Monday, October 08, 2007

Un estado despótico a la antigua

POLITICA
Un estado despótico a la antigua

Laritza Diversent

LA HABANA, octubre (www.cubanet.org) - Hace 6 mil años se registraron en
la historia de la humanidad las primeras organizaciones políticas. Estas
surgieron y se desarrollaron en el antiguo Oriente: China, Egipto,
Mesopotamia e India.

Estos primeros estados se catalogaron como despotismos orientales,
principalmente porque su estructura económica se basaba en la
explotación generalizada de los miembros de la sociedad.

En plena modernidad, luego de 6 milenios de desarrollo humano, se
evidencia una forma evolucionada de estas primeras organizaciones
políticas: el estado socialista cubano.

El atraso económico, la insatisfacción de las necesidades, la
estratificación social, la presencia de sectores capitalistas en la
economía nacional, son pruebas fehacientes del fracaso e inviabilidad
del socialismo en Cuba como sistema político y de la ideología que lo
sustenta.

La declaración constitucional del carácter irrevocable del sistema en la
nación prueba que el ideal comunista cumple en el presente la misma
función que realizaba la religión en las sociedades orientales antiguas:
reafirmar el sentimiento de inmutabilidad del régimen despótico.

Este ideal constituye, además, un instrumento de dominación de la
oligarquía burocrática que busca el sometimiento del pueblo cubano al
gobierno. También justifica ideológicamente la explotación económica de
los ciudadanos.

La indefinición de la forma de estado y de gobierno de Cuba prueba otra
de las semejanzas. Ambas formas de organización política presentan una
compleja estructura de gobierno y administración, con una complicada
jerarquía burocrática de forma piramidal que culmina en un soberano,
centro del poder público estatal. Este extorsiona a la población sobre
la que ejerce su explotación al amparo de sus funciones útiles como
organizador de la producción y la administración.

En el plano social, coinciden los antagonismos y diferencias de clases
con la inexistencia de la propiedad privada individual. La propiedad
está en manos del estado y su máximo representante.

En Cuba, la falta de sentimiento de pertenencia, las limitaciones a las
facultades inherentes al derecho de propiedad, en la que los ciudadanos
cubanos figuran como titulares individuales y colectivos, nos demuestran
que el titular exclusivo de todo cuanto hay en el país, incluso de los
bienes individuales de la población, es el estado.

En la Antigüedad, los miembros de la comunidad cultivaban para sí y para
el soberano. Este se valía de medidas coercitivas (contribuciones
tributarias) para obtener el plus producto. Las grandes obras públicas
(las pirámides de Egipto, la Gran Muralla China, los Jardines Colgantes
de Babilonia) se construyeron con el trabajo forzado de gran parte de la
población, que estaba obligada a realizar prestaciones de servicio personal.

En el socialismo cubano, el pueblo es obligado a trabajar para sí y para
la clase política que representa al estado. Los logros sociales y los
millonarios recursos que se invierten en la guerra ideológica entre el
comunismo de Castro y el imperialismo de Bush son conseguidos gracias al
capital social obtenido por la explotación económica de todos los
miembros de la sociedad.

En Cuba, obreros, campesinos y estudiantes son obligados a trabajar. En
algunos casos, tienen que hacerlo de forma gratuita. Principalmente el
estudiantado no recibe remuneración por ello. Todo para obtener recursos
que beneficien más a otros pueblos del Tercer Mundo que a la misma
población cubana.

Lo expresado aquí demuestra la demagogia contenida en el preámbulo de la
Constitución Cubana cuando dice: "que sólo en el socialismo y en el
comunismo, cuando el hombre ha sido liberado de todas las formas de
explotación, de la servidumbre, de la esclavitud, se alcanza la dignidad
del ser humano" y que "nuestra revolución elevó la dignidad de la patria
y del cubano a superior altura".

Estas coincidencias entre estados que pertenecen a diferentes momentos
históricos, unos en los finales del siglo V, IV milenio antes de Cristo,
el otro en pleno siglo XXI, demuestran que el comunismo sigue siendo un
sueño irrealizable.

El socialismo, como sistema político, en lugar de traer progreso social
y económico, nos ha retardado en todos los sentidos. Ha trabado el
proceso evolutivo hacia una sociedad superior, justa y equitativa.

El estado cubano es un estado despótico a la antigua. Una dictadura que
extorsiona y explota a nuestro pueblo.

http://www.cubanet.org/CNews/y07/oct07/03a6.htm

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