Por Carlos Arredondo
"...la educación está muy bien, todo está muy bien, además allá lo más
importante son los jóvenes... lo único malo es que las casas son muy
pequeñas..."
María Fernanda, facilitadora del programa ¡Yo, sí puedo!, al plantear su
deseo de que México sea como Cuba
En julio de 2004, la siempre espléndida Letras Libres publicó un dossier
sobre Cuba al cual tituló con sarcasmo El Viejo y el Mal. Uno de los
textos contenidos en el mismo, de la autoría de Maite Rico y Bertrand de
la Grange, es particularmente revelador desde el título mismo: Estampas
de la Supervivencia.
En éste, los dos periodistas realizan un retrato detallado de la
realidad de los cubanos de a pie, liberada de los afeites mediante los
cuales, las tiranías del mundo entero han escondido sus miserias a la
vista de los turistas.
Al referirse al uso propagandístico que el régimen castrista hace del
"bloqueo" impuesto por Estados Unidos a la isla, Rico y de la Grange son
implacables: "¿Bloqueo? Nunca lo hubo. A lo sumo se puede hablar de
embargo, o sea, prohibición de que las empresas de Estados Unidos
comercien directamente con la isla. Pero en Cuba se consigue sin
problemas desde la Coca-Cola hasta los programas de Microsoft, que se
importan desde México, Venezuela o cualquier otro país de la región.
"La palabra bloqueo es, sin embargo, mágica: moviliza a las
organizaciones de solidaridad en el mundo entero y, al mismo tiempo,
sirve de coartada al Gobierno cubano para justificar el fracaso de su
disparatada política económica...".
Más adelante, el texto cita a un habitante de "curso intensivo" sobre la
"economía de cambalache", única ruta de supervivencia para muchos isleños.
"En teoría, el hombre nuevo socialista puede vivir con un salario de 250
pesos (equivalentes a 10 dólares en junio de 2004) y cinco libras de
arroz al mes. En la práctica, te mueres de hambre. Así que tienes que
violar la ley", señala el lugareño, a quien los autores del texto
identifican como "militante del Partido Comunista durante décadas.
"El sistema no es sano, porque Fidel no es sano y nos ha vuelto
tramposos. La gente logra comer porque roba al Estado. Hemos pasado de
la Revolución a la 'robolución'", sentencia la fuente.
Ejemplo tras ejemplo, el texto de Rico y de la Grange desmitifica la
idea romántica de un país ideal que hoy todavía logra venderle el
Gobierno cubano a no pocos turistas y visitantes.
El texto citado, cuya lectura es recomendable, me vino a la mente al
leer ayer, en las páginas de Semanario, el testimonio de la joven María
Fernanda, residente del municipio de General Cepeda, estudiante de
secundaria y facilitadora del programa ¡Yo sí puedo!, de manufactura
cubana, mediante el cual se busca abatir el analfabetismo en Coahuila.
Me llamaron particularmente la atención las expresiones de esta
adolescente al plantear su deseo de que México fuera como Cuba porque,
de acuerdo con su propia experiencia, pues estuvo en la isla durante
casi un mes, allá "todo está muy bien" y, si acaso, lo único malo es el
reducido tamaño de las casas.
No puede criticarse, desde luego, la candidez de una joven de secundaria
a quien los cubanos trataron, durante su estancia en la isla, como lo
hace cualquier propagandista con aquellos a quienes pretende engatusar,
es decir, enseñándole únicamente lo que es "conveniente" para la Revolución.
Lo importante es, en todo caso, atestiguar cómo la dictadura cubana es
capaz, aún hoy, de presentarse como un modelo envidiable para muchos.
Y lo digo porque un cercano amigo, a quien nadie podría acusar de
ingenuo, me dijo más o menos lo mismo cuando regresó de un viaje a Cuba
hace apenas un par de años.
Es importante aquí reconocer que el régimen castrista ha conquistado
metas importantes en diversos campos, entre ellos la educación y, en ese
sentido, la Revolución cubana ha reivindicado ciertos valores, gracias a
lo cual tiene algunas lecciones para enseñarle al mundo.
Sin embargo, las conquistas realizadas por el Gobierno de Cuba no
alcanzan a mitigar los estragos causados en su población por las
políticas restrictivas de la libertad impuestas hace casi medio siglo.
Un ejemplo tomado del texto de Rico y de la Grange, a propósito del
mercado de negro ¡de pescado y mariscos! existente en la isla: "Cuba es
el único país del mundo donde los pescadores ofrecen sus pargos y sus
langostas como si vendieran cocaína, mirando atrás que no vaya a llegar
la policía. La langosta, como la carne de res, está estrictamente
reservada para el Estado, que la destina a los turistas".
En torno a este último producto, un apunte interesante: "El mar es
ancho, pero los circuitos de la carne están tan controlados que el
cubano de a pie no ha visto un filete en los últimos 25 años".
Es verdad, en México tenemos muchas cosas por corregir, pero ciertamente
no es la "fórmula cubana" una alternativa para hacerle frente con
eficiencia a nuestros problemas.
carredondo@vanguardia.com.mx
http://srv2.vanguardia.com.mx/hub.cfm/FuseAction.Detalle/Nota.612934/SecID.21/index.sal
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