Ayuda millonaria para Cuba
ALEJANDRO ARMENGOL
Hay un plan que busca recaudar $300 millones para ayudar a la economía
de Cuba durante la transición, mediante el otorgamiento de pequeños
préstamos para el establecimiento de negocios. La inciativa ya cuenta
con el apoyo del banco Compartamos, la mayor institución dedicada al
otorgamiento de micropréstamos en Estados Unidos. Estos préstamos, por
un valor de $50 millones, serían financiados por bancos privados. Además
se intenta crear un fondo empresarial de $300 millones, con la
participación de los gobiernos estadounidense y europeos para asistir a
las empresas cubanas.
No, la propuesta no fue formulada por el presidente George W. Bush.
Existe desde antes que éste pronunciara su último discurso sobre Cuba en
el Departamento de Estado. Si usted no conoce más detalles sobre la
misma es sencillamente porque en esta ciudad no se le ha dado la
importancia que merece. Ello no le resta un ápice de importancia, ni
disminuye su valor como una idea válida, cuidadosamente formulada y a
prueba de sospechas de corrupción. Es la creación de exiliados cubanos.
No fue necesario que un mandatario extranjero la formulara, no hicieron
falta promesas electorales para lograrla.
El Cuba Study Group (CSG) tiene el objetivo de ayudar a la recuperación
económica de la isla. Su interés es ayudar a los negocios pequeños y
medianos en Cuba, a través de inversiones de capital, préstamos,
asistencia técnica y capacitación. Para otorgarle una mayor
transparencia y legitimidad a este ''plan de fondo empresarial'', los
miembros del CSG (Grupo de Estudios Cubanos, en español), han declarado
públicamente que no tienen ningún interés financiero en el fondo.
Por supuesto que el programa requiere cambios políticos de importancia,
tanto por el gobierno cubano como por el norteamericano. De momento, ni
La Habana ni Washington parecen dispuestos a esos cambios.
Una de las mayores virtudes de la propuesta del CSG es que enfatiza la
cooperación en lugar de la confrontación. También que su estrategia está
destinada a crear las condiciones favorables para el cambio. Apuesta al
futuro y no al lenguaje caduco de la guerra fría.
El último discurso del presidente Bush es todo lo contrario: retórica,
inexactitudes y repeticiones. Extraña fórmula esa, la de apelar a un
futuro democrático para una nación cuando se recurre a una práctica
antidemocrática. Para la elaboración del texto, sólo se tomaron en
consideración las opiniones favorables a la línea mantenida en la Casa
Blanca en los últimos años, que no es más que un reflejo de las
opiniones expresadas a diario en una emisora radial de esta ciudad. Ya
no puede afirmarse que La Pequeña Habana tiene secuestrada la política
de Washington hacia Cuba. Hay que ser más específico: la estrategia
hacia La Habana se define en Radio Mambí. Llama la atención que en su
última visita aquí el mandatario se reuniera sólo con 10 exiliados
cubanos. A tan reducido grupo se limitan sus consultas. Fuera de las
consultas no sólo quedaron líderes comunitarios como Joe García y Raúl
Martínez, sino también eminentes empresarios locales.
El resultado es un discurso del que una de sus más importantes
reacciones en Cuba ha sido la burla, además de hacerle el juego al
lenguaje de plaza sitiada del régimen. Unas declaraciones rechazadas por
la mayoría de la disidencia y que no responden a las actitudes y
sentimientos de muchos de los exiliados que viven en Miami. Sólo Martha
Beatriz Roque consideró ''tremendamente importante'' el texto, mientras
que Vladimiro Roca, si bien catalogó de ''novedosa'' la
''internacionalización del apoyo a la lucha por la democracia en Cuba'',
agregó que ''la estrategia de Washington ha fracasado''. Esto por
mencionar sólo las opiniones más favorables a las palabras de Bush.
¿Qué democracia quiere Bush para Cuba, cuando sus acciones no reflejan
las tendencias predominantes en el exilio? Una veintena de
organizaciones exiliadas, agrupadas en la coalición Consenso Cubano,
pidieron en diciembre del 2006 aliviar las restricciones de viajes a
Cuba para los cubanoamericanos y el envío de ayuda humanitaria a la
isla. La petición fue realizada por la Fundación Nacional Cubano
Americana, la coalición está formada, entre otras, por la Coordinadora
Social Demócrata, el Partido Demócrata Cristiano de Cuba, el Partido
Social Demócrata de Cuba y la Unión Liberal Cubana; así como Acción
Democrática Cubana, Agenda Cuba, Arco Progresista, Comité Cubano Pro
Derechos Humanos, Hermanos al Rescate, el CSG, y el Movimiento
Democracia, entre otras. El pedido no fue escuchado por la Casa Blanca.
Quiere esto decir que las opiniones de figuras como Carlos Saladrigas,
José Basulto y Ricardo Bofill, entre muchos más, fueron desoídas.
Por otra parte, una encuesta realizada en abril de este año mostró que
el 55.2 por ciento de los entrevistados favorecían los viajes a Cuba sin
restricciones y que el apoyo al embargo se encontraba a su más bajo
nivel desde 1991.
Todo lo anterior no hace más que confirmar que Bush habló desde el
Departamento de Estado para una minoría de cubanos, interesado
fundamentalmente en que éstos se mantengan votando para el Partido
Republicano.
En las recientes elecciones polacas, los jóvenes lanzaron el eslogan:
''Róbale el carnet de identidad a tu abuela''. No querían que los
conservadores hermanos Kaczynski siguieran al frente del país y
consideraban que éstos eran los candidatos preferidos de los ancianos.
Al robarles la identificación, los abuelos se verían imposibilitados de
votar. Aquí en Miami no hay que ''robarle'' la identificación a nadie,
pero el cambio es tan necesario como en Cuba. Más que hablar de ''exilio
histórico'', ''línea dura'', ''moderados'' e ''intransigentes'', hay que
acabar de reconocer que un pequeño grupo se ha apoderado de la imagen
del exilio. Es hora de poner fin a esa situación.
aarmengol@herald.com
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