Tuesday, April 01, 2008

Vuelo rasante

1 de abril de 2008

Vuelo rasante
TINTA RAPIDA


RAUL RIVERO

El grosero trabajo de la propaganda es pervertir la realidad. Ofrecer a
los ingenuos, a los lectores cautivos y a los ciegos que se niegan a
quitarse las nubes de las cataratas de los ojos, una imagen falsa de la
vida y, lo que es peor, también de la muerte.

Algunos especialistas, formados en los principios básicos de viejas
escuelas del este de Europa, con la aportación de experiencias o
repuntes nacionales y un colorete romántico del trópico, son capaces de
engañar a muchos durante mucho tiempo. Demasiado tiempo.

Lo ideal para que esa máquina elabore una ilusión y funde un reino de
felicidad sobre la tierra devastada y la desdicha es que no haya ninguna
interferencia. Nadie, ni un solo cascarrabias, ni un majadero con la
obsesión a empañar las imágenes. Un insolente dispuesto a arriesgarse
por cambiar las láminas con banda sonora que salen todos los días de los
talleres y los laboratorios a cubrir la verdad, los lamentos o las
rebeldías.

Esa propaganda, la populista y escandalosa hopalanda de los
totalitarios, lo mismo retrata a un niño que a una orquesta sinfónica.
Presenta al hambre con un timbre de orgullo y a la libertad como un palo
de escoba con plumas de guerrero.

Tiene cómplices que usa a discreción, pero prefiere -aunque parezca
extravagante- el silencio y los altavoces. Uno, para ocultar, esconder y
disimular. Los otros, para que repitan y lleven lejos sus globos de colores.

Por ejemplo, ahora consigue que se publiquen como éxitos del Gobierno
cubano que los ciudadanos de ese país puedan comprar sus medicinas en
cualquier farmacia. Que se les permitirá dormir en los hoteles y
adquirir un teléfono móvil. Esa es su forma de usar los megáfonos,
aunque aclaren que el salario medio está entre los 12 y los 50 euros.

El silencio ha servido para que no se conozcan las cifras del desempleo,
los números amargos del subempleo y los inventos criollos de las
personas para sobrevivir.

Ni una palabra de los cantores sobre los jóvenes que recogen
electrodomésticos de los años 50 para repararlos y salir a tratar de
venderlos. Nada sobre los que van a los ríos, charcas y lagunatos a
buscar gusarapos para cambiárselos por algo a los pescadores.

No hay una sola línea en los periódicos sobre los revendedores de
periódicos, que se ganan 20 centavos de peso cubano (24 por un euro) en
cada uno. No hay un párrafo de los que viven de fregar calderos
tiznados. O de los miles de hombres y mujeres que apuntan terminales
para la lotería clandestina. O de los que viven de comerciar un
cigarrillo a 35 centavos.

La propaganda los esconde, pero ellos viven. Son muchos y quieren
libertad para ganarse la vida con decencia. Después, quizás, un móvil
para comunicarle al mundo la buena nueva.

http://www.cubanet.org/CNews/y08/abril08/01inter1.html

No comments:

Post a Comment