Posted on Sun, Apr. 02, 2006
El alcalde que dice 'no' a Cuba
Henrique Capriles Radonski dice que es un balsero al revés. Que si lo
sueltan en el Caribe, se regresa nadando a Venezuela.
''Nunca me verán en Miami asilado'', afirmó. ``Nunca''.
Capriles es el alcade del municipio de Baruta, en Caracas, uno de los
pocos gobernantes de oposición que quedan en Venezuela. Y como los demás
funcionarios -- el gobernador del estado de Zulia y el alcalde del
Chacao, otro municipio caraqueño --, está en problemas.
La justicia de Venezuela lo acusa de ocho delitos relacionados con
hechos ocurridos el 12 de abril del 2002 frente a la sede de la embajada
de Cuba en Caracas, que está bajo su jurisdicción.
Ese día, mientras el empresario Pedro Carmona se preparaba para tomar el
poder y Chávez se encontraba bajo custodia de las fuerzas militares,
algunos manifestantes destruyeron vehículos de la embajada y cortaron
los cables del fluido eléctrico a la sede dimplomática.
Los automóviles fueron usados como tarimas para gritar consignas contra
Fidel Castro y exigir la entrega del ex vicepresidente venezolano
Diosdado Cabello, quien se creía que estaría allí refugiado.
Capriles, abogado de 33 años, asegura que actuó correctamente y que la
acusación, que había sido archivada, fue revivida para neutralizarlo
como figura de la oposición y darle gusto al embajador de Cuba en
Venezuela quien, según Capriles, ha estado interviniendo directamente
para que el alcalde sea condenado.
Para el embajador cubano Germán Sánchez Otero, ese día no sólo es una
pesadilla por lo que ocurrió afuera de la embajada sino dentro de ella,
según Capriles. Pues frente a un noticiero de televisión que estaba en
el interior de la embajada, Sánchez se refirió a Carmona como el
presidente de Venezuela.
La semana pasada Carpriles estuvo en Miami a su paso por Washington,
donde se reunió con representantes de la Organización de Estados
Americanos (OEA) y organizaciones de derechos humanos para denunciar la
persecución y adelantarles lo que más teme: que lo condenen injustamente
en un juicio programado para los próximos meses.
El Nuevo Herald habló con Capriles:
¿El embajador cubano está influyendo en su proceso judicial?
Quien está moviendo el caso, de frente, es el embajador cubano. O sea
que en Venezuela hay injerencia del gobierno de Cuba, en una causa
judicial que es la mía, donde el embajador está articulando,
directamente, incluso en una reunión entre el embajador y miembros del
poder judicial venezolano se le estaba poniendo fecha a mi condena.
¿Qué pruebas tiene?
Tenemos información de gente del gobierno. Pruebas, de fotos, no las
tengo. Y por la gravedad de los asuntos considero que se debe conocer
públicamente. El embajador que salga a desmentirlo. El sabe que es cierto.
¿Qué miembros del poder judicial estaban supuestamente con el embajador?
Jueces.
¿Nombres?
No quiero dar. Son jueces. Se reunieron para hablar de este caso.
¿Son jueces que tienen que ver con el caso?
No, pero a raíz de esa reunión había un proceso de rotación de los
jueces que se suspendió porque la jueza que lleva mi causa era militante
del MVR, el partido de gobierno, y firmó en el referendo contra los
diputados de oposición.
¿Usted qué medidas tomó para evitar el ataque a la embajada?
Yo mando a la policía, mi policía no es de orden público, y ellos
acordonan, y lo hace también la Policía Metropolitana. Y horas más
tarde, la policía de Baruta me dice que el embajador cubano, que lleva
14 años como embajador en Venezuela, Germán Sánchez Otero, solicita mi
presencia en la embajada. Al rato, llego a la embajada, en efecto veo
que han pintado los muros. Los carros ya los habían retirado. Había unas
2,000 personas. Nosotros descalificamos la posesión de Carmona. Llego a
la embajada, no había acceso, y un funcionario diplomático me dice: ''El
embajador lo está esperando adentro, le voy a poner una escalera''. Y entro.
¿Cómo lo recibe el embajador?
El embajador estaba reunido con otras personas. Me da la bienvenida. Me
dice: ''Gracias por su presencia''. Nos sentamos a hablar y en la
conversación el embajador dice que él reconoce que esto es un problema
de las autoridades nacionales y que ¡él llamó al presidente Carmona! Lo
dice así: 'El presidente Carmona'. Entonces el embajador cubano reconoce
a Carmona como presidente. Eso quedó grabado. No fue una declaracion del
embajador de Estados Unidos, no fue una declaración del embajador de
España, fue una declaración nada más y nada menos de quien se suponía
que era el más solidario de los embajadores. Entonces, para poder
justificar esa declaración, aparentemente, se necesita un verdugo, y el
verdugo es el alcalde del municipio.
