Thursday, September 07, 2006

Absurdas quejas

POLITICA
Absurdas quejas

José Antonio Fornaris, Cuba-Verdad

LA HABANA, Cuba - Septiembre (www.cubanet.org) - Dentro de las actitudes
absurdas de las que ha hecho gala durante años el régimen de La Habana,
una de las que más me llama la atención es su pose de gran ofendido ante
las acciones del exilio más activo políticamente.

Muchos de esos compatriotas tienen algún familiar cercano que fue
fusilado. A otros les quitaron todas sus propiedades. Miles cumplieron
largos años de cárcel, y a todos, de una forma u otra, se les obligó a
abandonar su tierra.

Esos hombres y mujeres han sufrido ofensas, difamación y ataques
verbales de todo tipo. El trato que siempre han recibido es el de
enemigos. En el paredón, ciertamente, también murió la definición más
civilizada de adversario político.

El régimen -que es totalmente excluyente-, al parecer esperaba del
exilio la misma paciencia de Job y su resignación ante las
inconmensurables pruebas a las que Dios lo somete.

La historia está llena de ejemplos en los que se demuestra que cuando el
enemigo no puede ser aplastado hay que reconocerle derechos. De lo
contrario, se debe llevar a la práctica lo planteado por Abraham Lincoln
cuando le preguntaron qué haría con sus enemigos: "Voy a
destruirlos...Voy a convertirlos en mis amigos".

Pero el régimen cubano, contrariamente, utiliza la misma práctica
fallida contra los opositores pacíficos internos, a quienes difama,
acosa, persigue, encarcela, y los obliga a salir al exilio. Es decir, el
gobierno continúa creando enemigos.

Así las cosas, durante decenios se han escuchado las plañideras quejas.
Y en estos últimos tiempos de manera sistemática pueden oírse en los
medios de comunicación y en las voces de los jerarcas gubernamentales,
las lamentaciones sobre la actitud asumida por el exilio políticamente
activo en relación con la revolución de Castro. Claro, esas quejas han
estado colmadas de epítetos poco halagüeños, tales como gusanos,
traidores, vende patria, mercenarios, mafiosos y otros de menor o mayor
carga ofensiva. Pero quejas de todas formas.

Por encima de cualquier valoración al respecto, está el lícito deseo -el
derecho es inherente al nacimiento- de la gente a aspirar a que su país
no continúe siendo un feudo.

El exilio ha logrado poder económico, fuertes relaciones internacionales
e influencia política. Se ha convertido en un conglomerado
bienaventurado al cual, si bien no es obligado complacerlo, sí es
necesario tener en cuanta sus expectativas. Además, cada día se le
siente más cerca de Cuba.

En lo tocante a la posición del exilio, hay que decirle al régimen,
parafraseando al poeta Nicolás Guillén: tiene lo que tenía que tener.

http://www.cubanet.org/CNews/y06/sep06/07a7.htm

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