2007-09-23.
Osvaldo Alfonso Valdés, Ex Prisionero de Conciencia de la Causa de los
75 y Analista Político de Misceláneas de Cuba
Pareciera que muchos consideran que los cubanos, tras 48 años de vivir
bajo la feroz dictadura castrista, hemos modificado nuestra naturaleza
humana. Unos, aunque reconocen todas las faltas de libertades y las
penurias que padece el pueblo, no obstante se expresan como si eso, para
los nacidos en Cuba, está bien, y que somos un pueblo que nacimos más
que todo para bailar salsa y ser simpáticos y las libertades no nos
interesan mucho.
Otros, llegan a manifestar que nuestra insatisfacción con el régimen es
que Castro es un "líder" con demasiada talla para la pequeña isla. E
incluso, en ciertos libros de texto, cuando se habla de la historia
cubana del pasado siglo, lo más que se resalta es la "resistencia" ante
Estados Unidos y el papel protagónico de la mayor de las antillas en
aquel episodio de la crisis de los misiles de 1962, cuando la humanidad
estuvo al borde de una catástrofe nuclear. Ni una palabra para señalar
el sufrimiento, la opresión y las muertes que el comunismo castrista le
han infligido a nuestro país.
En días recientes, en varios medios de prensa, se publicaron despachos
de corresponsales de agencias extranjeras en La Habana, que hablaban de
inicio de cambios. Sobre todo fueron publicados los del corresponsal de
la agencia española EFE Mauricio Vicent. Estos difundían informaciones
sobre el inicio en Cuba de los "debates del cambio", como anunciara un
titular del diario El país. Al leer el contenido, confirmamos lo que se
afirma al inicio de este escrito: nos consideran seres inferiores.
En el supuesto debate del cambio no leemos nada sobre libertad para los
presos políticos, ni derecho a la libre expresión real del pensamiento,
ni cambios en el sistema electoral, ni anuncio del fin de la represión
contra el movimiento democrático. Tampoco del derecho de los cubanos a
cobrar sus salarios con la misma moneda con que se les vende en los
centros comerciales los productos que necesita; ni la eliminación de la
obligación a pedir permiso al estado para viajar fuera del país y
regresar. Ni una palabra de dar pasos para legalizar los partidos,
asociaciones y permitir la existencia de sindicatos libres. Muchos menos
del derecho de los cubanos a tener iniciativa económica individual
independiente del estado.
Sin embargo, se afirma, con grandes titulares, que a comenzado el debate
del cambio. ¿De qué se trata entonces lo que es considerado como cambio?
Pues de un ejercicio, nada nuevo, para entretener a la población y
enviar señales engañosas que los corresponsales como Mauricio Vicent
reproducirán muy prestos. Como si en Cuba fuera algo nuevo afirmar que
los salarios no alcanzan, que el nivel de vida de la gente es bajo, que
hay corrupción, que el transporte es deficiente y hay una crónica falta
de vivienda.
Más de una vez se han dado inicio a estas asambleas en las que se les
permiten a la gente decir estas cosas en voz alta, luego se "elevan" a
las instancias superiores y al final, a veces al paso de los años, la
justificación ante la falta de solución a los problemas que "libremente"
se permitieron plantear es que ¿no lo saben? ... "somos un país bloqueado".
Juegan una y otra vez con el pueblo, los engañan, los manipulan. Cuando
Raúl el 26 de julio, en su discurso "realista y autocrítico", se refirió
a la falta de leche para los niños y "descubrió" que consumir este
alimento debe ser un derecho de todos, al día siguiente en la versión
impresa en el Granma de su discurso, esas palabras fueron eliminadas.
Tampoco eso es nuevo, es muy probable que ese sea el estilo del nuevo
dictador, ser más burdo en manipular que su hermano, mucho más talentoso
en ese arte.
Recordemos que casi veinte años atrás en una intervención ante la alta
oficialidad de las Fuerzas Armadas, cuando el caso de Arnaldo Ochoa, el
general Raúl Castro afirmo ante las cámaras de la televisión que
transmitía su perorata que allí él podía decir una cosa pero
independientemente de lo que dijera lo "oficial" sería lo que el Granma
publicara al día siguiente. Pues así sucedió con el caso de "la leche".
