Wednesday, January 23, 2008

Erecciones del Poder Popular

Política
Erecciones del Poder Popular

Los ciudadanos acudieron a la farsa electoral con más datos sobre los
programas de Obama y Clinton, que de los proyectos de sus presuntos
representantes.

Eva González, La Habana

lunes 21 de enero de 2008 6:00:00

Ni aun concluidas las "elecciones grandes", es decir, con el anuncio de
los deportistas, artistas, militares, científicos, albañiles, en fin,
los candidatos del pueblo que nos "representan" para "gobernar", en lo
que alegre y eufemísticamente llaman aquí nuevo período de mandato, los
medios de comunicación han dejado sus campañas en torno a las
"extraordinarias cualidades revolucionarias" de los diputados, su
estrecha vinculación con las masas y la "impoluta transparencia" del
proceso.

Para acentuar las bondades del sistema electoral y hacer más evidente el
contraste, casi a diario se ha publicado la marcha del proceso
eleccionario en Estados Unidos, con su descomunal costo económico y las
reñidas disputas entre los principales candidatos a la presidencia.

Sin embargo, tanto las informaciones publicadas sobre las elecciones en
la Isla, como de Estados Unidos, lejos de aclarar las ventajas de
"nuestro purísimo proceso", suelen despertar cuestionamientos que no
encuentran respuesta ni siquiera en las lecciones cívicas que, de tarde
en tarde, ofreció el culto presidente de la Asamblea Nacional, Ricardo
Alarcón de Quesada, en entrevistas u otras presentaciones a propósito de
la "fiesta de la democracia", cuyo momento culminante transcurrió ayer.

Por ejemplo, llegamos a saber cuál es el programa de gobierno que
propone el joven Barack Obama y las promesas de su contendiente por el
partido demócrata, Hillary Clinton. También la plataforma de John
McCain, uno de los representantes fuertes del partido republicano.
Además, los temas de su programa: los demócratas hablan de la situación
económica, la guerra de Irak y la atención a la salud. Los republicanos,
por su parte, además de economía y guerra, dan prioridad a la
inmigración ilegal y las amenazas terroristas.

La experiencia inestimable de la Quirot

Todavía no sabemos qué opinan los flamantes diputados de la Asamblea
Nacional sobre política exterior. Ni qué proponen para revertir los
agudos problemas económicos y sociales de la Isla, o sus planes para
lograr una distribución real y justa de los beneficios que se derivan
del magnífico crecimiento económico informado al cerrar 2007. Tampoco
sus ideas o proyectos sobre cuándo nos permitirán salir y entrar
libremente del país, o disfrutar todos los privilegios que hoy sólo
tienen turistas y dirigentes.

Como electora, me hubiera gustado conocer —por mencionar algún caso— el
contenido de trabajo de la ex atleta Ana Fidelia Quirot, diputada por el
municipio habanero de San Miguel del Padrón, cuya síntesis biográfica
publicada en el periódico oficialista Granma refiere que su ocupación es
"gloria deportiva". ¿Cuál es su experiencia política? ¿Qué puede aportar
a los destinos de Cuba semejante labor?

En una entrevista publicada en Juventud Rebelde el pasado 13 de enero,
Alarcón calificó las elecciones como "un acto de libertad ciudadana (…)
en la tradición revolucionaria democrática del país y sus desafíos hacia
el futuro". Sostuvo que los "precandidatos a delegados provinciales y
diputados" habían sido propuestos por "las organizaciones sociales (¿?)
en las que se agrupan los trabajadores, las mujeres, los campesinos, los
estudiantes". Y añadió que "quien decide sobre esa candidatura es la
asamblea municipal, cuyos delegados fueron elegidos de manera directa
por el pueblo".

Como el argumento de la nariz de Cleopatra, a juzgar por tan elevado
nivel de inferencia: resulta que usted elige al infeliz delegado de su
circunscripción para que se ocupe de resolver el tema de la cañería de
albañales, que está rota y vierte a su calle desde hace más de cinco
años, o para que hale las orejas a los panaderos (sólo hasta ahí hacemos
"política" los cubanos), y a la larga, eso significa que usted ha tomado
parte efectiva en la elección de los diputados.

