Friday, September 29, 2006

Cuando el rio suena

Sociedad
Cuando el río suena…

Las viviendas cuestan mucho y primero está lo coyuntural: la 'Batalla de
Ideas'.

Dimas Castellanos, Ciudad de La Habana

viernes 29 de septiembre de 2006 6:00:00

En el artículo Vivienda, cifras para meditar, publicado en agosto por el
diario Granma, la autora, citando al director de inversiones del
Instituto Nacional de la Vivienda (INV), se refirió al proyecto estatal
encaminado a construir cien mil viviendas anuales y rehabilitar otros
cientos de miles. Los datos y criterios expresados se pueden resumir en
cuatro aspectos: 1) el alto costo del proyecto; 2) la prioridad de los
planes comprendidos en la Batalla de Ideas; 3) la marcha del plan; y 4)
la participación familiar en dicho plan.

En cuanto al costo del proyecto, expresó que dicho plan "obligará a
erogar miles de millones de pesos y un monto apreciable de divisas", las
cuales están condicionadas directamente por los vaivenes de la economía
internacional, "cuyo síntoma más alarmante resulta el vertiginoso
ascenso de los precios del petróleo".

Según el artículo, para poder concluir 48.752 viviendas en el primer
semestre de 2006, hubo que gastar 102 millones en moneda libremente
convertible (MLC), con un promedio de 2.092 unidades monetarias por
inmueble; mientras que para concluir este año poco más de 119.000
viviendas, se requerirá un monto superior a los 501,3 millones en MLC y
otros 39,5 millones en servicios básicos de acueducto, alcantarillado y
electricidad.

Para la ejecución de ese proyecto, el Estado incurre en millonarios
subsidios, por ejemplo, el techo metálico de una vivienda de 70 metros
cuadrados, cuesta no menos de 1.120 dólares y se vende por
aproximadamente 1.000 pesos cubanos. Lo que no dice el artículo es que
mil pesos cubanos equivalen a cuatro meses de salario promedio.

Que las viviendas y el petróleo tienen un alto costo —este último
atenuado por las íntimas relaciones de La Habana con el gobierno de
Chávez— son datos a tener en cuenta en el momento de la elaboración del
plan, y no ahora, cuando la evidencia de su incumplimiento recomienda ir
preparando las mentes. Por eso, como dice el refrán, cuando el río suena
es porque…

Una insalvable contradicción

Con relación al segundo aspecto, del plan de 2006 menos del 4% de los
inmuebles estarían a cargo de brigadas profesionales. Algo ya conocido
desde que se formuló el novísimo proyecto: no se deben "afectar en lo
más mínimo las obras de la Batalla de Ideas", donde están concentrados
los constructores profesionales.

Lo primero es que el concepto de Batalla de Ideas encierra una
insalvable contradicción, pues con las ideas se pueden hacer muchas
cosas, menos pelear. La batalla es un concepto militar que designa el
combate entre ejércitos, donde el fin de cada uno es destruir al otro,
por lo que resulta inaplicable a las ideas, cuyo fin es construir
consensos, buscar verdades, explicar fenómenos, o avanzar en el
conocimiento, donde incluso las ideas erróneas, tienen también su función.

El término que designa ese otro tipo de actividad social es el Debate de
ideas, que parte de la libertad de expresión, la igualdad de
oportunidades y el respeto al diferente; escenarios ausentes en nuestro
contexto, donde el predominio de la exclusión sólo permite la identidad
de los idénticos. Por su origen, la mal llamada Batalla de ideas es un
subproducto del conflicto por el balserito Elián González, convertido en
campaña político-movilizativa que, desde fines del pasado siglo, ha
invadido el escenario cubano.

Resulta que además de lo erróneo y perjudicial del concepto de marras,
con el mismo se designa un conjunto de obras como hospitales,
policlínicos y albergues para los venezolanos, propias del Ministerio de
la Construcción —que no ha sido disuelto—, y obras que el Estado ha
situado por encima de una necesidad que casi raya en tragedia: la
vivienda, que en la lógica de conservar el poder, no califica entre las
prioridades a las que se dedican los constructores profesionales.

El programa habitacional, deducido del punto anterior "retoma el
propósito de conceder a las familias papel principal como ejecutoras de
los inmuebles donde van a residir". Esta decisión, al menos en las
ciudades donde se requieren planes directores y exigencias urbanísticas,
la construcción por las familias se limita a erigir casas individuales
sin tener en cuenta la necesidad de edificaciones múltiples de varios
pisos. Para ello sería necesario, al menos, junto al derecho ahora
inexistente para que varios vecinos se asocien, emprendan la obra
conjuntamente y contraten a profesionales que tampoco gozan de esos
derechos y libertades.

No queda explícito de dónde se retoma el papel principal de la familia,
pues en la historia constructiva de viviendas después de 1959, ésta fue
sustituida por el Estado paternal. Sería más valiente reconocer que la
decisión proviene del fracaso del Estado en su intento de resolver por
sí solo el complejo problema de la vivienda; un propósito que al
sobrepasar sus posibilidades se desliza hacia la familia, pero sin
brindarle a ésta los derechos y la autonomía para participar de forma
paralela y activa en un asunto tan vital.

¿Marcha del plan?

El cuarto aspecto se refiere a la marcha del plan de 2006, según el cual
deben terminarse unas 119.000 viviendas. Aquí se mezcla la información
acerca de nuevas construcciones con las cifras de viviendas reparadas,
lo que no permite evaluar la marcha del plan. Resulta que una parte
considerable de las casas terminadas son reparaciones efectuadas incluso
con las familias dentro del inmueble y no de nuevas construcciones, como
lo reconoce la periodista al decir que "no hay todavía un aporte
significativo de las nuevas capacidades para atenuar el déficit
habitacional existente en el país".

En cuanto a las reparaciones, expresa: "el elevado cumplimiento de las
proyecciones no significa que se haya podido atender las necesidades de
incontables familias, cuyas casas llevan años en regular y mal estados.
Ha habido que concederle prioridad a quienes resultaron damnificados por
los huracanes", y agrega: "Si vemos la conservación y la rehabilitación
en conjunto, el 45% de las obras ejecutadas en esos 10 meses estuvieron
dirigidas a arreglar y a reponer techos devastados por los ciclones".

Es decir, ahora —cuando restan sólo cuatro meses para su cumplimiento—
no se trata de cien mil nuevas viviendas, sino esencialmente de
reparaciones; y no sólo de reparaciones, sino esencialmente de las
viviendas dañadas por los huracanes. Una vez más queda demostrado que
sin la verdadera participación ciudadana y de la sociedad civil, sin los
correspondientes derechos y libertades y sin el restablecimiento de la
relación entre salario y costo de la vida, será imposible cumplir la
meta en cuanto a cantidad, mucho menos en cuanto a calidad, en ausencia
de constructores profesionales. En fin, que las viviendas cuestan mucho
y primero está lo coyuntural: la batalla de ideas.

URL:
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro-en-la-red/cuba/articulos/cuando-el-rio-suena/(gnews)/1159502400

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