Thursday, July 26, 2007

Cuba: Un solo pueblo; dos naciones?

Cuba: ¿Un solo pueblo; dos naciones?
Publicado el 25 de July, 2007 en Internacional

Lino B. FernandezLa historia de nuestra Patria sin duda ha estado
marcada por la cercanía a la Nación Norteamericana, ese trauma de las 90
millas, como suele llamársele, ha condicionado nuestra historia y la ha
convertido en una historia de los proyectos frustrados. Se frustró la
naciente república, se frustró la república posterior a la revolución
del 33 y en el curso del proceso revolucionario de los 50 naufragó la
Unidad de la Nación Cubana definitivamente. Pero nuestra
irresponsabilidad personal y colectiva ha sido el factor determinante.
No el pueblo norteamericano.

Las sociedades humanas obedecen a las leyes de la Naturaleza viva, y
estas leyes dicen: cuando una criatura esta en etapa inicial de
crecimiento, es frágil, necesita cuidados y tiempo para consolidarse y
llegar a ser un Ser que perdure, que sea autónomo, y por último
independiente y autosubsistente. Cuba parece ser hoy más bien una Nación
Inconclusa, aún por hacerse. El duro golpe causado por una diáspora 15%
de la población es difícil de reparar.

La dificultad mayor no está sin embargo en el enorme número de cubanos
que nunca regresarán, sino en la crisis nacional creada por el odio y
las luchas intestinas, la intolerancia al otro, la irresponsabilidad
individual y colectiva, la ausencia de libertades y el clima propicio
que haga posible la participación ciudadana en la vida económica,
política y social. Aunque la Patria sea de todos, somos una nación de
unos pocos. ¡Estamos divididos!

Por otro lado la Patria está necesitada, la crisis alcanza todos los
órdenes no sólo el económico sino el moral. No sólo está afectada la
moralidad en el sentido de lo bueno y lo malo sino en una serie de
valores éticos, como la pérdida del valor de la familia y otros que
tocan a la conciencia del pueblo y a su sufrimiento existencial que son
los más importantes. Los valores de la relación entre personas, de la
apertura hacia el otro, del que es diferente y esta más allá de mí o de
la manera de pensar propia mía.

Hay algo que hemos olvidado los cubanos. Este algo es la Política. La
entregamos, y se la dimos a una sola persona que es la que piensa por todos.

La política se convirtió en el arma de otros para mantener el poder y
manipularme y enyugarme, así de fácil; así de trágico. O reinventamos la
política como dice Cuesta Morua o no seremos capaces de re-inventar la
ética. Y ésta es importante que la re-inventemos. ¿Cuando lo lograremos?
El día en que nuestra ética política de prioridad a la ética social y
personal. Al haber sido tan pasivos que permitimos al régimen eliminar
al OTRO de nuestras vidas, al haber permitido que al otro se le dañara y
se le escamotearan los derechos, al perder la sensibilidad ante el
sufrimiento ajeno, al dar paso al odio nacional en aras de una supuesta
búsqueda del bien social, eliminamos esta misma justicia social desde
sus orígenes, creando y dando paso a una mayor injusticia. La política
de la exclusión de OTROS sigue siendo el eje de nuestro defectuoso andar
nacional.

No es que la política no sirva, es que al ceder el derecho a hacer
política, nosotros somos los que no servimos. Nos eliminamos como
ciudadanos y llegamos a desvalorarla dentro de nosotros. Así en Cuba
entregamos al estado el monopolio de la política y de las ideas, con el
subsiguiente deterioro y casi eliminación de la sociedad civil. Nos
arrasó la ideologización extrema que nos hace a todos, no esperar nada o
más bien temer a los políticos y a la política. ¿Seremos capaces de
re-inventarla? Ahí esta el reto y la solución a un serio problema nacional.

Vivimos a escala nacional en la inmediatez, en la actitud de resolver a
toda costa, tenemos la moral del sobreviviente, que crea una
contra-ética o no-ética deformante sobre todo en los que todavía no han
formado el carácter, que son los más jóvenes. Moral llena de vacíos que
será origen de muchos males del futuro.

Toda propuesta de análisis y solución de la crisis nacional ha de ir
necesariamente a la detección de los problemas de base, nuestro carácter
ha cambiado y con ello la conciencia. En el tejido y el alma nacional no
sólo hay que curar heridas sino también sembrar la simiente que haga
resurgir una nueva conciencia. No queremos una nueva Cuba, sino ver la
transformación de la que ya existe.

Alcanzar una forma de convivencia nacional libre que supere las hondas
divisiones del presente es tarea ardua y tiene que estar cimentada en
nuestras virtudes, pero además en el reconocimiento de nuestros males y
en un total cambio de mentalidad individual y colectiva.

