DISIDENCIA
Esperanza y fe popular
Juan González Febles
LA HABANA, Cuba - Noviembre (www.cubanet.org) - Hace pocos días, uno de
mis vecinos a modo de crítica me espetó que la oposición o en su decir,
"la gente de los Derechos Humanos", estaba "soñando con aviones", como
el gobierno. Esto, traducido a un lenguaje más ortodoxo, expresa que las
metas del movimiento opositor, tanto las mediatas como las inmediatas,
comienzan a distanciarse de las expectativas populares. Así de sencillo.
Si de recapitular se trata, el Proyecto Varela ha sido hasta el momento,
el golpe político más efectivo, propinado a la dictadura. Con
independencia de su trascendencia en el tiempo, en su momento contó a su
favor con el respaldo de los bloques políticos más representativos y
logró calar en el corazón popular. Prueba de esto son las decenas de
miles de firmas obtenidas para validarlo, en medio de una población
aterrorizada por hábito.
Siendo reflexivo llego a la conclusión que en Cuba la mayor parte de las
leyes son injustas. Con un esfuerzo menor, este descontento puede
capitalizarse. Por supuesto, las iniciativas opositoras deben responder
al 100% a la demanda popular.
Imaginen una recogida de firmas para que el Coro Nacional, perdón, la
Asamblea Nacional del Poder Popular derogue las criminales e injustas
leyes migratorias cubanas. Imaginen una iniciativa popular de recogida
de firmas en demanda de que sea derogada la Ley General de la Vivienda.
O que sean derogadas las medidas discriminatorias que consagran el
apartheid turístico. O las medidas que consagran los privilegios y
prebendas de los arios verdeolivo.
Esto sería servir a la patria y al pueblo de Cuba. Esto sería atrapar la
fe popular y el respaldo irreversible del pueblo para el movimiento
opositor. Entonces la oposición dejaría de jugar a la politiquería y el
pueblo se identificaría hasta las últimas consecuencias con esta y su
liderato histórico. Si en lugar del ego superlativo y enfermizo de
algunos políticos dueños de discutibles y supuestas verdades absolutas,
se escuchara atentamente el sentir popular y se fuera a la vanguardia de
este sentimiento, la dictadura entraría en su fase terminal.
Piensen: es muy fácil explicar que las leyes migratorias cubanas son
injustas y son criminales. Más que sencillo demostrar que la Ley General
de la Vivienda es anti popular y consagra privilegios. Sobre los
privilegios de los arios verdeolivo y sus socios extranjeros, ni hablar.
Si diez mil firmaron el Proyecto Varela, es probable que la oposición
conquiste un millón de firmas en tiempo record, si le entra con la manga
al codo a estos irritantes ukases.
Es fácil explicarle al pueblo que nadie debe autorizar a un cubano a
entrar y salir de su patria sin permiso. O que nadie debe abrogarse el
derecho de decidir lo que usted puede o no hacer, con la casa en que vive.
¿Quién es nadie para decidir dónde un cubano puede residir o no? ¿Quién
puede explicar razonablemente los privilegios de la élite castrista?
Nadie puede defender esto en el terreno de las ideas, porque simplemente
no es justo.
El mero hecho de exigir estos derechos y de que alguien se niegue a
concederlos, constituye un éxito, en términos de ganar la voluntad
popular. No importa lo que el gobierno responda: si se niegan, pierden;
si lo aceptan pierden también.
jgonzafeb@yahoo.com
http://www.cubanet.org/CNews/y06/nov06/29a6.htm
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