Wednesday, May 30, 2007

Amor por cuenta propia

SOCIEDAD
Amor por cuenta propia

Juan González Febles

LA HABANA, mayo (www.cubanet.org) - Parejas jóvenes y no tan jóvenes de
ambos sexos, tomaron las calles. No se trata de una protesta política o
de cualquier otra índole. Sólo se hace el amor. Yaciendo o de pie, amor
vertical y horizontal. Se copula en plena vía pública o a la vista de
todos en azoteas y balcones.

Este vouyerismo colectivo no es un fenómeno que se circunscriba a la
capital. Sucede que La Habana, como dice la añosa guaracha, marca el
compás y El Cerro tiene la llave.

En Cuba no existen nidos para el amor transitorio. Luego del paso de los
últimos ciclones, cerraron sus puertas los moteles dedicados a estos
fines. Alguien tomó la decisión de convertirlos en albergues familiares
para personas sin casa o los "sin tierra", como también se les llama.

Esos establecimientos, también llamados albergues o posadas, estaban
consagrados para dirimir episodios galantes efímeros. Formaron parte del
folklore y de los mejores recuerdos de muchos habaneros y habaneras.

Son el recuerdo de otra época. Cuando sobraban tiempo y expectativas
para romancear y hacer el amor. Algunos comentan que todo se acabó,
cuando se acabó el querer. Hoy la vida obliga a copular, como y donde se
puede. Quizás por esto Cuba envejece. La gente se cuida de la
descendencia no deseada, pero amarse se impone: "No hay más ná".

Los nidos para el amor de ocasión o para la ocasión del amor, se
desplazaron a monumentos, paradas de ómnibus, parques y otros oscuros
sitios. También a oficinas e incluso a cementerios. Jóvenes
desaprensivos y necesitados, han habilitado panteones anónimos y
carentes de celebridad, como nidos emergentes para urgencias eróticas
diurnas.

Una ciudad con una crónica y no resuelta situación de falta de
viviendas, arrastra lastres. Estos crean combinaciones de problemas que
como reza la canción "se agolpan unos con otros y por eso no nos matan".
Copular es uno de ellos.

Desde un edificio de Centro Habana, lo suficientemente alto para
señorear la calle Belascoaín, un buen amigo con un telescopio
clandestino ve las parejas hacer el amor en las azoteas situadas en
niveles más bajos.

El primero o el último monumento a los presidentes, en la avenida
consagrada a éstos en el Vedado, se llena con la complicidad de la noche
y la falta de alumbrado, de parejas jóvenes que se aman. Entre ellas,
las hay ortodoxamente heterosexuales, pero no faltan travestis y gays en
la historia.

El monumento se encuentra en la confluencia de la calle G y la calle 29.
Está en el centro y es uno de los más bellos conjuntos arquitectónicos
de la capital. Se consagró a José Miguel Gómez, el presidente liberal.
El famoso Tiburón, predecesor del Egregio, del Hombre y del hoy
maltrecho Caballo.

Por supuesto, en esto como en todo, la igualdad es relativa. Entre el
catálogo de soluciones a esta problemática están los particulares que
alquilan habitaciones, sin tributar para ello al exigente fisco cubano.
Las tarifas oscilan entre los 60 y los 100 pesos por tres horas. El
servicio incluye de forma regular, ¡aire acondicionado, agua, sabanas y
toallas limpias!

Los extranjeros, por supuesto no tienen mayores dificultades, para
ellos, vale aquello expresado por el poeta Nicolás Guillén, ellos tienen
lo que nosotros teníamos que tener y nos quitaron.

Otros que transitan por el carril de Guillén son los miembros de la
nomenclatura y los militares de cierta graduación. Esos también tienen
lo que teníamos que tener. Ellos disponen, en el caso de los militares,
de discretos "hotelitos" para las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR)
y para el infaltable Ministerio del Interior (MININT).

Los "hotelitos" están situados al este y el oeste de la capital. También
los hay en los "barrios fríos" (zonas congeladas) y en ellos los
caballeros de la Contra Inteligencia y la Inteligencia se relajan de la
Batalla de Ideas. También usan para estos fines, las casas de Seguridad.
Las mismas donde entrevistan, amenazan y chantajean a los disidentes, o
al menos tratan de hacerlo.

Como todo lo que se hace para la vida, amar por cuenta propia también
tiene su encanto. Esto conlleva un precio, y por qué no, riesgo. Así que
ojo avizor, cuando transite por alguno de los lugares oscuros aquí
reseñados e incluso por otros, que los hay, mire bien hacia abajo. No
sea que pise a alguno o lo embarren.

jgonzafeb@yahoo.com

http://www.cubanet.org/CNews/y07/may07/30a7.htm

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