Vacío de Sociedad Civil

En Cuba no se puede hablar de ausencia de sociedad civil. En realidad
existe una sociedad civil oficial manipulada por el Estado y otra
independiente, en ciernes, de la que no se puede esperar mucho
protagonismo, pero que cada vez va siendo más influyente en la realidad
nacional.

Ante la pobreza de la sociedad civil algunos, en la Isla, temen que
nazcan partidos políticos porque estos se van a convertir en
partidocracia, reflejo de la realidad de ser gobernados por un partido
único probablemente, cuando por el contrario esos mismos partidos
podrían ser fuente de liberalización ellos mismos y de apoyo a las
organizaciones no gubernamentales, a la vez que alternativa de la
partidocracia actual y por tanto impulsadores de la sociedad civil en Cuba.

Digo todo esto en referencia al vacío de sociedad civil porque uno de
los más importantes cambios de mentalidad a lograr es que nuestro pueblo
descarte la idea extendida de que cambiando lo que hay que cambiar,
habrán de perderlo todo. Mas bien yo diría que "ya no hay nada que
perder" como no sea la integridad territorial, la soberanía, o la Patria
misma que estamos corriendo el riesgo de perder si la inconsciencia y el
inmovilismo gubernamental llevan las cosas hasta el extremo en su ansia
de permanecer en el poder a toda costa.

Nuestras exclusiones.

No hay que temer los cambios que son imperativos. La limitación y el
freno que puede haber para el desarrollo de toda la sociedad cubana no
sólo está en que el gobierno excluya a ciertos cubanos de adentro, sino
que esta también en que los cubanos de adentro no acepten a los
compatriotas que afuera piensan distinto y tienen el mismo derecho a
decidir en las cuestiones cubanas. Peor sería establecer que los cubanos
de adentro tengan más derechos que los expatriados, omitiendo el que
fueron perseguidos, despojados, denigrados y que aunque no hayan
padecido el tiempo completo de la tiranía, no por ello tuvieron menos
sufrimientos al ver la destrucción sistemática del país. Creerse los
únicos agredidos por el aparato de poder en Cuba porque allá viven, es
un índice de ignorancia histórica y de crisis en el significado de lo
que es la Nación, pues desconocen la integridad y diversidad de la
Patria" con todos y para el bien de todos". Esta doctrina excluyente
sería en realidad el epitafio de la nación porque renuncia a su
historia. Se haría evidente la doble moral del que lucha por su presente
omitiendo el pasado, que es en definitiva donde están las raíces del
presente. No puede haber dudas de que nuestros esfuerzos deben ser
comunes para el objetivo de una Patria que nos cobije a todos por igual.

Para favorecer este cambio de mentalidad en el futuro, sin el cual jamás
habrá reconciliación, hay que crear bases legales que protejan los
derechos de todos y organismos apropiados que fomenten la reinserción de
los marginados ideológicos y de los exiliados políticos.

Nuestras dependencias

El proyecto revolucionario impuso una dinámica que no se tuvo la
oportunidad de discutir, y en que se garantizaba lo básico pero se
exigía en cambio una adhesión absoluta y la renuncia a toda crítica.
Diríase que la persona humana estaba hipotecada para su supervivencia. Y
de ahí el sentimiento de miedo al vacío y de freno al cambio, porque un
cambio del Estado implica crisis total de inserción en la sociedad. Y la
gente se pregunta : ¿Qué vendrá después?. Se siente la amenaza implícita
en la idea de que cambiar es igual a morir. Las muy deterioradas
"conquistas" obtenidas de la revolución, a costa de la libertad y los
derechos individuales, son algo concreto que se teme perder. El miedo
psicológico impide la madurez de comprender y aceptar el cambio. Y esto
no es sólo del momento actual, sino que también lo será en el futuro.
Para el futuro se verán frenados la confianza en el Estado y en los
políticos, y las expectativas se mantendrán desmesuradas e irreales.

Los manipuladores totalitarios que crearon la dependencia absoluta han
creado un ciudadano que lo espera todo del estado porque ha tenido que
entregarle todo al mismo. Para ello el régimen comenzó prometiendo el
bienestar futuro mediante un periodo de sacrificios. Estos han sido la
norma diaria de la vida del cubano por cuarenta y ocho años y nunca se
ha disfrutado del bienestar prometido. La dependencia de Cuba del
antiguo bloque de países de la Europa del Este creó un gobierno que no
pensaba que tenía que crear bienes y servicios sino sólo políticas y un
"hombre nuevo" a la medida exacta para el designio totalitario. Se
reformularon conceptos y hasta la historia de la Nación para que no
estorbaran el discurso revolucionario. Y la sociedad adquirió una
característica que Enrique Patterson describe en su ensayo sobre el
apartheid en Cuba, al decir que se implanto: " un tipo peculiar de
igualdad, la igualdad sin libertad", o sea una forma moderna de esclavitud.

