Saturday, March 22, 2008

Cuba: callejón con salida

Marc Paso Mateu - La Habana - 21.3.2008
Enfoque
Cuba: callejón con salida

La Habana es el centro cultural de una Cuba en la que todos tienen la
posibilidad de producir, pero muy pocos la de expresar.
Welcome to Callejon (Photo: ©Marc Paso Mateu)
Una extraña mezcla de mango y gasolina impregna todo el ambiente. Así
huele la Habana. La maltrecha y desteñida fachada de sus edificios
señoriales alarga su decadente sombra en esta ciudad de contrastes, que
esconde en el interior de su laberíntico entramado urbano pequeños
tesoros. El mayor de ellos, sin duda, es el Callejón de Hamel, un
enclave policromático en medio del gris y apagado barrio de Cayo Hueso:
es el primer mural exterior dedicado a la cultura afrocubana.

Callejon de Hamel (Cuba) - Indianapolis Museum of Art

Ca(lle)jón de sastre

Este espacio multifacético sirve de canalizador de todo tipo de
expresiones artísticas. Dibujos de santería -Orishas (santos), Nkisis
(espíritus) y dioses- y estilográficos pensamientos existenciales,
cubren las paredes de este pasillo comunal.

Escultóricas figuras escapan de la pared dando vida a los Niños de
Hamel. Según cuenta la leyenda, entran y salen del callejón sin ser
vistos, mientras juegan y se entretienen con las estructuras de
materiales reciclados que visten la calle. Huevos de pascua que esconden
líneas telefónicas, viejas bañeras espaciales que sobrevuelan nuestras
cabezas, colosales tótems en busca del reino celestial o un omnipresente
ojo mural que acecha las curiosas retinas…

El artista crea para su comunidad

En la entrada una caseta ofrece elementos de santería: semillas,
collares, raíces y mejunjes. Esa creencia de la encarnación de los
espíritus en la naturaleza nace de la religión católica y las deidades
africanas, donde confluyen brujería, superstición y rituales. A ese
mágico puestecito, le sigue el estudio-taller Merceditas Valdés. Es
desde este santuario que el camagüeyano Salvador González Escalona
levanta y ofrece su obra. La vocación artística de este escultor y
pintor -que abreva en la tradición afrocubana- y su estrecha relación
con el ser humano, hacen que construya desde hace más de 20 años una
realidad para el uso y disfrute de la comunidad local, que sufraga con
sus propias obras. "El objetivo de mi proyecto es brindar el arte
creador al pueblo, porque forma parte de su propia identidad…", nos
comenta. Lejos de limitarse a las salas de exposición, el callejón
permite, un sinfín de actividades educativas y recreativas, dirigidas
ante todo a los más jóvenes. La comunidad organiza representaciones de
teatro, lectura de cuentos, talleres de pintura y conciertos. El ritmo
protagonista son los sones tradicionales cubanos (boleros, feeling,
swing, danzones), que rememoran tiempos de inquietud política y
esplendor musical.


Comunidad y Comunismo no son lo mismo

La filosofía mural en Hamel adquiere una dimensión nueva. A diferencia
de lo que uno pude apreciar en las revolucionarias paredes y fachadas
cubanas, el arte urbano propuesto por Salvador pretende mostrar valores
éticos e históricos, a la vez que estéticos. La situación del arte en
Cuba, tan a merced de los mecanismos de poder, se enmascara en promesas
discursivas con aquello de "...dentro de la revolución: todo; contra
ella, ningún derecho". La "cúpula" disuelve cualquier intento de salirse
del lienzo revolucionario, controlando sus cerca de 200 instituciones
artísticas y la posterior producción de sus obras.

En 1989, se adoptó la organización de trabajos por Proyectos y Programas
de desarrollo cultural. Así nació en 1990 el proyecto Callejón de Hamel.
Coincidió con un momento de crisis en que Cuba quedaba aún más aislada
del mundo al desaparecer la URSS. Esta iniciativa, junto con los
proyectos El Callejón del Poeta, La Casa del Niño y la Niña, o el Taller
de Transformación Integral, entre otros, aportan una opción artística y
recreativa a la que se le atribuye el mérito de reducir la delincuencia
juvenil.

Hamel, traficante y héroe

En un rincón, integrado en el mural, un anciano relata, si de una
antigua historia de piratas se tratara, cómo nació y se formó este
pequeño paraíso artístico: "Fernando B. Hamel, famoso traficante de
armas franco-alemán de finales del S. XIX, tras intentar alcanzar
Florida, llegó casi por casualidad a la costa noroccidental de Cuba
huyendo de las tropas norteñas de los EEUU". Hamel se estableció cerca
de la entonces modesta población de La Habana, en donde poco a poco fue
erigiéndose en un respetado y próspero hombre de negocios. Estableció
una pequeña fundición y una colonia en la que sus trabajadores
-africanos y chinos en su mayoría- disfrutaron de confortables
viviendas, algo inusual en la época. Tras la crisis de 1929, Hamel lo
perdió todo y desapareció sin dejar más huella que la del recuerdo.

http://www.cafebabel.com/en/article.asp?T=A&Id=3130

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