La indetenible corrupción
Oscar Mario González
LA HABANA, Cuba - septiembre (www.cubanet.org) - Por estos días la
televisión cubana ha venido mostrando algunos reportajes que ponen de
manifiesto irregularidades generalizadas y maltratos al público en
comercios y otras entidades de servicio público.
Alteración de los precios, mala calidad de los productos ofertados y
ausencia de amabilidad en el trato parecen ser las deficiencias más
comunes. Nada de esto es nuevo, pero el énfasis que ponen los medios
noticiosos oficialistas en el asunto resultan, a mi juicio lo único curioso.
Decididamente el gobierno interino quiere librar una batalla contra la
corrupción y la negligencia generalizadas. Al efecto, han entrado en
vigor reglamentos y disposiciones encaminadas a poner orden en la casa,
cuando menos, a detener la corrupción que como caballo al galope se ha
desbocado hasta límites insospechados. El robo, la malversación, el
peculado y otros males anexos amenazan con adueñarse de la Isla, y así
como el relajo tiene que ser con orden, la corrupción ha de tener sus
límites. Sobre todo el robo que, por estar tan extendido, convierte en
extraña a la persona que se abstiene de practicarlo.
Parece como si Alí Babá se hubiese mudado para acá multiplicando a sus
cuarenta ladrones hasta límites insospechables; o como si Raffles, el
ladrón de las manos de seda, cuyas historietas deleitaban a nuestros
padres y abuelos, hubiese sentado plaza en esta islita, donde otrora se
podía dormir en un parque público y amanecer con los zapatos marca
Ingelmo y con la cadena de oro de dieciocho quilates al cuello. Hoy,
amaneces como Dios te trajo al mundo y no ya sin cadena, sino
desprovisto de cabeza.
Francamente, la corrupción está a tutiplén; hace ola, omnipotente y
omnipresente. A todos los niveles, pero sobre todo por allá, bien
arriba. Pero de ello uno no se entera a menos que un peje gordo caiga en
desgracia y la "pasen la cuenta".
Sólo enmarcado en esta cruzada antigubernamental puedo explicarme la
inusitada atención que el gobierno le concedió al centenario del
natalicio del fundador del Partido Ortodoxo, Eduardo Chibás.
Por lo demás, el carismático líder que terminó dándose un pistoletazo en
el vientre en agosto de 1951, era un crítico del comunismo y de los
comunistas criollos, a los cuales vio aliarse con Gerardo Machado y
luego con Fulgencio Batista en una coalición que llevó al mulato de
Banes a la presidencia de la república en 1940.
Hasta la ancianita Pastorita Núñez tomó parte activa en los festejos por
el centenario de Chibás. Cual objeto arrinconado y desempolvado se le
vio del brazo del escritor Miguel Barnet por los terrenos del cementerio
de Colón, y luego ofrecer unas declaraciones afirmando que sus dos
grandes maestros fueron Chibás y Fidel. Al parecer del primero, del cual
fue secretaria personal, no tomó su ideario cívico y democrático.
No podemos adivinar los resultados que pueda obtener la presente cruzada
anticorrupción promovida por el gobierno interino, pero en lo que atañe
al hombre común, dejará de robarle al estado cuando le paguen realmente
y dejen de hacer como que le pagan.
El cubano, por naturaleza honrado y laborioso, no es ni ladrón ni
perezoso. Retribúyasele de manera que pueda vivir dignamente y a la
altura del progreso moderno, y dejará el "invento" al cual ha tenido que
acudir como modo de supervivencia.
En cuanto a los niveles altos, la cosa es harina de otro costal. Allí la
corrupción parece ser irremediable e indetenible.
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