RAUL CASTRO, CHINA, Y LA CUBA POST FIDEL
Por William Ratliff
The Independent
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José Cadenas
Jefe de Buró
E.U.
Dept. de INvestigaciones
La Nueva Cuba
Agosto 28, 2006
A comienzos de agosto, Cuba consiguió un nuevo "líder máximo" por
primera vez en casi medio siglo. Raúl Castro, de 75 años,
"temporalmente" reemplazó a su hermano, Fidel, mientras este último se
sometía a una importante cirugía.
Fidel, quien había sido filmado varios días antes en Argentina perdiendo
el control al ser confrontado por un periodista argentino critico,
desapareció de la vista a su regreso a Cuba. En una declaración
preempaquetada e impresa hecha pública el día de su octogésimo
cumpleaños, el 13 de agosto, dos semanas después de su intervención
quirúrgica, le dijo a los cubanos que deberían estar "listos para
confrontar cualquier noticia adversa" acerca de su salud.
Por lo tanto, ¿Fidel ha ya expirado o regresará al poder? ¿Saltará al
escenario periódicamente en los meses venideros para ocuparse
ligeramente de los limites del poder, ayudando o entorpeciendo a su
hermano o a otros en una sucesión que ya pareciera haber comenzado?
Ciertamente su poder absoluto nunca volverá a ser lo que fue dado que su
largamente negada mortalidad resulta ahora tan obvia.
Los analistas difieren radicalmente en sus expectativas. Para mí, la
incertidumbre inmediata clave es qué hará Fidel mientras sobreviva; hará
el papel del "artífice" o del "destructivo".
Podría promover una sucesión suave, aunque tan solo sea reafirmando su
certidumbre de que Raúl tomará las decisiones correctas para el futuro
de Cuba, cualesquiera que ellas sean. O podría tercamente plantarse en
su talones e insistir obstinadamente en mantener la verdadera fe
fidelista que ha creado el actual embrollo.
La historia sugiere que persistirá con su tozudez, incrementando
enormemente las perspectivas de un amargo conflicto, quizás incluso de
una guerra civil y una intervención militar de los Estados Unidos. Pero
algunos que han trabajado de manera muy cercana con los dos hermanos
creen que su degustación de la mortalidad podría hacer que se vuelva
cooperativo y les permita a sus sucesores encontrar su propia
legitimidad nueva y diferente.
Si Fidel muere pronto sin ponerse firme, o coopera en la sucesión, yo
vaticinaría una transición relativamente apacible hacia unas reformas
económicas cuidadosamente orquestadas, probablemente bajo la dirección
de Raúl Castro, pero con grados de apoyo de otros dirigentes actuales y
tal vez anteriores.
¿Quién es Raúl? Siempre fue el leal Nº 2 al poder absoluto de Fidel.
Pero ha sido por mucho tiempo el jugador clave detrás de escena, casi un
loco por la eficiencia en términos cubanos. Sus actividades han incluido
ser el sicario de Fidel, un papel que algunos consideran es la suma
total de su carácter y que lo convertirá en un tirano del status quo. Lo
dudo, en virtud de que Raúl es inteligente y mucho más pragmático que
Fidel, además de ser más "humano", específicamente más "cubano", que su
patriarcal hermano.
La Cuba actual es un agujero negro económico casi idéntico al de China
cuando falleció Mao Zedong en 1976. En 2004, un funcionario cubano de
alta jerarquía admitió a Le Monde Diplomatique que, "Todos [en Cuba]
desean cambios económicos, excepto Fidel".
Cualquier líder post-Fidel que aspire a sobrevivir debe demostrarle al
pueblo cubano con bastante rapidez que hay una esperanza de una vida
mejor en un futuro cercano. El pueblo soportó pacientemente las
asfixiantes políticas económicas y la represión política de Fidel porque
se trataba, bien, de Fidel. Pero tal como lo diría Basil Fawlty, no
existe sustituto alguno para Fidel.
En el futuro cercano post-Fidel, los dirigentes cubanos es probable que
sigan el ejemplo chino de mantener la imagen revolucionaria de su gran
líder original aún cuando desmantelen gran parte de su pensamiento y de
su sistema económico.
Raúl y muchos otros dirigentes políticos, militares y económicos cubanos
han expresado durante años su admiración por el rápido progreso
económico registrado en China y Vietnam. Con su talento para escuchar y
trabajar con otros, Raúl puede tener una buena oportunidad de conducir
un cambio al estilo chino, que consiste en reformas económicas
sistemáticas, orientadas al mercado y de largo plazo identificadas como
socialismo de mercado bajo la dirección de un partido único.
Hasta ahora, Fidel ha rechazado de plano un cambio al estilo chino para
Cuba. Pero en noviembre de 2004, cuando el Presidente chino Hu Jintao
visitó La Havana, Fidel afirmó que China es "la esperanza más promisoria
y el mejor ejemplo para todos los países del Tercer Mundo". De esa
manera, en esta y en otras ocasiones, Fidel ha tendido un "puente" a las
reformas al estilo chino en Cuba, lo que es más de lo que Mao hizo
alguna vez en China.
Un prominente defensor de la democracia y economista cubano, Oscar
Espinosa Chepe, acaba de escribir desde La Havana en el Miami Herald que
piensa que Raúl puede convertirse en el Deng Xiaoping cubano y "promover
reformas económicas con el objetivo de crear una base política". Y
agregó que, "las reformas económicas podrían ser una antesala para las
reformas políticas".
¿Qué deberían hacer los Estados Unidos? Dar marcha atrás y dejar que los
cubanos resuelvan su propio futuro. Los estadounidenses debemos
reconocer que si podemos convivir con el "socialismo de mercado" en
China y Vietnam, lo mismo podemos hacer con relación a Cuba, si esa es
la dirección que eligen seguir los nuevos dirigentes de la isla. Si los
cubanos no siguen ese camino, y la democracia sencillamente no se
encuentra entre las cartas en lo inmediato, se suicidarán y su futuro
será mucho más sangriento y más complicado. Pero eso, también, depende
de ellos.
William Ratliff es Asociado Adjunto en The Independent Institute,
Investigador Asociado en la Hoover Institution de la Stanford
University, y un frecuente escritor sobre temas de la política exterior
china y cubana.
http://www.lanuevacuba.com/archivo/william-ratliff-33.htm
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