Saturday, July 07, 2007

FRACASO ESPERADO

FRACASO ESPERADO
2007-07-06.
Oscar Espinosa Chepe, Economista y Periodista Independiente

La Habana, 6 de Julio de 2007. El Sr. Carlos Lage, secretario ejecutivo
del Consejo de Ministros, en la sesión de la Asamblea Nacional del Poder
Popular, efectuada el 1 de septiembre de 2005, anunció: "…Se ha decidido
acometer en lo que resta de este año y el 2006 un programa de no menos
de 150 000 nuevas viviendas y 380 000 acciones constructivas de
conservación y rehabilitación, muy superior a lo aprobado nunca antes en
nuestro país." Asimismo, planteó la meta de edificar 100 000 viviendas
anuales a partir del 2007.

Pasado el tiempo se ha podido comprobar el fracaso de ese proyecto. A
finales de 2006 se anunció preliminarmente que se habían construido 110
000 viviendas ese año, en su mayoría terminaciones de obras empezadas en
etapas anteriores. Sin embargo, en Junio pasado, el propio Dr. Lage
calificó esa cifra como falsa, sin que hasta el momento se haya brindado
el monto real del fondo habitacional creado.

Hasta Mayo del 2007 sólo se han terminado 16 241 viviendas de un Plan
para todo el año de 70 300, lo que indica claramente el fracaso del
propósito inicial elaborado sin ninguna base real; ajeno absolutamente a
las condiciones y las posibilidades actuales de la economía cubana,
inmersa en una crisis de proporciones colosales.

La situación es sumamente grave, por ser el problema habitacional uno de
los más serios que afronta el país, según fuentes oficiales. El
Instituto Nacional de la Vivienda (INV), en un informe presentado a
mediados de 2005 reconocía que el 43,0% del fondo habitacional se
encontraba en mal y regular estado. Muchos especialistas consideran
conservador ese porcentaje, si se tiene en cuenta que en el Censo de
1981 el 50,0% de las viviendas tenían filtraciones y el 4,0% estaba
apuntalado (Volumen 16, página 430). Desde esa fecha, el mantenimiento
en general no ha mejorado, sino por el contrario empeoró como
consecuencia del Período Especial y la carencia generalizada de
recursos; sin olvidar los destrozos provocados por fenómenos
metereológicos en años recientes.

Por tanto, la situación habitacional en Cuba se sitúa en un callejón sin
salida y únicamente está garantizado el permanente hacinamiento de la
población, con las consecuencias perniciosas que comporta para el sano
desarrollo de las familia, piedra angular de la sociedad. La carga
burocrática para la construcción es enorme, lo que se ha reflejado hasta
en extensos artículos publicados recientemente por el periódico Juventud
Rebelde.

A ello se añade la falta de materiales y mecanismos adecuados para
desarrollar planes coherentes, a fin de iniciar la solución de este
complejo problema, del que ni siquiera escapan los trabajadores
considerados destacados. En la provincia Granma, de un Plan en el 2007
de 833 unidades a edificar para estos trabajadores, sólo se había
terminado 1 hasta fines de Abril. Situaciones análogas se evidencian en
Santiago de Cuba, Holguín, Las Tunas y Guantánamo, que son las de peor
cumplimiento, pero la situación es muy difícil en todo el país.

El problema se agrava por la deficiente calidad de las viviendas
terminadas, construidas con cubiertas de techo sumamente ligeras y
endebles, que pudieran ser afectadas por los recurrentes ciclones y
fuertes lluvias que azotan Cuba, a lo cual debe agregarse la ausencia,
en ocasiones, de conexiones apropiadas a la red hidráulica y sanitaria,
la carencia de canalización adecuada para las aguas albañales, y otras
condiciones que faciliten una vida digna a los moradores.

Muchas obras se realizan sin el adecuado asesoramiento técnico ni la
mano de obra especializada, con materiales, cuando son conseguidos,
muchas veces carentes de los parámetros requeridos, lo cual redunda en
la baja calidad de las obras.

Desafortunadamente, soluciones a estos problemas no existen. Continúa el
excesivo papeleo y burocratismo para recibir autorización para
construir, los trámites engorrosos para conseguir materiales y la falta
de libertad para la creación de grupos de constructores especializados,
todo lo cual incrementa el deterioro del fondo habitacional, potenciado
por la continuada ausencia del mantenimiento indispensable a las
edificaciones existentes, con daños irreparables que agudizan la escasez
de viviendas.

Solución a estos problemas podría encontrarse mediante una política de
construcción y rehabilitación de viviendas sobre la base de dar libertad
a los ciudadanos para hacerlo por cuenta propia, así como acceso a los
recursos. Ayudaría extraordinariamente otorgar la propiedad real de las
viviendas a los actuales usufructuarios onerosos, con opción de
repararlas, cambiarlas o venderlas según sus necesidades. Estos activos,
de ser entregados en propiedad, también podrían servir como garantías de
préstamos para financiar pequeñas empresas productivas o de servicios,
como ya han propuesto centros de estudios radicados en el exterior.

En estas condiciones, deberá promoverse la iniciativa individual y
cooperativa, en particular mediante el incremento de las facilidades en
la venta de materiales y medios de construcción. Hasta tanto esto no sea
efectuado, continuarán aumentando las viviendas en malas condiciones, el
hacinamiento y la promiscuidad con sus fatales consecuencias sociales.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=10741

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