2007-07-26. Misceláneas de Cuba, No. 3, Año IV, Mayo - Junio 2007
Celso Sarduy Agüero, Director de LiberPress
Con estas líneas acepto y agradezco una invitación de Misceláneas de
Cuba para esbozar algunas ideas sobre un tema que, desde hace mucho
tiempo desvela a la mayoría de los cubanos: la posibilidad cierta de un
cambio para nuestra Patria.
A fin de mes se cumplirá un año de la delegación "provisional" del
mandato dictatorial de Fidel Castro a su hermano y heredero en el
organigrama del poder de la Tiranía: Raúl Castro. El dictador interino
ha mantenido invariable la represión y las violaciones a los derechos
humanos y poco o nada ha hecho para paliar la crisis económica-social de
carácter terminal que abate al país, a pesar de la fama de hombre
pragmático que le atribuyen a Raúl.
La realidad es que éste dista mucho de la personalidad ególatra,
narcisista y mesiánica de su hermano mayor. En su condición de
gobernante interino, Raúl ha permanecido con las manos atadas por Fidel
Castro, quien aún convaleciente, continúa manejando los hilos del poder,
a pesar de ser impresentable en público.
El ejemplo más reciente del colapso económico castrista es el resultado
de la última zafra azucarera, cuando el país produjo menos azúcar que a
principios del siglo XX cuando la población cubana era el 10% de la
actual y el país recién salía de treinta años de guerras
independentistas. De nada sirvieron los métodos de gerencia empresarial
tomados del grupo económico GAESA, propiedad del ejército cubano; ni que
comandara el Ministerio del Azúcar uno de los más conspicuos generales.
El resultado invariablemente el mismo: un fracaso.
El fiasco de la cosecha azucarera es la mejor muestra de una economía
colectivista en ruinas, por ser históricamente la industria azucarera la
actividad económica más relevante de la Isla, al punto de convertir a
Cuba en la azucarera mundial en los años de la Primera Guerra Mundial
(1914- 1918). Cuba mantuvo esa primacía hasta la llegada al poder de
Fidel Castro quien desmanteló el 75 % de los centrales azucareros en
momentos en que China e India (los dos países más poblados del planeta)
aumentan a niveles exponenciales sus compras de alimentos, entre ellos
azúcar para satisfacer la demanda de extensos sectores de su población
que tienen un poder adquisitivo cada vez mayor.
Mientras la industria azucarera cubana languidece, Brasil,por solo citar
un ejemplo, se ha convertido en el primer productor de azúcar mundial;
sus ingenios azucareros, además de producir azúcar generan toda la
energía que consumen y el excedente energético lo destinan a la red
eléctrica nacional llegando a abastecer el 13 % del total de la demanda
de energía eléctrica de ese país. Desde luego no hay un solo general
brasileño administrando un ingenio azucarero, sino empresarios, gestión
privada, la única capaz de producir milagros.
El resto de la agricultura cubana no ha corrido mejor suerte; tampoco el
transporte, ni la construcción o mantenimiento de viviendas, al respecto
solo basta con mirar alguna foto de La Habana que parece una ciudad
bombardeada o ver a las personas acarreando baldes de agua como si
viviesen en un campamento de refugiados. En fin, cualquier aspecto de la
realidad cotidiana que afronta cada día el cubano de a pie es
equiparable a los países más atrasados del planeta o a las zonas de
conflicto.
La realidad cubana de hoy ha llegado a su límite histórico; Cuba ha
arribado a ese punto muerto que antes experimentaron todos los países
que conocieron la experiencia demencial del "Socialismo Puro y duro". Ya
no alcanzan los millones de dólares de subsidio venezolano, ni la
extorsión de las remesas familiares, ni el turismo aséptico, la verdad
es evidente: este sistema no da para más.
