inteligente. Se me ocurren unas químicas,
que si me pongo, descubro la piedra filosofal.

Si Usted tuvo la pachorra de leer hasta aquí, le voy a regalar un tesoro
más fabuloso que el de Creso. Es una fórmula mágica, pero solo le voy a
pedir a cambio que no me la divulgue, porque quiero patentarla. Tiene un
nombre un poco largo, pero ya se ve que Usted es un/a lector/a muy tozudo/a:

FÓRMULA INFALIBLE PARA DISPARARSE UNA MESA REDONDA DE PRINCIPIO A FIN,
CON REFLEXIONES DEL COMANDANTE EN JEFE Y SONRISITAS RANDIANAS INCLUIDAS.

Allá va eso: vierta en un recipiente medio litro de acetato de
polivinilo; como es muy posible que el bloque le haga imposible
conseguirlo, resuelva con un similá (como dice el chino) –no me refiero
a Raúl; no me quiero "meter en candela"-: almidón de yuca.

No me la siga poniendo difícil, compadre, ya sé que el salario del mes
no le alcanza para las cuatro libras que necesitaría. Bueno, vamos a
resolver a lo cubano: busque una guasima (no es para que se ahorque),
hágale unas incisiones en la corteza y recoja igual cantidad de baba (no
sirve la de los discursos sobre los "éxitos y logros").

Frote el fondo de una silla de madera con una lija gorda hasta hacerle
poros. Encuérese. Con una brocha de cuatro pulgadas (no joda tanto con
el cuento del bloqueo, que donde nace un comunista, ¿mueren? las
dificultades), aplíquese abundante pegamento alrededor de ese orificio
que es de mal gusto mencionar. Como medida de seguridad, ponga un cubo
viejo frente a la silla y tenga a mano un frasco de Novatropin.

Otra virtud mía. Soy capaz de hacer confesiones delicadas. Íntimas, si
lo prefiere. Por hacerme el fino, me unté Cola loca, y me disparé la
Mesa de Plomo del 19 de junio: todavía tengo irritados los ojos. Todos.
¡Como se me puso "aquello"! "-tres meses durmiendo bocabajo". Sádica la
doctorcita.

Caro el precio, pero útil por haber aprendido algo nuevo. Los músculos
faciales también se entrenan. Y no lo aprendí con algún atleta o
fisiculturista, sino con el Presidente del Tribunal Supremo Popular, Dr.
Rubén Remigio Ferro.

Supe, por ejemplo, que los músculos que controlan el labio superior,
"-la bemba de arriba", me dice el vecino- con el ejercicio adecuado se
fortalecen increíblemente. En el caso del ilustre Señor Ferro, los
músculos que controlan su labio superior -¡no, tú está loco, es
desacato!- están lo suficientemente endurecidos para permitirle no solo
levantar su descomunal mostacho sino, además, hablar. Y cuanto. Mis
notas a vuelapluma: "impartir justicia", "celeridad", "profesionalidad",
"pruebas", "garantías", "decisiones justas" "postura incorruptible",
"pérdida de confianza".

Otra virtud: soy muy considerado. Mis "trovas" se reducen a una
cuartilla. Pero a veces hay que abusar un poco, porque si no, el tema se
queda "mocho". Este es uno de esos casos.

Como ya no me quedan ganas ni tempo para seguir con esto, voy a ir
cerrando el tema, por lo que me voy a referir "brevemente" a algunos
tópicos de la farragosa intervención del hombre del bigotazo.

Según él, una de las tantas virtudes de la "justicia revolucionaria" es
la celeridad conque actúa. Sí, en efecto, es como para desternillarse de
risa, si no fuera por sus dramáticas consecuencias. Comparar la lentitud
de otros países con el nuestro, que es un sistema de "matando y salando".

A mi me parece todo lo contrario. Nuestros tribunales tardan no menos de
un mes para notificar una sentencia dictada antes de comenzar el
"juicio". En el sistema procesal vigente en materia penal, es
prescindible la prueba concluyente, otra de las garrafales erratas del
máximo responsable del Poder Judicial castrista.

Quien le dijo que los tribunales necesitan más pruebas que la palabra
del fiscal. Y a veces ni eso, como en el caso del joven Carlos Denis
Crespo, víctima de un brutal atropello a su inocencia en una burda
parodia judicial –del tipo de La Tremenda Corte-, protagonizada por el
Licenciado Miguel García López, de la Sala Tercera de lo Penal del
Tribunal Popular Provincial de Ciudad Habana.

El hombre mencionó la palabra "garantías". La busqué en el diccionario
de sinónimos de la justicia cubana actual. Tuve que remitirme a la foja
37/53 para encontrarla. Con "decisiones justas" tuve más suerte: la
busqué en el diccionario de antónimos de la actual justicia cubana, y la
encontré en la foja 171/99, Sala de Delitos Contra la Seguridad del
Estado, del Tribunal Popular Provincial de Ciudad Habana, donde dos
inocentes –Datan Díaz y Jaiminy Castillo- fueron condenados a doce años
de privación de libertad, después de haber recibido el primero brutales
golpizas por parte del Teniente Navas, de la Unidad Policial de Alamar.
El protagonista de este canallesco acto de barbarie judicial, lo fue el
Lic. Placido Batista Veranes.

No puedo soslayar otra de mis grandes virtudes. Soy un tipo con un
altísimo sentido del humor, porque soy tremendo buen cubano. Si mis
padres no hubieran sido analfabetos, mi nombre sería Narciso, pero
admito –humildemente- que no hay en Cuba (ni en la diáspora) quien sea
más jodedor (desenfadado) que YO. Bueno, como otra de las virtudes –si
la escribo con mayúscula, creerán que es una calle de La Habana- que
adornan mi incomparable persona es la franqueza, tengo que admitir que
el Señor Ferro es más… bonchista que yo.

Veamos con la que "se apeó": "-su postura incorruptible (de los
tribunales) ha impedido la perdida de confianza (por parte del pueblo)".
Quienes no conocen la (grisura de la) vida en Cuba, no podrán entender
la importancia de estas palabras. Más efectivo que inhalar media
tonelada de gas hilarante. Más chistoso que el veintiunico programa
humorístico Deja que yo te cuente. Como se habrá reído la (poca) gente
que lo vió; sobre todo los que han tenido que "luchar" los cuatrocientos
o quinientos "fulas" para "tocar" a los robespierres del Sacro Imperio
del Plátano Burro.

Para datos adicionales, localizarme (por ahora) en Edificio E-1, apto.
29, zona 10, Alamar, Habana del Este, Ciudad Haban, GULAG (fe de errata,
Cuba). Teléfono: 762 12 86 (con extensión en Villa Marista).

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=15995

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