Tuesday, October 03, 2006

Silencio antes y despues de la muerte

LABORALES
Silencio antes y después de la muerte

Karell Infante Mantilla

HOLGUIN, Cuba - Octubre (Jóvenes sin Censura / www.cubanet.org) - Un día
se vieron sin fuentes de materia prima al quedar sin trabajo los que
fueron obreros del ministerio del Azúcar, y vivieron de esta y de sus
derivados: los electrodos para enrollar alambres eléctricos, en el caso
de soldadores y electricistas, maestros de la supervivencia haciendo
chivos (entiéndase, haciendo trabajos particulares con los recursos del
Estado), y nunca ni por mucho por su exiguo salario de trabajador
cubano. Ahora se han convertidos por obra y gracia del genio de la
maldad en estudiantes, sin importar edad, lo mismo de técnico medio que
hasta de universitario.

Parece contradictorio, pero la verdad es que el Estado no pretende
mejorar el nivel de vida de los trabajadores a través de su superación
profesional, sino acabar con el escape de recursos materiales masivo
hacia el mercado negro, fuente de vida por excelencia del cubano.
También, busca evitar que la masa de desempleados se convierta en un
potencial delictivo, de amenazarse aún más la frágil estabilidad social,
influyendo política e ideológicamente en ellos por medio de las aulas y
hasta hacer creer a los cubanos que somos el único país que utiliza el
estudio como empleo.

Una vez culminada la campaña propagandística comenzó el retorno de los
trabajadores estudiantes al trabajo manual sin importar la calidad
docente, y con ello comenzaron también las protestas laborales, la
negación de trabajar sin ropas ni zapatos en la agricultura, y la
construcción de lo que se ha dado en llamar "Obras de la batalla de idea".

Dos dirigentes obreros se erigieron escudos y después de unas leves
victorias, como reducción de la jornada laboral y moderado respeto por
el programa de estudio, aun quedan exigencias, como la firma de
contratos de trabajo, según lo establece la legislación laboral vigente
y el respeto por las normas mínimas de seguridad e higiene del trabajo.

Javier Hernández Betancourt es y ha sido la lanza en el costado de estos
forzados estudiantes (humillados trabajadores), jefe de la oficina de
empleadores de San Germán, Holguín. Queda por aclarar la muerte, hace
sólo unos días, de uno de estos dirigentes obreros en un accidente,
cuando un cargador frontal de siete toneladas le paso dos veces por
encima, y cuyo nombre no puedo publicar sin la autorización de su familia.

No acuso, no niego la posibilidad de que sea un accidente, pero hubo
silencio e indiferencia durante las protestas, y lo hay ahora después de
la muerte. A Dios pido se recuerde a todos los que un día estuvieron
allí, y fueron parte de la eufemística "batalla de idea". Termino por
ahora con las palabras de Martí: "¡Póstrense de hinojos en la tierra,
tiemblen de remordimiento, giman de pavor todos los que aquel tremendo
día ayudaron a matar!".

http://www.cubanet.org/CNews/y06/oct06/03a8.htm

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