La pregunta no es ¿cuándo? sino ¿cómo? iniciar el cambio. Los cubanos
estamos ante una coyuntura histórica tal vez irrepetible, tenemos la
oportunidad de reformular nuestro país prácticamente de cero. Estamos en
una situación parecida al surgimiento de la República en 1902, con una
economía devastada y un país en ruinas; esta vez no fue la tea
incendiaria insurrecta, sino la lucha de un psicópata megalómano contra
el orden natural y el sentido común.
En estos momentos los cubanos tenemos una situación privilegiada a la
hora de tomar decisiones respecto a lo que se debe hacer o no. Hemos
experimentado en carne propia la tragedia colectivista; los experimentos
del intervencionismo económico estatista han demostrado sus secuelas de
inflación, marginación social y pobreza, como sucedió en los años
ochenta en América Latina y vuelve a suceder ahora con el retorno del
Populismo en varios países de la región.
Hasta los "Estados de Bienestar" europeos han encontrado su techo, para
distribuir riquezas primero hay que crearlas y desde luego, hay que
crear las condiciones amigables para la inversión de Capital, que es el
paso previo a la creación de las mismas. Hoy tenemos los ejemplos más
recientes en la implementación de políticas liberales y sus
extraordinarios resultados, como han sido Nueva Zelanda, Estonia o
Irlanda; esta última con disminuir el impuesto a la riqueza del 48 % al
12 % dejó de ser ese país pobre emisor de emigrantes, que era para ser
uno de los países que más inversiones per cápita recibe y ahora se ha
convertido en el destino preferencial de los emigrantes de Europa del Este.
En Latinoamérica tenemos a Chile ejemplo en la implementación de
políticas económicas liberales en serio, ajenas a los mamarrachos
implementados en el resto del continente, donde coexistieron con la
maquinaria de impedir estatista y las corporaciones empresarias y
sindicales, con los resultados que todos conocemos.
La economía global experimenta el ciclo de crecimiento económico más
importante en más de cien años, hasta el continente africano ha crecido
a un promedio del 5 % anual, a pesar de los conflictos étnicos y la
precariedad institucional e infraestructural. No se avizora un cambio
importante de tendencia teniendo en cuenta el crecimiento económico
sostenido de la India y China a un promedio en derredor del 10 % anual
(el doble de la media mundial). Estos valores indican una demanda
sostenida de alimentos y materias primas de todo tipo. Con la posición
geográfica de Cuba, en las puertas de los Estados Unidos y la
implementación de un Tratado de Libre Comercio con este país, puede
convertirnos en una base de operaciones para empresas interesadas en
ingresar en ese mercado.
Hasta en el aspecto tecnológico podemos saltearnos etapas, tal como está
sucediendo en muchos países africanos, donde han pasado directamente a
la telefonía celular y la Internet vía Wi-Fi, evitando cuantiosas
inversiones en cableados de fibra óptica.
En Cuba no es necesario experimentar nada raro, ya casi todo está creado
en el Mundo, sólo debemos presionar por un cambio en las reglas de juego
que implique en primer término el reestablecimiento de un Estado de
Derecho de acuerdo a los valores republicanos: la de separación de
poderes y la observancia del respeto de los derechos inalienables de la
persona humana. Al mismo tiempo, basar esas reglas de juego en el
respeto a la tenencia y transferencia de la propiedad privada, la
implementación de cambios institucionales claros y inamovibles que
garanticen la inversión privada, con la sola condición de ser legítima;
sin importar su origen nacional e implementando facilidades absolutas de
contratación y despido y la posibilidad de iniciar un emprendimiento
comercial o empresarial con uno o dos trámites burocráticos. En fin con
un cambio de paradigma que libere todo el potencial creativo de los
cubanos nos llevará en poco tiempo a salir del marasmo actual, a palpar
niveles de abundancia cada vez mayor, a recuperar la esperanza, a
reencontrar a cada cubano destino que sea capaz de alcanzar.
Buenos Aires, 10 de Julio de 2007.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=10921
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