Jorge Olivera Castillo
27 de mayo de 2007
La Habana – Bitacoracubana - No fue Tahn Shwe quien declaró con talante
de señor de horca y cuchillo. Esta vez Myanmar, con su generalato a
cargo de administrar el feudo, no tuvo el protagonismo que suele tener
cuando se citan hechos o frases emanados del autoritarismo y otros
medios de sojuzgamiento.
Lukashenko, no pudo entender la expresión, aunque la conoce al dedillo.
En eso de mantener a Bielorrusia bajo estrictas normas totalitarias,
exhibe un expediente con altas calificaciones.
"Los dueños de los medios de prensa que mienten deberían ser condenados
a cadena perpetua". Esa fue la propuesta. Quince palabras en las
cercanías del cerro Tunari y del río Rocha. Dos distintivos de
Cochabamba, la ciudad boliviana que sirvió de escenario al V Encuentro
de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad.
Es parte de la artesanía del socialismo del siglo XXI, una entelequia
que cobra forma a partir del advenimiento y consolidación de Hugo Chávez
en la presidencia de Venezuela.
Pero, se equivoca si piensa en una autoría del mandatario sudamericano.
Aunque su incontinencia verbal se construye a partir de su pasión por
articular un sistema donde el estado de derecho sea no más que una
sombra del pasado, la voz que se inspiró en poner en licitación el
reglamento que marca la ruta hacia el recorte de la libertad de prensa,
fue la de Abel Prieto, el ministro de Cultura de Cuba.
Estaba allí en primera fila. No creo que lo traicionó el subconsciente,
simplemente es fiel a la filosofía de la que es guardián, y a la vez,
portador. Es el resumen del intelectual revolucionario. Un ser que no
avala la diversidad conceptual, que demoniza la transparencia de
criterios y subraya la connotación delictiva de quienes ponen en tela de
juicio, una parte o todo, el discurso del poder.
Emitir consideraciones que decretan la falsedad o no de un determinado
discurso, es algo lícito y normal dentro de las relaciones humanas. La
mentira es consustancial al hombre, por eso la importancia de la
pluralidad y los mecanismos jurídicos que protegen las libertad de
expresión.
Lejos de encubrir la farsa, la exposición de puntos de vista sin
condicionamientos lleva a la superficie, tarde o temprano, la realidad
con todos sus matices.
Nadie puede, ni debe, proclamar poseer el don de la infalibilidad. Sería
una actitud más cercana a los ámbitos de la psiquiatría o una vía, muy
trillada, que dictadores y discípulos usan bajo formas que esconden toda
pretensión mesiánica.
Hacer políticas de redención social, como el ofrecimiento de
gratuidades, acceso a servicios sanitarios y educativos, incentivos para
promover el desarrollo sostenible y cuanta iniciativa quepa en el
cerebro de los gobernantes, podrían constituir pasos hacia modelos que
invierten las exclusiones que se desean erradicar.
Tras esta suma de facilidades, que muchos tildan de populismo, otros de
socialismo, y una serie de ismos que pretenden acercarse a la perfección
soñada por Marx y Engels, se esconde un diseño donde la individualidad,
el derecho a manifestarse, asociarse y a otras fundamentales
prerrogativas inherentes a la democracia quedan disminuidas o eliminadas.
Por suerte entre las conclusiones finales del encuentro no se recogió la
invitación del ministro cubano. Las sanciones a periodistas bolivianos
presuntamente mentirosos distan, por ahora, de las rejas y los candados.
El castigo será moral, según determinaron patrocinadores e invitados.
De ninguna manera tendría entre mis decisiones, apego alguno a la
defensa de la tergiversación deliberada de la verdad. Para ser
consecuente con algo relacionado con estos asuntos, valga decir que soy
ciudadano de un país en el cual no existe ningún medio independiente. El
monopolio de la información lo detenta el estado y quien se salga del
redil lleva su merecido. Esto es en Cuba.
Aquí, aún la cadena no es perpetua. Hasta con 20 años se paga la osadía.
Es posible que Evo Morales copie el procedimiento. Ganas no le faltarán.
http://www.bitacoracubana.com/desdecuba/portada2.php?id=4827
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