¿Interés o ignorancia?
Laritza Diversent Cámbara
LA HABANA, agosto (www.cubanet.org) - Siempre me ha preocupado la falta
de interés de la población cubana por temas políticos y jurídicos
fundamentales vinculados a nuestra realidad. A finales del año pasado
realicé una modesta y sencilla investigación acerca de los niveles de
conocimiento que tenían los ciudadanos en relación a estas cuestiones.
Entrevisté a 100 personas mayores de 16 años. El 39,47% tiene un nivel
educacional básico o secundario. El 25%, técnico profesional; el 18,42%,
pre-universitario; el 3,95%, universitario; el 5,26%, obrero calificado
y el 7,89% el nivel primario.
Consideré los resultados obtenidos alarmantes, pero no sorprendentes.
Hay que tener en cuenta que en Cuba los derechos humanos están
supeditados y relegados a un segundo plano. Es el interés político de la
cúpula gobernante, y sus instintos de preservarse indefinidamente en el
poder.
Nuestra nación exhibe un modelo educacional sólo comparable con los
países del primer mundo. Así lo vociferan los medios de comunicación de
la isla. A pesar de que Cuba es un territorio libre de analfabetismo, la
dictadura hace suya la frase martiana "ser culto es el único modo de ser
libre". Es decepcionante saber que un 78,93% de los encuestados no sabe
que los derechos ciudadanos son poderes jurídicos que el estado tiene
que respetar y proteger.
El verdadero propósito de la educación socialista en Cuba es enajenar a
la población. El gobierno disemina una demagógica ideología. Le hace
creer al pueblo que el simple hecho de tener una educación general, sin
costos aparentes y accesibles a todos, es sinónimo de cultura y libertad.
Distorsiona así nuestra realidad y el verdadero significado de los
derechos humanos, hasta el punto de desnaturalizarlos. Tanto es así que
un 62,97% de los encuestados consideró a los mismos como conquistas del
pueblo y resultado de la toma del poder por la clase trabajadora y no
como derechos innatos de los seres humanos.
Ignorar los temas básicos relacionados con los derechos fundamentales le
permite al régimen manipular a su antojo a la población cubana. Así
sucedió en junio de 2002, cuando inconscientemente, el pueblo frustró
las esperanzas de libertad contenidas en el proyecto Varela.
El pueblo renunció a la posibilidad de participar activamente en la vida
política y económica del país. Así lo ratificó mediante un proceso
plebiscitario. El falso proyecto de reforma constitucional declaraba al
decrépito e ineficiente sistema socialista, como "irrevocable".
Es inexplicable que el pueblo firmara un referendo popular para
consentir una modificación de la constitución. El 89,39% de los
encuestados desconocen que la misma es la ley suprema de todo estado,
que lo organiza política y económicamente, y que consagra los derechos
humanos del pueblo.
El gran Quijote de La Habana en sus acostumbrados delirios e
incoherencias profirió gritos de amenazas. Era inminente un peligro
común para todos los ciudadanos. Debió ser procesado penalmente por
desorden público, tal como prevé el artículo 200 del código penal.
En ningún momento el Proyecto Varela era una amenaza orquestada por una
potencia extranjera. Era la exigencia de más de 11 mil cubanos. En el
ejercicio de su legitimo derecho, reconocido en el articulo 88, inciso
G, exigían adaptar el texto a las nuevas realidades de la isla.
La burocracia vio seriamente amenazada su estancia en el poder. Invirtió
la situación a su favor con artimañas y demagogia, logrando el apoyo de
la mayoría de la población.
Esto nos da la medida de cuánto debemos hacer y luchar para que nuestro
pueblo salga de la oscuridad. No luchamos sólo contra la desinformación
y el desinterés, sino también contra la ignorancia.
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