Posted on Sun, Oct. 29, 2006
¿Quién manda en Cuba?
La pregunta que encabeza esta columna está sobre el tapete desde que el
pasado 31 de julio el dictador cubano Fidel Castro traspasó sus poderes,
por razones de salud, a su hermano y sucesor, el general Raúl Castro.
Las respuestas pueden ser tan diversas como las hipótesis que se
plantean en torno al aparato del poder en Cuba.
Para tratar de despejar esa incógnita se podría comenzar preguntando
¿dónde radica el poder en Cuba? ¿De qué poder hablamos? ¿Del poder
legal, institucional, o del poder real? Y más aún, ¿dónde radica en
estos mismos momentos el poder real?
Si uno se atiene a la Constitución vigente ''la Asamblea Nacional del
Poder Popular es el órgano supremo del poder del Estado. Representa y
expresa la voluntad soberana de todo el pueblo''. Así lo afirma su
artículo 69; y el que le sigue, el artículo 70, subraya: `` La Asamblea
Nacional del Poder Popular es el único órgano con potestad constituyente
y legislativa en la República''.
''La Asamblea Nacional del Poder Popular elige, de entre sus diputados,
al Consejo de Estado, integrado por un Presidente, un Primer
Vicepresidente, cinco Vicepresidentes, un Secretario y veintitrés
miembros más. El Presidente del Consejo de Estado es jefe de Estado y
jefe de Gobierno. El Consejo de Estado es responsable ante la Asamblea
Nacional del Poder Popular y le rinde cuenta de todas sus actividades'',
precisa el artículo 74.
Por su parte, el artículo 5 de esa misma Constitución establece que ``El
Partido Comunista de Cuba, martiano y marxista-leninista, vanguardia
organizada de la nación cubana, es la fuerza dirigente superior de la
sociedad y del Estado, que organiza y orienta los esfuerzos comunes
hacia los altos fines de la construcción del socialismo y el avance
hacia la sociedad comunista''.
Interpretaciones o contradicciones constitucionales aparte, valdría la
pena recordar que pasó en términos reales, la tarde-noche del pasado 31
de julio.
Fue el secretario personal de Castro, Carlos Valenciaga, quien se
presentó en la televisión nacional y leyó la denominada ''Proclama del
Comandante en Jefe al Pueblo de Cuba'', donde el dictador hacía cesación
provisional de sus cargos, poderes y atribuciones en el gobierno.
¿Por qué el secretario personal? ¿Por qué ese comunicado no estuvo a
cargo digamos, del Presidente de la Asamblea Nacional, o del primer o
segundo vicepresidente del Consejo de Estado, y ni siquiera de un
prominente miembro del Buró Político del Partido Comunista de Cuba?.
Creo que la respuesta hay que buscarla en el estilo de gobierno que
existió en Cuba hasta ese mismo momento. El caudillo, el Máximo Líder,
decide personalmente, lo que quiere hacer, conforme a lo establecido, es
cierto, pero fue él, a través de su secretario personal. La
institucionalidad quedó relegada a un segundo plano, como siempre.
Sucede que el liderazgo, el caudillismo, o el carisma no se transfieren
a la persona elegida. Ni al equipo elegido, ni al gobierno elegido. Ese
traspaso de poderes tiene que asentarse en un entramado
legal-institucional del cual la dictadura castrista hizo siempre muy
poco caso.
Ahora, a las puertas del funeral del dictador Castro en opinión de
algunos, esa mecánica institucional tendrá que entrar en juego para que
el poder real tenga un carácter no sólo temporal, sino por lo menos
legal, ya que no lo tiene legítimo.
¿Hasta cuándo podrá ejercer legalmente como Presidente de los Consejos
de Estado y Gobierno el general Raúl Castro? Según la Constitución hasta
las próximas ''elecciones'' a diputados de la Asamblea Nacional que
deben celebrarse cada cinco años.
Las últimas ''elecciones'' a diputados fueron realizadas el 19 de enero
del 2003. Esto quiere decir que en menos de 24 meses habrá que ir a una
nueva ronda electoral en Cuba. Elegir una nueva Asamblea Nacional, que
tendrá la soberanía de nombrar a su Presidente, y tambien al nuevo
Consejo de Estado.
Así es como se supone que debe funcionar el poder institucional, el
poder legal. El otro factor de poder, el Partido Comunista de Cuba,
espera igualmente por las exequias fúnebres del dictador, para convocar
a su Congreso y designar sus nuevos dirigentes.
Pero en el entramado político cubano de nuestros días hay otro
importante factor de poder que comparten quienes controlan la economía y
las Fuerzas Armadas. Sucede, además, que esas fuerzas están
representadas en su mayor parte por los mismo elementos uniformados.
No es muy fácil responder entonces a esa pregunta aparentemente
sencilla: ¿Quién manda en Cuba? Creo que en estos momentos estamos en
presencia de un balance de poderes, puestos de acuerdo para no entrar en
contradicciones que hagan implosionar las estructuras dictatoriales
impuestas en Cuba hasta el pasado 31 de julio.
¡Si esas estructuras van a ser lenta y efectivamente desmontadas para
dar paso a una transición legítima que enrumbe al país hacia la
democracia y la prosperidad económica es algo que estamos por ver!
palfonso@herald.com
http://www.miami.com/mld/elnuevo/news/columnists/pablo_alfonso/15875825.htm
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