Sunday, June 24, 2007

UN MATRIMONIO DE ADMIRAR

UN MATRIMONIO DE ADMIRAR
2007-06-24.
Shelyn Rojas, Periodista Independiente

La Habana-. Corría el año 1994. Para los cubanos un año igual a otro.
Sin expectativas ni futuro. A mediados de ese año, en la heladería
Coppelia, ubicada en el centro de la capital, con el fin de detectar
fraudes y violaciones, se hizo una auditoria. Se encontraron fallos. Los
auditores trabajaron días interminables para solucionar las alteraciones.

Luego de una detallada inspección, se registró que las operaciones de
contabilidad en los almacenes, estaban aparentemente bien.

Económicos y auditores terminaron la labor con satisfacción. Pero
siempre en un grupo, hay uno que habla más de lo debido. La Seguridad
del Estado citó a varios de ellos.

Carlos, licenciado en Contabilidad, fue uno de los auditores capturados
en la redada. Fue trasladado hacia las mazmorras de Villa Marista. El
trato que le ofrecían los agentes del gobierno era sencillo: delatar a
sus colegas a cambio de ser liberado. No aceptó. Cumpliría
pundonorosamente la condena que le fuese impuesta.

Lidia era fiscal y novia de Carlos. Fue llamada por sus superiores. Una
muchacha que sus estudios, y todo lo que poseía, eran adeudos con la
revolución. Debía aceptar sus normas sin reclamar.

Ante sus superiores, Lidia escuchaba las exigencias: "no podía continuar
sus relaciones con un traidor". Ese día, entregó el carné de la
juventud, el arma que poseía y la licencia de pertenencia.

Se paró frente a sus jefes y aseguró pedir la baja del trabajo y
entregar también el título si fuera necesario. Afirmó que se casarían
por la ley si ese era un impedimento para estar junto a él todo el
tiempo que tuviese que cumplir la condena que le impusieran.

No habló más. Tampoco era necesario. Dio media vuelta y se retiró de la
reunión.

Después de nueve meses Carlos fue liberado. Se desempeñó como auxiliar
de limpieza y custodio.

Del brazo de su esposa Lidia paseaban las calles de La Habana con
orgullo. Sus amistades, algunos de cerca, otros desde lejos, los
admiraban. Sus enemigos también.

Poco tiempo después, mediante sus amistades y buenas relaciones que
tenían, descubrieron la única forma de ser libres. Escapar. Una carta
de invitación para Rusia fue la solución. Con el tiempo emigraron hacia
los Estados Unidos.

Carlos volvió a desempañarse como auditor. No necesita alterar papeles
para ganar la manutención de su esposa e hijo. Su licenciatura es
valorada y pagada como tal.

Lidia ejerce su abogacía. Defiende las leyes con amor. Se ve reflejada
en los casos donde las parejas verdaderamente demuestran valor y son
capaces de dar todo por amor.

Carlos y Lidia añoran regresar un día a Cuba. Por el momento desde Miami
son libres y felices.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=10574

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