Sunday, June 25, 2006

La Pena de Cuba

La Pena de Cuba
2006-06-25
Hugo Araña, Bibliotecario y Periodista Independiente, Corresponsal en la
isla de Misceláneas de Cuba

24 de junio de 2006.

Duélale a quien le duela, la ciudad de Matanzas, llamada desde el Siglo
XIX la Atenas de Cuba, en la actualidad, de Atenas le queda poco, y
de Pena tiene mucho. Y que conste, no me es fácil decirlo, porque me
considero matancero cien por cien. Pero el sol no puede taparse con un dedo.

Sin realizar un recuento exhaustivo, pero basándonos en los hechos,
podríamos admitir que años atrás exhibía orgullosa una intensa vida
cultural. Hoy en día esfumada por las circunstancias. En las noches de
los fines de semanas, a riesgo de regresar a sus hogares a pié porque
los ómnibus escaceaban (¡y continúan escaseando!), la población asistía
a una variedad de opciones culturales que iban desde representaciones
teatrales, conciertos, o espectáculos danzarios o bailables, que ponían
una nota elocuente y espiritual, que ya no existe.

El Teatro Sauto, declarado Monumento Nacional, con el propósito de
realizarle una reparación general, y volver a reinstalar el aire
acondicionado, ya casi nadie asiste a él, así se presente grupos como el
Ballet Nacional, porque el calor que se sufre allí, es inaguantable. Sin
dejar de observar que muchas de las maderas del escenario, y de los
pisos, polillas y comejenes dan rienda suelta a sus apetitos insaciables.

La Sala White, donde en Cuba se bailó por primera vez el Danzón,
nuestro Baile Nacional, y que sábado tras sábado en horas de la noche,
jóvenes y personas de la tercera edad, disfrutaban de perpetuar mediante
el baile de parejas ese ritmo tan sensual, acompañados por una orquesta
danzonera, lleva años en fase de adecuarla a requerimientos acústicos
que necesita a veces han tenido que tumbar los trabajos realizados,
porque no se avienen para convetirla en una sala de conciertos.

Por lo tanto la Sinfónica de Matanzas, que tenía allí su local de
ensayos, y ofrecía los miércoles sus acostumbrados presentaciones, son
cosas del pasado. Y muchos de sus integrantes, para no morirse de
hambre, han optado por integrar pequeños grupos musicales en los hoteles
de la Playa de Varadero., muy lejanos de la música clásica, ya que allí,
todo se vuelve salsa y más salsa.

El mismo Grupo de Teatro Mirón Cubano, tuvo que cerrar su sala-teatro
porque desde l998 el techo de amenazaba derrumbarse. Y hasta estos
momentos, la reparación parece que entró en la calendas griegas.
Y lo más triste de todo esto, la misma Biblioteca Gener y del Monte,
parece cualquier cosa, menos una centro con categoría provincial por el
abandono que sufre.

En el bello (o mejor dicho ex-bello) piso superior, donde radicaba el
Fondo de libros raros, orgullo para los matanceros, ya que alberga
ediciones antiquísimas, hubo que cerrarlo, porque el techo, modelo del
neoclasisismo del siglo XIX que tanto primó en la segunda parte de esa
centuria al Matanzas coger un auge económico y cultural, por la cual,
fue nombrada La Atenas de Cuba, permanece cerrado, con el peligro que,
cualquier día, la misma planta baja, Sala General de esta institución,
sea sepultada para siempre, y la pérdida de libros, alcance la categoría
de desastre nacional para nuestra Cultura.

Muchos matanceros se han preguntado por qué ese abandono de las
institucuiones representativas de la Ciudad. Y la respuesta recibida
tanto del gobierno local como del partido, que es quien gobierna, es que
no hay presupuesto para llevar a cabo las restauraciones adecuadas.

Sin embargo, nuestra provincia, es la segunda en el País en ingresar
moneda libre convertible al estado por las ganancias obtenidas en el
sector del turismo (recordemos que el polo turístico de Varadero
pertenece a este territorio).
Por lo cual, muchos se preguntan también, qué por ciento de esas
ganancias el estado asigna para la Cultura de Matanzas. Esto no se sabe
ni se conoce. A la población esa información no llega o a las
autoridades pertinentes no les interesa darla a conocer. Mientras,
Matanzas agoniza de su Cultura, que en el siglo XIX cogió un apogeo que
llegó en llamársele la Atenas de Cuba.

Pero hoy en día, esa denominación está descolorida. No se palpa. No se
ve. Más bien, es una pálida sombra de un pasado que fue esplendoroso.
Por eso tenemos que admitir que, Matanzas, es la pena de Cuba.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=5903

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