Todo esto ha llevado a la sociedad cubana a una situación de compresión
social increíble, y por ello a peligros de magnitud impredecible.

Las frustraciones de necesidades básicas siempre engendran hostilidad y
ésta es siempre mala consejera, y el rechazo explícito o enmascarado al
régimen actual de la Isla, no sólo tiene capacidad explosiva, sino que
además tendrá consecuencias para el futuro y la reconstrucción.

Orígenes de nuestros problemas y sus soluciones.

Este rechazo al poder puede conducir a la liberación, pero también al
caos futuro si es que no surge un proyecto realista y coherente que
permita la convivencia y supere las hondas divisiones y tensiones del
presente, y que debe estar fundado en el respeto a la persona humana, la
vigencia de los derechos individuales y sociales y sobre todo la
participación más equitativa posible en las decisiones, beneficios y
cargas del futuro. En fin sin un espíritu de convivencia no podrá haber
desarrollo nacional ni paz social.

Las irresponsabilidades que hayamos podido tener en nuestra historia
ahora se complican más aún con nuestras dependencias políticas y sociales.

Si aceptamos que la nación cubana esta enferma, pienso que ya empezamos
a buscar la solución. Comenzará a verse con nitidez y sin amnesias como
fue que se desarrolló esta enfermedad social. Veremos probablemente que
aun antes de la Revolución ya teníamos todos los síntomas, muchos de
ellos reflejados en el carácter nacional. El primero y más odioso de
todos, nuestra tendencia a perpetuar la violencia. Todas estas
violaciones contra la vida, la propiedad, las leyes, la nación, la
persona, el negro, los prisioneros, la espiritualidad, la familia, la
mujer y la conciencia han formado parte de numerosas lagunas éticas que
llevamos dentro y que con el tiempo se han agravado.

Si no teníamos una ética publica y privada adecuada, ¿cómo asombrarnos
del asalto al Poder Etico que hicieron con tanta facilidad los que
manipularon la República antes y en estos últimos tiempos? Tenemos que
aceptar la existencia de esta tragedia. La aceptación de
responsabilidad, si uno es o fue el agresor y los sentimientos dolorosos
pero reales de fracaso y frustración si uno fue de las víctimas, es el
primer paso en el camino.

Tenemos que hacer una reconceptualización de la Persona que somos y
partiendo de ella:

Es imperativo que re-pensemos Nuestros Derechos Humanos. Diciéndonos: El
Derecho al desarrollo social no es absoluto, no da derechos a suspender
los derechos.

El derecho a las libertades si es absoluto. Si se suspenden las
libertades públicas, el Estado de Derecho desaparece.

En un clima de libertades y respeto es posible pero no mandatorio
alcanzar el desarrollo de los derechos. En relación con los derechos y
la satisfacción de ellos, distinguir entre mitos y realidades es lo básico

Es imperativo redefinir los conceptos de Revolución y Evolución.

Desde que en Cuba se dijo " Dentro de la Revolución, todo; fuera de la
Revolución, nada". La Revolución se puso fuera de la Ley. Con esto dejo
de existir. Es deber de la Nación cubana comenzar un proceso evolutivo
para volver a sus raíces dentro de la Ley. Un país no puede estar fuera
de la Ley.

Si decimos que la Nación cubana puede ser más de una o que esta dividida
es porque vemos con que facilidad se ha demonizado a una parte
considerable de ella. Hay un extraordinario poder divisorio en esta
tendencia a aceptar, o permitir que se nos divida en bandos.

El camino para la Reconciliación Nacional requiere:

La no aceptación de exclusiones.

Enmendar los errores.

Mirar hacia la justicia y no hacia los arboles de la horca.

La toma de responsabilidad personal y colectiva.

Reganar la independencia

Reparar el carácter nacional.

Luchar contra nuestros miedos

Sembrar la semilla de la Esperanza.

10-Desactivar los Instrumentos de Terror.

Ante la Transicion que se avecina:

Recomendamos interrumpir el ciclo de la violencia, recuperar la Memoria
Histórica, establecer la Reconciliación Nacional como la primera de las
metas. Hay que documentar los hechos de nuestra historia; denunciarlos.

La Reconstrucción de la Nación debe ser: Plurifactorial en vez de
Unificada. Unida en lugar de dividida. Tolerante, no intolerante.
Independiente, no dependiente. Responsable, no eludiendo
responsabilidades. Inclusiva no excluyente. Libre, no manipulada. Segura
de si misma, no aterrorizada.

Autor: Lino B. Fernandez

http://www.lahistoriaparalela.com.ar/2007/07/25/cuba-%C2%BFun-solo-pueblo-dos-naciones/

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