Thursday, June 01, 2006

Victimas de las lluvias y el desprecio

Sociedad
Víctimas de las lluvias y el desprecio

Siete muertos y numerosas familias que se quedaron sin vivienda, no
impidieron que Castro dedicara siete horas a responder a la revista
'Forbes'.

Eva González, Ciudad de La Habana

jueves 1 de junio de 2006 6:00:00

Las intensas y continuas lluvias caídas sobre la ciudad de La Habana,
particularmente durante la tarde y noche del pasado 23 de mayo, dejaron
un lamentable saldo de siete fallecidos, según cifras oficiales.

Lo paradójico del asunto es que en días anteriores se había desarrollado
"exitosamente" y "con amplia participación" en todo el país el llamado
Ejercicio Popular para la Reducción de Desastres "Meteoro 2006", cuyo
objetivo —dijo el gobierno— es "organizar y comprobar los planes de
medidas de la Defensa Civil para enfrentar el embate de huracanes y
fuertes lluvias".

Los medios de difusión oficiales reportaron la participación en el
ejercicio de "cientos de miles" de personas "organizadas en los Consejos
de Defensa Provinciales, Municipales y de Zona", en un despliegue que
involucró a diferentes grupos de trabajo de entidades del Estado: las
Fuerzas Armadas Revolucionarias y el Ministerio del Interior,
organizaciones políticas (en referencia al Partido Comunista de Cuba y
la Unión de Jóvenes Comunistas) y de masas, así como a la población de
las áreas donde se realizaron los simulacros de incendios, evacuación,
traslado de heridos, etcétera.

En todos los casos, la "maniobra ágil y efectiva" de las fuerzas
desplegadas debía asegurar la tranquilidad de los ciudadanos ante las
adversidades climáticas.

Dos días más tarde, los copiosos aguaceros en la capital se encargaron
de desmentir la supuesta eficiencia de todo el aparato movilizado. La
eficacia desplegada durante los simulacros se ausentó a la hora de
enfrentar el evento real.

En La Habana, donde se concentran más de dos millones de habitantes, con
un fondo habitacional mayoritariamente vetusto y en regulares o malas
condiciones estructurales, con una red de alcantarillado en la que
proliferan las tupiciones y roturas, y con deplorables condiciones
higiénico-sanitarias (La Habana goza del dudoso prestigio de ser la
ciudad más sucia de la Isla) que agravan los peligros de epidemias por
contaminación de las aguas, la vulnerabilidad de la población y las
instituciones demostró estar muy por encima de los cálculos.

En pocas horas se produjeron inundaciones en 8 de los 15 municipios de
la capital, lo que impuso el cierre de los túneles de la calle Línea
(Vedado) y de Quinta Avenida (Miramar), en los que se reportaron
volúmenes de varios miles de metros cúbicos; se paralizó una planta de
gas manufacturado; se produjeron cientos de interrupciones eléctricas y
ocurrieron derrumbes totales y parciales en viviendas, sin que se haya
precisado aún la cifra exacta.

¿Un contundente golpe moral?

Las justificaciones oficiales, sin embargo, han sido más rápidas que las
acciones de prevención y salvamento. Los medios calificaron lo ocurrido
como "evento hidrometeorológico de rápida formación y difícil
pronóstico", pese a que ha habido precipitaciones, con variada
intensidad pero de manera sostenida, en diversas regiones de la Isla, y
los reportes meteorológicos del noticiero de televisión han insistido en
la recurrencia de las lluvias y los altos niveles registrados en los
últimos días.

Entre tanto, ni el meteoro ni sus víctimas contaron con la cobertura
divulgativa que se ha dado a los comentarios de la revista Forbes contra
el máximo líder de la revolución cubana.

Mientras muchos habaneros vieron en sus andanzas por la ciudad el triste
espectáculo de numerosas familias sacando fuera de sus viviendas sus
escasos bienes (muebles, colchones y otros enseres), en un intento de
secarlos bajo el tímido sol de estos días, y decenas de familias han
quedado sin vivienda y/o carecen de recursos para reparar los daños, un
Castro exultante y exaltado se autocomplacía en una comparecencia
televisiva de alrededor de siete horas para insistir sobre su modestia y
humildad y exponer la "amplia repercusión mundial" de su presentación
anterior, donde "asestó un contundente golpe moral" no sólo a la
mencionada revista norteamericana, sino al propio gobierno de Estados
Unidos.

Todo el tiempo del mundo le parece poco al dictador cubano para hablar
sobre sí mismo y sobre los increíbles méritos que ha acumulado frente a
Cuba y al mundo entero: una prueba irrefutable del desprecio absoluto
que siente hacia el pueblo cubano.

Forbes y Bush deben estar profundamente complacidos por esta deferencia
de Castro: se necesita dar importancia a algo o a alguien para convocar
a toda una pléyade de "intelectuales" y personalidades de la política,
ocupar los cuatro canales de la televisión del país y dedicar tantas
horas a desbarrar sobre el mismo tema; mientras centenares de familias
cubanas, de escasos recursos en su gran mayoría, se lamentan por las
pérdidas sufridas —sobre todo por las muertes de siete humildes cubanos
que no mencionaron Forbes ni Castro— bajo el embate de las torrenciales
lluvias que asolaron nuestra destartalada ciudad.

URL:
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro_en_la_red/cuba/articulos/victimas_de_las_lluvias_y_el_desprecio

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