Friday, February 01, 2008

Sin blumer en el socialismo

31 de enero de 2008

Sin blumer en el socialismo

Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, enero (www.cubanet.org) El socialismo es la peor
medicina que nos han dado a tomar en la vida del cubano. Mucho más en el
invierno, porque gracias al castrismo vivimos sin calentadores
eléctricos o de gas. Sólo un cubo con unos cuantos litros de agua
caliente para el baño.

Pero además, el socialismo es también lo peor, si nos referimos a la
ropa interior de las mujeres pasaditas de peso y con más de cincuenta
años. En las tiendas recaudadoras de divisas es casi imposible comprar
un blumer (panty). No los hay. Tampoco un calzado adecuado para personas
de la tercera edad, principalmente del sexo débil.

Mi hijo, que vive en Miami, no concibe que yo no tenga blumers, como
llamamos en Cuba a los panties. Se los he pedido varias veces, pero
nada, se olvida. Y es razonable. ¿En qué cabeza cabe que las mujeres
cubanas que ya no somos jóvenes, andemos a la bartola, sin blumers, como
si hubiéramos perdido el pudor?

Afuera, en los países civilizados donde las economías de mercado se
encargan de comercializar todo lo que el ser humano necesita para vivir,
pensarían que exagero cuando digo que, pese al empeño del gobierno
cubano en recaudar divisas, y pese a que los viejos somos gran parte de
la sociedad -según las estadísticas del régimen, la población envejecida
constituye el 16,4 por ciento- , los gerentes encargados de hacer las
compras para abastecer el mercado de Fidel Castro, se olvidan de que
tienen madre, de que sus compañeros de trabajo tienen madre, y de que
los amiguitos de sus hijos, en las escuelas, también tienen madre y abuela.

Y no sólo las abuelas gorditas necesitan blumers. También muchas
jóvenes, porque la mujer cubana es bien despachada de trasero, algo que
llama mucho la atención al europeo.

Me dice una vecina, no me crean si quieren, que hace más de veinte años
que no usa blumers, porque ni tela apropiada ha conseguido para hacerlos
en casa.

-¿Y cómo te las arreglas para caminar? –le pregunto.

-Me he acostumbrado –me responde.

Entonces llego a casa, miro mis blumers viejitos enviados por mi hijo
desde Miami hace más de dos años, y me digo que no estoy tan mal, que no
tengo por qué quejarme. En definitiva, hasta el propio Fidel Castro
señaló hace algunos días en sus periódicos que la escritora de radio
Iris Dávila, quien murió a los 89 años por esos días, vivió 49 años de
castrismo en La Habana sin haberse quejado nunca. Quizás Iris tampoco
tenía blumers que ponerse, aunque lo dudo, siendo la madre de Carlos Lage.

Esperemos que para el 2025, cuando Cuba se haya convertido en un pueblo
de veteranos, porque uno de cada cuatro cubanos sobrepasará los 60 años,
según pronósticos oficiales, ya no haya socialismo y las cubanas tengan
blumers.

http://www.cubanet.org/CNews/y08/en08/31a8.html

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