Monday, July 30, 2007

EL DEPORTE, PROPAGANDA AL SERVICIO DE LA REVOLUCIÓN

EL DEPORTE, PROPAGANDA AL SERVICIO DE LA REVOLUCIÓN
2007-07-30.
Eniel Bosch

Sin dudas, Cuba produce muchos buenos deportistas. Como cubano, es
normal que uno se sienta orgulloso cuando el Equipo Nacional de Béisbol
gana un campeonato o uno de nuestros boxeadores vence en un certamen
internacional. Esto es una cosa irremediabe, tal vez alimentada por ese
sentimiento nacionalista que casi todos llevamos por dentro.

El Gobierno cubano gasta millones de dólares en la formación de los
futuros deportistas, pero también es verdad que le exige a los mismos
lealtad absoluta e indiscutible al sistema, que sirvan hasta el final de
sus carreras a la Revolución, y no exagero si digo que a su Coma Andante
en Jaque. No es nada extraño que los deportistas cubanos le dediquen sus
medallas a la revolución, a Fidel y al pueblo de Cuba. Eso lo hemos
visto en cientos de entrevistas.

¿No huele esto a propaganda? Muchos en el mundo entero se sorprenden
como una isla de apenas 11 millones de habitantes puede tener tan buena
actuación deportiva en el ámbito internacional. Y para alimentar esa
imagen como un logro de la Revolución, es que el Gobierno invierte en el
mismo cuantíosas sumas de dinero.

Mientras los deportistas cosechan medallas y como corderos le sirven al
régimen, son llamados héroes. Cuando se quedan en otro país, abandonando
sus delegaciones para siempre, se convierten automáticamente en
traidores a la patria. Este es el caso de la crema y nata del pugilismo
cubano, quienes poniendo la mirilla en el boxeo profesional, han
decidido probar las oportunidades que este ofrece. Los boxeadores el
gallo Guillermo Rigondeaux, bicampeón olímpico y mundial y Erislandy
Lara, campeón olímpico, son los últimos ejemplos de esta tendencia en el
deporte cubano en general.

Se fugaron de la cita de los Juegos Panamericanos de Río de Janeiro,
buscando mejores horizontes. Antes de ellos, ya en diciembre del pasado
año, los también campeones olímpicos Yan Barthelemy, Yuriorkis Gamboa y
Odlanier Solís le habían dicho gracias y adiós a su trayectoria
representando a Cuba en el boxeo aficionado para radicarse en Alemania y
pelear profesionalmente.

Cabe recordar que en Cuba el Estado tiene el monopolio en la formación
de los deportistas estrellas. Por eso, más que darles las gracias por el
buen desempeño de estos, se le debería exigir al Gobierno
responsabilidad cada vez que un deportista le vende el cajetín y decide,
como ellos llaman, desertar.

Llega un momento en que los deportistas cubanos se cansan de ser mal
pagados y miran al futuro, quieren ser los protagonistas de sus vidas y
por supuesto, de satisfacer sus necesidades económicas y las de sus
familias, sin depender de la benevolencia del régimen.

Un mecánismo para evitar estas llamadas deserciones sería dándoles a los
deportistas cubanos la libertad de sacar provecho económico de su
talento, pagando un razonable impuesto al Gobierno cubano por los años
de preparación profesional en ellos invertidos y pidiéndoles el
compromiso de representar a la patria internacionalmente.

Pero mientras el régimen totalitario insista en la política de abarcarlo
todo, como ocurre con todas las esferas de la vida nacional,
continuaremos viendo como lo mejor de nuestras estrellas se siguen
marchando para brillar en otras latitudes.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=10971

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