Thursday, June 29, 2006

Alcoholicos euforicos y licores anonimos

SOCIEDAD
Alcohólicos eufóricos y licores anónimos

Juan González Febles

LA HABANA, Cuba - Junio (www.cubanet.org) - Entre las noticias con que
los medios oficiales cubanos, ponen de manifiesto lo "mal" que les va a
los países europeos otrora socialistas, Rusia ocupa lugar cimero. Uno
muy reciente cita a BBC con el tema del alcoholismo en Rusia. La
situación parece alarmante y los medios oficiales rasgan sus vestiduras
en torno a esto.

Supimos que ascienden a varias decenas de miles los intoxicados con
desenlace fatal por alcohol adulterado en Rusia. Se cita a Rashid
Nurgaliyev, ministro del Interior de Rusia, que denuncia más de 40 mil
muertes por la acción del alcohol adulterado en Rusia.

BBC habla de uno por cada tres rusos alcohólicos y de una por cada siete
rusas alcohólicas. Las cifras son reveladoras, pero no se aclara hasta
qué punto esto no sería una herencia social del rebasado comunismo. En
los tiempos de Brezhnev el alcoholismo, que alcanzó adultez social
durante la era de Stalin, conquistó una masividad alarmante.

Fue una de las manifestaciones del estancamiento y la pereza social y
ciudadana de ese periodo. Muchos cubanos que visitaron la ex Unión
Soviética por aquellos tiempos daban cuenta de ello. Aquellas personas
que clasificaban como políticamente correctas lo achacaron a la
"superioridad" del modelo político cubano de entonces.

En Cuba se vive un momento de incremento del consumo de alcohol sin
precedentes. Jóvenes adolescentes, personas maduras, ancianos etc., se
han lanzado al consumo de alcohol. Se bebe en casas y en la vía pública.
Con motivo o sin él. Curiosamente, en los sitios en que menos se bebe es
en las cantinas y bares.

La situación es que los lugares estéticamente agradables, limpios y bien
iluminados salen fuera de la realidad económica promedio. La gente se
hace de su licor a como dé lugar y lo bebe en compañía de sus afines.
Esto puede ser en la casa de alguien o en la calle.

He tenido oportunidad de ver cómo un trabajador, en la conclusión de su
jornada laboral compró un cuarto de ron, un "planchao", en un quiosco de
venta por divisas. El hombre, un día muy caluroso de junio, bebía su ron
directamente del envase, camino a su hogar. Una imagen sin dudas sugerente.

Como aquel Moscú gris de la era de Brezhnev, La Habana de hoy no cree en
lágrimas. En nuestra ciudad, no se reporta una proporción alarmante de
casos de envenenamiento por alcoholes no comestibles. Pero la
creatividad doméstica y la necesidad aportan una gama creciente de
bebidas destiladas con recursos artesanales.

No son pocos los que han hecho de la destilación clandestina de licores
un medio lucrativo de vida. Son comunes en nuestra vida diaria el
"Azuquín", "Chispa e tren", "Bájate el blume" y el insustituible
"alcolifán". La materia prima para la elaboración es tan abundante como
la creatividad del licorero desde arroz fermentado hasta cualquier
fruta, mango, fruta bomba, naranja, etc.

Este consumo alcohólico desmedido ha salvado todas las barreras
sociales. Se bebe en zonas congeladas y barrios marginales. El último
bodrio policiaco, "Tras la huella", nos muestra a un coronel del
represivo Ministerio del Interior aliviando la presión mecánica con un
pomito similar a muchos pomitos similares de nuestra ciudad. El hombre
bebe alcolifán a escondidas en su oficina. Todo un símbolo para tiempos
difíciles para todos.

La diferencia es que en Cuba, a diferencia de la Rusia actual, no hay
estadísticas confiables sobre ningún aspecto de la vida nacional. Todo
lo que se refiere al rubro información permanece en una zona de sombras.
El terreno movedizo de la paranoia secretista de la dictadura. El caso
es que se bebe demasiado, mucho más de lo conveniente.

Nos convertimos en alcohólicos falsamente eufóricos, llenos de aprensión
y paranoia. Alcohólicos dispuestos al consumo de licores exóticos de
pedigrí dudoso, escapando y siempre a la espera de Nuestro Día, por venir.

http://www.cubanet.org/CNews/y06/jun06/29a6.htm

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