Un proyecto del pueblo
Por Armando Añel / Diaro Las Américas
En Cuba no sólo se requiere valentía, sino mucha imaginación para hacer
política. Es decir, para hacer oposición a la política totalitaria del
castrismo. La iniciativa "Con la misma moneda", como parte de la cual
representantes de la Federación Latinoamericana de Mujeres Rurales
(FLAMUR-Cuba) entregaron este miércoles a la "Asamblea Nacional del
Poder Popular" cerca de once mil firmas -la Constitución castrista exige
diez mil para considerar una iniciativa de ley-, es un ejemplo de
proyecto inteligente, imaginativo, puesto al servicio de la embrionaria
sociedad civil de la Isla o, más sencillamente, del pueblo cubano.
"Con la misma moneda" es un proyecto encaminado a exigir la eliminación
de la doble moneda en Cuba. Ya se sabe que en la Isla el peso cubano
juega un papel meramente simbólico en buena parte de las compras,
transacciones y operaciones monetarias al uso. La población, salvo
excepciones muy puntuales, cobra en pesos cubanos sus servicios al
Estado –prácticamente el único empleador y propietario en la Isla-,
mientras, contradictoriamente, el Estado cobra a la población una
considerable porción de sus servicios, desde los trámites migratorios
hasta la venta de ropa y productos de primera necesidad, en pesos
convertibles.
Esta última moneda, creada en 1994, tiene un valor 24 veces superior al
peso común, con el que los atribulados cubanos de a pie apenas si pueden
adquirir los productos alimenticios básicos que consumen durante una
semana. El resto del mes dependen del peso convertible, o su equivalente
en la desvalorizada moneda tradicional, para alimentarse.
"Reclamamos para toda la nación la aceptación del peso cubano (no
convertible) como forma de pago en todos y cada uno de los
establecimientos de la Isla, sin excepción de ningún tipo", se señala en
el anteproyecto de ley entregado por las mujeres de FLAMUR-Cuba a la
Asamblea Nacional, junto a las miles de firmas antes mencionadas.
"Queremos que acabe el apartheid económico que existe en este país",
exigió María Antonia Hidalgo, una de las miembros de la organización que
viajó desde la provincia de Holguín, en el extremo oriental de la Isla,
hasta La Habana, para entregar las rúbricas.
Claro que el hecho, trivial en el Occidente civilizado, de entregar un
pedido ciudadano a organismos gubernamentales, no es cosa de coser y
cantar en Cuba. Allí las instituciones creadas por el castrismo tienen
como objetivo fundamental controlar y/o reprimir a la población, no
satisfacer sus necesidades e intereses. De manera que la noticia de que
al menos cinco mil firmas se perdieron o fueron requisadas por la
policía política durante la campaña "Con la misma moneda", no deja de
resultar un lugar común.
FLAMUR-Cuba, fundada hace más de diez años, es una organización
disidente enfocada en mejorar las condiciones de vida de las mujeres
cubanas, desarrollar la iniciativa individual y combatir la violencia de
género. Cuenta con varios miles de miembros y 17 sedes en todo el país.
La institución, en palabras de su directiva, fue creada además "con el
objetivo de insertarnos e interesarnos por la problemática de
Latinoamérica, para que ella a su vez se interese por la nuestra".
En un país como Cuba, en el que décadas de totalitarismo han desactivado
los mecanismos estructurales y sicológicos de participación ciudadana,
fomentando una cultura de la desidia y el relativismo, iniciativas de
esta clase pueden sustituir con ventaja propuestas opositoras más
politizadas, o de naturaleza más conceptual. La campaña de FLAMUR-Cuba
tiene un carácter marcadamente social, más apremiante y concreto que el
de sus parientes tradicionales. Corteja a los incrédulos y los invita a
participar de un proyecto común. No aboga por los derechos humanos en
abstracto –concepto que la mayoría de la población cubana, nacida en el
marco de una sociedad secuestrada por el Estado, apenas si maneja-, sino
por derechos tan comprensibles como el de poder subsistir en moneda
corriente: en la moneda en que percibe sus salarios el pueblo.
"Con la misma moneda" es un proyecto eminentemente popular.
Probablemente sea por ese camino que la oposición cubana logre conectar
con el grueso de la población, o al menos con sus estamentos más
resueltos y desinhibidos.
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