Monday, April 03, 2006

La prensa decimononica cubana y extranjera

HISTORIA
La prensa decimonónica cubana y extranjera
Richard Roselló

LA HABANA, Cuba - Marzo (www.cubanet.org) - Hace más de 150 años los
habaneros llamaban "paquete" al barco que traía a la isla el correo
procedente de ultramar. Una parte de dicha correspondencia venía
reservada para el gobierno y otra era para los particulares.

Dicha embarcación, del tipo paquebot, fue en su tiempo uno de los más
rápidos y ligeros de los veleros que por aquellos tiempos hacían viajes
trasatlánticos.

El Paquete entraba a La Habana sólo una vez por semana y ese día una
multitud de personas se aglomeraban en el muelle de San Francisco a
recibir desde la correspondencia, noticias de la prensa extranjera así
como la compra de un buen libro para los amantes de la lectura.

Aquel servicio, si lo comparamos con los actuales avances en el campo de
las comunicaciones de hoy podrían catalogarse de muy eficiente, pues en
aquellos años una carta o un periódico desde los Estados Unidos a La
Habana tardaba 6 días, y 17 si venía directo de Europa.

Y a ello se debe que al mediar el siglo XIX la vida habanera revela una
rápida trasformación social y circundantes de negocios: comerciantes,
banqueros, negreros, tratantes y sacarócratas (dueños de negocios
azucareros) imprimen un inmenso tráfico de mercancías que se exportan a
través de una larga lista de barcos anclados en el puerto.

Este auge comercial, pero también cultural, hace que el habanero esté al
tanto de lo que ocurría en buena parte del mundo, pues la fluidez de los
medios de información y el acceso a los periódicos extranjeros eran tan
variados como inmensamente interesantes, para complacer a un público
lector tan exigente como el cubano.

La afición en la isla a la lectura de la prensa tiene marcados
antecedentes. En 1790 se imprime el primer periódico de Cuba, conocido
como Gaceta de La Habana, para luego cambiar su nombre por el Papel
Periódico de La Habana.

Lo cierto es que el rotativo salía a diario en un formato de pequeño
tamaño, como una libreta de escuela, donde aparecían las primeras
noticias del acontecer de la ciudad y del extranjero.

Con el tiempo el periódico fue variando en volumen, tirada e incluso en
nombre. Y ya para 1839 se publicaban en la villa se San Cristóbal de La
Habana (como continuación de la anterior publicación) el llamado Diario
de Avisos, después Diario de La Habana y otro titulado Noticioso y
Lucero. Para entonces la cifra de suscriptores sobrepasaba los cinco mil.

Diez años más tarde (1849) la ciudad contaba con cinco periódicos
diarios: la Gaceta del Gobierno, el Diario de la Marina, el Faro
Industrial de La Habana, La Prensa y el Avisador, con 13 mil abonados en
toda la isla, aunque la mayoría de los lectores vivían en la capital.

Estos periódicos tenían de 4 a 6 hojas, y ni un solo detalle del
acontecer dejó de revelarse por mucha censura que hubiera.

Los clasificados de la prensa por secciones fueron numerosos y variados.
Se habla de tribunales, travesías de buques, empresa y sociedades,
esclavos prófugos, pasajeros, noticias religiosas, estados del tiempo,
diversiones, anuncios extranjeros, vapores correos, obras públicas,
prensa asociada y otros temas.

En el clasificado de prensa asociada aparecían los comunicados y
noticias de periódicos nacionales y extranjeros. Y aquí, las
informaciones de la época dan una visión del crecimiento no solo de la
prensa del patio, sino la multiplicidad de periódicos internacionales
que se leía en el país.

Recordemos, además, la multiplicidad de inmigrantes extranjeros que
residían en Cuba, europeos principalmente, y que demandaban mucho de ese
servicio. Lo cierto es que el crecimiento de los periódicos criollos fue
casi abrumador durante el siglo XIX. Una cifra confiable da el número de
210 títulos cubanos publicados durante toda esa centuria. De ellos, más
de cien correspondían a La Habana, que era la capital política,
religiosa, económica y militar de la isla.

Pero volvamos a mediados del siglo XIX y caminemos por la calle habanera
de San Ignacio, inundada de tiendas. Estaba además la imprenta del
Diario de La Habana. Luego sigue la de La Prensa y en la inmediata calle
de Amargura estaba el Diario de la Marina. Otros estaban diseminados por
la urbe, pero en general todos prosperaban.

En Cuba los diarios tenían un precio asequible, entre $7 y $12 al año,
mientras que en Europa era de $20 a $30. Por ejemplo, el Diario de La
Marina tenía un precio de suscripción en La Habana y Matanzas de sólo $1
al mes y $11 anual.

En cambio, en otras ciudades cubanas su costo era de 10 reales al mes, o
sea, los precios eran baratos si tenemos en cuenta el papel importado,
la variedad de sus noticias, los crecidos costos y su manutención.

Los periódicos extranjeros que llegaban a la isla con el correo,
procedentes de Europa, América, Asia y África contenían gran variedad de
noticias que interesaban al agricultor cubano, al maestro, al
industrial, al médico, al comerciante, al estadista. Y lógicamente a sus
residentes extranjeros.

Los actos del gobierno, las discusiones y sentencias de los tribunales,
las oscilaciones de la opinión pública y hasta los más insignificantes
accidentes, todo estaba consignado y referido con escrupulosa
puntualidad en las columnas.

Como resultado de esa demanda de conocimiento en la calle de O'Reilly se
creó en 1848 la primera Agencia de Periódicos Extranjeros, que recibía
títulos de España, Nueva Granada (Colombia); el Cournier y el Eco de
Europa, de Francia; la Gaceta de Berlín (de Alemania o la de Viena (de
Austria); el Texas Star (de México), El Ecuatoriano y Telégrafo (de
islas Minorca); el Tribune de Nueva York, el Herald, el Post, el Time,
el Morning Chronicle, todos de Estados Unidos; Il Mundo Ilustrado, la
Gazeta de Milán (de Italia) y otros que ofrecían en el periodo colonial
cubano el derecho a la libre información y expresión.

http://www.cubanet.org/CNews/y06/apr06/03a9.htm

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