Monday, April 03, 2006

Los motores del cambio en Cuba

Posted on Mon, Apr. 03, 2006

Los motores del cambio en Cuba
ARIEL HIDALGO

Cuando se habla de sociedad civil en Cuba regularmente se piensa en los
grupos de la disidencia, movimiento con un cuño marcadamente politizado
no sólo por la elite dominante --todo fuera de su control es ''enemigo
del pueblo'', de la ''patria'' y el ''socialismo''--, sino por sus
orígenes: como extensión de un pequeño núcleo de prisioneros políticos a
principios de los años 80. Sin embargo, en ningún país la sociedad civil
se agota con la oposición, que constituye un segmento de ella. Paralelo
a los partidos opositores florece siempre una infinidad de asociaciones
y actividades ``no políticas'', pero que constituyen fuerzas
independientes a ese Estado, como las empresas privadas, iglesias,
teatros, asociaciones fraternales y otras.

Casi todas estas manifestaciones se dan también en Cuba aunque
mayoritariamente en un plano marginal, si tenemos en cuenta unos medios
masivos de comunicación bajo control estatal que, en consecuencia,
responden a una política selectiva que vela todo un ángulo de la
realidad. Así, mientras la radio y la televisión trasmiten notas sobre
cumplimientos de metas productivas y mensajes políticos de altos
dirigentes, se desarrollan redes clandestinas de producción y
comercialización, e intelectuales y artistas cuestionan con lenguaje muy
académico el patrón socioeconómico predominante. Tal pareciera que
mientras los medios proyectan una realidad virtual, tras las cámaras y
fuera del alcance de los micrófonos, la vida real se desenvuelve cada
vez más palpable para el ciudadano común.

Sería preciso, por tanto, desglosar la sociedad civil cubana por sectores:

• Sector I: La disidencia o movimiento cívico contestatario.

• Sector II: La economía independiente, tanto legal como informal.

• Sector III: Las iglesias cristianas y otras asociaciones religiosas.

• Sector IV: Un segmento del sector oficial compuesto principalmente de
intelectuales y artistas con actitudes cada vez más independientes.

Sobra decir que el más publicitado internacionalmente es el I, por
razones casi obvias: por acudir a la publicidad como medio de
supervivencia y por ser el único que declara abiertamente su antagonismo
con el poder. Aunque constituye un factor propagandístico de primer
orden proyectado hacia el exterior del país, internamente se mantiene
como una delgada franja marginal incapaz de influir hasta ahora en
amplias esferas, ya sea por el constante hostigamiento, por ausencia de
medios masivos de comunicación o por la falta de un discurso coherente.
Una de sus figuras más representativas, Vladimiro Roca, demandaba: ``La
oposición tiene que buscar un lenguaje que le permita comunicarse con el
pueblo y lo movilice, que lo saque del escepticismo y del miedo''.

Aunque el sector II ya era creciente antes de los 90, se incrementó por
el derrumbe del campo socialista. El Estado no podía encarcelar a
cientos de miles de ciudadanos, pero tampoco permitir violar masivamente
la ley. Cierta o no, la frase ''o saco los tanques o saco el mercado'',
atribuida al segundo hombre del régimen, Raúl Castro, ilustra la tensa
situación que llevó a legalizar numerosas actividades hasta entonces
ilícitas, como el mercado privado agropecuario, tenencia de dólares,
restaurantes domésticos, producción y comercialización de artesanías y
otros productos, etc. No obstante, en su mayor parte permaneció en la
informalidad y desarrolló una amplia red de pequeñas empresas
clandestinas en la que participa, de una manera u otra, la mayor parte
de la población.

En el sector III la influencia creciente de la Iglesia Católica en la
población durante los 70 y los 80 convenció a los centros de poder en la
conveniencia de tolerar actividades independientes en las arquidiócesis
como revistas, centros de investigación y educación e incluso
asociaciones independientes. Paralelamente, un gran número de sectas e
instituciones religiosas no católicas floreció por todo el país.

En el sector IV numerosas publicaciones oficiales, con las subvenciones
estatales suspendidas debido a la crisis, comenzaron a ser financiadas
por fundaciones extranjeras. La cinematografía sobrevivió gracias a
coproducciones internacionales. Numerosos centros académicos o
culturales empezaron a correr la línea de lo ''políticamente correcto''
en revistas, conferencias, y obras de arte, ''actuando unas veces como
parte inseparable del Estado y, en otras, [...] no necesariamente
coincidentes con la política oficial'', según el ex miembro del Centro
de Estudios sobre América (CEA), institución creada por el Partido
Comunista, pero luego acusada de ''revisionista'' por el sector de línea
dura del régimen.

Mientras el sector III constituye un factor de mediación y el I
representa casi simbólicamente la existencia de la disensión política,
el IV apunta a la reforma del sistema desde el propio sistema. En la
medida en que alguno de estos dos encarne los intereses de la fuerza
social creciente que representa el II, se constituiría posiblemente en
la vanguardia del cambio. Si se quiere una visión certera del
desenvolvimiento de la realidad cubana, es preciso no perder de vista
estos posibles motores de cambios futuros en Cuba.

infoburo@aol.com

http://www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/cuba/14248244.htm

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