Otro tema muy discutible es el de quienes representan territorios en los
que no residen. Muchos son absolutos desconocidos, salvo por lo que
rezan sus "biografías" oficiales, única referencia de los electores a la
hora de votar. La respuesta de Alarcón es una clase magistral de
cinismo. Resulta que tal contradicción es sólo aparente, se trata más
bien de "un reto" en el que debe primar "la sabiduría, el equilibrio"
(¿de ellos o de los votantes?), porque ese diputado no sólo representa
los intereses de una porción del territorio nacional, ya que "a la hora
de legislar no puede pensar en términos estrechos, de un municipio, de
un distrito…", dijo.

Legislar, un concepto fantasma

Más allá de la "función extraterritorial" de los diputados, esbozada por
Alarcón, cabe preguntarse: ¿será que entre los cambios que se fraguan
desde las alturas, según se rumora, se incluye que al fin los diputados
"legislarán" realmente?

En tal caso, no parece haber muchos diputados capacitados para esta
misión. ¿Alguien puede imaginar en esa tarea a Randy Alonso o a Ariel
Pestano, catcher de la selección nacional? No se me ocurren mejores
ejemplos para ilustrar semejante despropósito. Aunque, en buena lid,
tampoco podría encontrarse una buena representación de "legisladores"
entre los antiguos y presentes representantes del gobierno.

Siguiendo el hilo de estas reflexiones, ¿cuáles son las cualidades del
estelar pelotero Javier Méndez, además de sus indiscutibles méritos
deportivos y su tendencia a la violencia —recuérdese el encuentro entre
Cuba y los Orioles, en Baltimore—, para representar los intereses de los
ciudadanos?

Que entre los diputados figure una chofer de camión, ¿es una
demostración de democracia, igualdad de género y pluralidad? Las
posibles preguntas serían muchas y variadas, pero la respuesta siempre
es la misma: se trata del ejercicio democrático de los revolucionarios,
la salvación de la patria, la independencia de "todos los cubanos",
aunque el adjetivo "revolucionario" baste para demostrar el carácter
excluyente de la política oficial.

Más de lo mismo

En realidad, el Partido Comunista nomina, elige, controla, decide y
legisla. El dictador histórico y sus segundones utilizan el discurso
engañoso de siempre para aferrarse al poder. Eso sí, "nuestros
candidatos" —al contrario que los estadounidenses— no precisaron
desembolsar millones para su campaña política: todo corrió a cuenta del
Estado, que parasita sobre la economía de la nación (remesas incluidas,
lo que convierte a la economía norteamericana en contribuyente indirecta
de las elecciones cubanas).

En definitiva, aunque se afirma que este proceso "eleccionario" se
desarrolló en un escenario "nuevo", debido a la forzosa ausencia y
eventual "retiro" del líder histórico, no hay hasta ahora ningún
elemento que justifique las expectativas de algún giro novedoso.

Esto tiene que ver con las esperanzas que tiene la opinión pública…
extranjera. Los ciudadanos sabemos que tanta alharaca sólo anuncia más
de lo mismo: los diputados son otros y los de siempre, todo a la vez:
los fieles, los sumisos, obedientes, los que "legitiman" la sucesión sin
chistar, los que asienten ante cada orden del poder.

Ayer, un enorme rebaño temeroso acudió a las urnas y votó masivamente
por el "todos unidos", lema extraído de un discurso del Comandante en
1993, y desempolvado para la ocasión a falta del añejo actor y guiones
nuevos.

Las "elecciones" no marcarán ningún punto de inflexión en la realidad
nacional. Habrá que estar atentos a los signos de este nuevo año: los
cambios que con toda seguridad se producirán en la Isla, no serán
protagonizados por estos pálidos y anodinos "representantes del pueblo".

Dirección URL:
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro-en-la-red/cuba/articulos/erecciones-del-poder-popular

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