Si Raúl dijo en Camagüey que todos tienen derecho a tomar leche y que no
se debe privar a los niños después de los 7 años de ella, pero al día
siguiente esas palabras no fueron publicadas, entonces el problema no es
"oficial" y por lo tanto, no existe.
Lo mismo será con esos supuestos cambios que ni siquiera lo son. Los
cubanos podrán decir ante la mirada vigilante de los comisarios del
Partido y los secretos segurosos que sus salarios no les alcanzan, que
no hay transporte y que no tienen viviendas decorosas, pero en Cuba, la
opinión del pueblo no es "oficial", y por tanto, no cuenta. Y no creo
que no lo sepan los corresponsales como Vicent, pero ellos a veces, da
la impresión que están allí para completar el trabajo de propaganda que
hace el régimen cuando con tanta ingenuidad difunden tales "noticias".
¿Cómo es posible hablar de cambios y de debates abiertos para el cambio
en medio de la represión contra los que sí trabajan por el cambio? ¿Es
que acaso se le quiere decir al mundo que los cubanos no aspiran a todas
las libertades y se conforman con cambios cosméticos que aún, ni
siquiera eso es? ¿Vivirían hoy felices, pongamos por ejemplo, los
españoles, si aún gozando hoy con el nivel de vida que tienen carecieran
de libertades y se les persiguiera por sus opiniones políticas?
¿Entonces, los cubanos, que están a años luz siquiera de un nivel de
vida decoroso, no son humanos y no tienen derechos a los derechos?
Los habitantes en la isla sí quieren el cambio; de eso no caben dudas, y
es por eso que cuando ese cambio en sus vidas no lo ven posible en
aquella sociedad, lo intentan buscar fuera de la isla, lo cual es una
aspiración de gran parte de los ciudadanos. El régimen sabe muy bien que
es lo que hay que hacer para mejorar la vida de la gente, pero al mismo
tiempo saben que el medio para lograrlo de modo real y radical pasa por
darle al pueblo libertades tanto económicas como políticas y a eso le temen.
Ni siquiera, si determinadas circunstancias no les obligan, están
dispuesto a ensayar en Cuba el modelo chino. Saben que los asiáticos son
tan humanos como los occidentales cubanos pero al mismo tiempo tenemos
diferencias que darían un rumbo diferente en lo político a la isla si
las libertades económicas del gigante asiático se les conceden a los
cubanos.
Al mismo tiempo, necesitan, ya lo hemos dicho, satisfacer expectativas,
aunque solo sean dando el derecho a la gente a quejarse en público de
sus miserias, claro está, mientras no señale al principal y verdadero
culpable, pues entonces, ya se es un enemigo de la patria. Y ahí esta la
clave de cuando se dará el más elemental de los pasos para iniciar el
auténtico debate del cambio, y será cuando con entera libertad, en todas
partes, incluida la prensa, los habitantes de la isla puedan no solo
quejarse que sus problemas, sino también señalar las causas y los
obstáculos que hay que eliminar para comenzar a moverse y los que están
en el poder saben, que sobre esos obstáculos que tienen los cubanos para
ser libres y tener prosperidad, se asienta el poder de la tiranía.
Cuando las propuestas de los grupos democráticos y de derechos humanos
pasen a ser ampliamente difundidos sin persecución en los medios de
prensa y a ser debatidos por la ciudadanía, y proyectos como el Varela,
la Propuestas de Medidas para salir de la Crisis elaborada por Todos
Unidos, cuando millones de compatriotas puedan sumarse a la campaña "Con
la misma moneda" y los activistas de los partidos políticos, como
cualquier ciudadano puedan reunir a sus vecinos y presentar sus
programas para la transición, solo entonces se podrá hablar de debate
abierto en Cuba para el cambio. Sin esto, llamar cambios a las jugadas
manipuladoras de la dictadura, es menospreciar los auténticos deseos de
nuestros compatriotas a ser verdaderamente libres y poder tener una
sociedad en la que quieran vivir y educar a sus hijos.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=11753
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