Shelyn Rojas
27 de junio de 2007
La Habana - bitacoracubana - Eran las nueve de la noche del 27 de
octubre del año 1997. En la Prisión Occidental de Mujeres, conocida por
"Manto Negro", ubicada en Ciudad de La Habana, reinaba la quietud.
Algunas reclusas esperaban con ansias esa hora para ver la telenovela
brasilera, "Mujeres de arena", que por aquel tiempo atrapaba en la
pantalla pequeña, la mayoría de las personas en Cuba.
Otras preferían estar en sus celdas tejiendo o en pequeños grupos
platicar sobre los días que faltaban para ser liberadas.
Sarahy, una joven de a penas treinta años de edad, acostumbraba salir de
su celda. Aprovechaba la distracción de las demás reclusas y en los
pasillos con las oficiales encontrar una noche más de placer.
Esa noche la oficial de guardia no deseaba conversar. Mucho menos
romancear. Lo que Sarahy pensó que sería una noche de disfrutes se torno
en una gran discusión.
En Manto Negro había una costumbre. La habitación destinada para que las
oficiales de turno anotaran las incidencias de las reas, tenía doble
función. Cuando una rea discutía con una oficial debatían allí. A
puertas cerradas.
Pero si el gane no era de la oficial, esta llamaba por teléfono a todos
sus colegas para una trifulca. Sarahy, ajena a la llamada, disfrutaba su
triunfo.
Las prisioneras que observaban la telenovela, desviaron su atención
hacia los gritos y los pasos firmes que se acercaban y se apoderaba de
la tranquilidad de la noche.
Sarahy ensangrentada por el pasillo corría hacia el tercer piso, donde
pertenecía. Pedía ayuda. Los guardias y oficiales armados con bastones
y palos la perseguían sin piedad.
Un grupo de mujeres, ante sus lamentos, se sumó en defensa de Sarahy,
quien fue capturada en la escalera.
Más tarde todas se unían al motín. Tomaron la prisión. Los guardias y
oficiales entraban a las celdas, para no ser ellos los golpeados.
Manto Negro fue dirigido a los antojos de las presas. Pero sabían que no
podían escapar. Una reclusa avisó que un cordón de guardias armados en
las afueras esperaba a que alguna lo intentara.
Al cuarto día el grupo de tropas especiales de las Fuerzas Armadas
Revolucionarias (FAR), conocido por "Las Avispas Negras", entró. En un
corto tiempo Manto Negro volvió a su quietud.
Una por una fue interrogada. Las que se destacaron en el motín fueron
trasladadas de prisión. Las que no, permanecieron en el penal bajo
advertencia y estricta vigilancia.
Sarahy fue trasladada de inmediato al hospital, donde, por causa de
tantos golpes, tuvo que ser operada. Nada se pudo hacer, quedó estéril.
Diez años han pasado. Quizás nadie recuerda los sucesos de aquella
noche. Pero para Sarahy, que con apenas cuarenta años sólo puede
disfrutar de la compañía de sus mascotas, el tiempo no ha transcurrido.
http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=5048
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