¿Existe la Izquierda?
2006-09-27
Wenceslao Cruz Blanco, Corresponsal en España de Misceláneas de Cuba
Madrid 26-09-2006. El concepto de izquierda, política o ideológica,
surge luego de la revolución francesa. A finales del siglo XVIII, los
parlamentarios que se sentaban a la derecha del monarca eran
considerados defensores del régimen feudal, y los que se ubicaban a la
izquierda, resultaron ser los simpatizantes de un naciente sistema
capitalista.
Este simple y anecdótico hecho histórico aún sigue utilizándose en el
argot político, donde se sigue identificando la preocupación por una
mayoría desfavorecida o el progreso, con el ser de "izquierdas". En una
democracia es difícil comprender que pueda aplicarse esa definición a
algún partido político en específico, pues para ninguno sería
medianamente inteligente reconocer que no quiere ejercer el poder para
el bien de la mayoría o a favor del progreso. En conclusión que todos
deberían ser de "izquierdas" sin tener ninguno que arrogarse esa
definición para sí.
Curiosamente existe el interés de uno o varios partidos, en diferente
sociedades democráticas, que reclaman para sí ese concepto, pero porque
lo necesitan como slogan y coartada electoralista. Eso les permite poner
al contrario en una posición aparentemente diferente e impopular. La
propaganda de los grupos y partidos políticos que presumen de ser de
izquierdas tienen mucha semejanza con los principios ideados por el
ministro de información de Hitler, efectivos para la propaganda empleada
por el estado nazi. Uno de ellos era el principio de la vulgarización y
que consistía en poseer «una propaganda popular, adaptada al nivel del
menos inteligente de los individuos a los que va dirigida». Las masas
eran despreciadas con este principio, el ideólogo nazi asumía como
cierto que «cuando más grande sea la masa a convencer, más pequeño ha de
ser el esfuerzo mental a realizar».
Sólo partiendo de un convencimiento de la ignorancia de las masas puede
comprenderse el que un partido haga una campaña electoral definiéndose
como de izquierdas, entienden que ese mensaje es efectivo porque
desprecian a esas masas electorales a las que se dirigen, las consideran
que no razonan lo suficiente, ni se preocupan de ir al fondo de los
programas electorales. Esas masas asociarán al partido que se
autoproclama como de izquierdas con un partido que se preocupará de los
problemas sociales de la mayoría o con el progresismo. Así de simple.
En las dictaduras, principalmente las que siguen al pie de la letra, los
consejos del ministro nazi en cuanto a propaganda, les encanta aparecer
como de izquierdas también, interesante. Es como si lo que sirvió en su
momento para identificar una postura progresista, en un momento
histórico concreto, se haya viciado de tal forma, que debería dar
repelús oírlo en los momentos actuales.
Pero no debemos caer en el error de, por querer diferenciarnos de ellos,
de asumir su propaganda y admitir la etiqueta de derecha que ellos
endosan a sus contrarios, electoralmente hablando. Los hechos y los
resultados de un buen programa de gobierno han de ser el mejor baremo de
comparación. El que en una época se sentaran unos buenos hombres a la
izquierda de un Rey no quiere decir que si no nos sentamos ahora a la
izquierda en un parlamento de una auténtica democracia, no estaremos al
lado y en representación de una mayoría.
No porque el genio Leonardo Da Vinci fuera zurdo, no existieron y
existen genios también que utilizan la diestra. La ciencia no se divide
en zurdos y diestros, como tampoco la democracia debe etiquetarse en
derecha e izquierda. Quienes lo hacen sólo reivindican para sí lo que no
son capaces de adquirir con hechos, necesitan de conceptos que contienen
ideas, pero que son incapaces de aplicarlas y utilizarlas en un lugar
distinto al de la propaganda.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=7093
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