¿Qué hace usted entonces?
Termina todo esto, salgo, le digo a la gente [que está en la calle] que
se tiene que calmar.
¿Cómo reaccionaron?
Me gritaron ''cobarde'', que me fuera de allí. Eso está filmado. Yo
declaro a los medios que yo no pude revisar la embajada para ver si
había asilados políticos porque es un territorio de otro país.
¿Cuáles son los delitos de los que se le acusan?
Violación de principios internacionales, privación ilegítima de
libertad, abuso de autoridad, violación de domicilio. Me estaban
acusando de atentado a jefe de nación extranjera. Esto todo es montado.
No hay pruebas. Hay unos vehículos dañados, no por Enrique Capriles. Es
como si el alcalde Giuliani vaya preso porque no evitó que un avión se
estrellara contra la Torres Gemelas. Es lo mismo. A mí acusan por
omisión, por no haber impedido una manifestación. En efecto se fue de
las manos. Yo no tengo competencia de orden público. Pero si tú cometes
un delito, la responsabilidad es tuya, personal.
¿La policía de Baruta no tiene responsabilidad de controlar desórdenes
públicos?
Es correcto.
Entonces ¿qué hace la policía de Baruta?
Colaborar, nosotros prestamos apoyo pero no somos un órgano de control
de orden público.
¿Pero sí hay un crimen como es cortarle a la embajada la luz?
Por supuesto. Pero cuando llega la policía eso ya había pasado. Para eso
después se hace una investigación penal con un video que hay. Allí
aparece quiénes son.
Explíquenos, ¿por qué la policía no podía actuar?
Es una policía administrativa.
¿Qué significa eso en la práctica?
La policía municipal tiene todas las competencias de combate de la
delincuencia salvo la competencia de orden público. Orden público es
cuando hay una manifestación, y la manifestación se hace violenta, esa
competencia no la tiene la policía, ni siquiera tenemos el equipo. En
Caracas esa competencia la tiene la Policía Metropolitana. Y la Policía
Metropolitana también llegó al sitio. Si hay un video grabado, el
gobierno debería abrir una investigación. ¿Pero a quién tiene que citar?
Al que cortó la luz, al que rompió el carro, que se saben quiénes son.
Ni siquiera han sido llamados a declarar.
¿A qué horas se entera de que las cosas están mal en la embajada?
En horas de la tarde.
¿Por qué no acudió en la mañana?
En la mañana me dijeron que había un grupo de personas ahí protestando
pero no que se había tornado violenta.
¿Tomó alguna medida?
Enviar más policía y se habla con la Policía Metropolitana, y por eso
llega la Policía Metropolitana al sitio y se acordona. Ahí nadie entró a
la embajada.
La policia pedía que se calmaran pero no controló nada [dos reporteros
del Herald estuvieron en el lugar de los hechos].
Si la policía de Baruta entra a controlar, hubiésemos tenido que matar
gente. Como no tenemos el equipo para orden público, el policía lo que
carga es una pistola en la cintura. No me arrepiento de no haber dado
una orden de repeler a la gente porque quizás hoy en día no estuviéramos
hablando sobre el tema de la embajada de Cuba sino sobre muertos en la
embajada de Cuba. No hubo una persona herida. Mientras que el día
anterior, por poner un ejemplo, se mataron 19 personas en una
manifestación. Hoy no hay ni una investigación penal responsable, seria,
sobre esos hechos.
¿ En algún momento usted se subió a uno de los carros de la embajada a
pedirle calma a la gente?
No, lo hice desde el muro. Me insultaron.
¿A qué vino a Estados Unidos?
Siento que esto es imposible defenderlo en lo interno de Venezuela por
todo lo que está pasando en mi país. Como yo soy político, me gusta dar
la pelea en mi patio, de tú a tú. Lamentablemente esto es una pelea
desigual y no me queda otro remedio que tratar de buscar aliados
internacionales. En mi país, hoy día, un presidente popular, porque
Chávez es un presidente popular, controla toda la institucionalidad de
Venezuela. Y no es delito pensar distinto al gobierno, y yo creo que el
gobierno nos quiere fuera del juego, a mí y a quienes podemos
representar algo para el país, porque los pocos gobernantes de oposición
que quedamos todos estamos entre la espada y la pared.
¿Pero a Chávez le importa la presión externa?
Por más que Chávez haga mofa y se burle, el hecho de que esta corriente
de izquierda en Latinoamérica, que no es igual a la de Chávez porque
Chávez es castrocomunista, hay que tenerlo en cuenta. No tengo ningún
problema con la izquierda de Lula ni con la izquierda de Kirchner o el
socialismo de Bachelet. Para nada, ojalá el tipo de gobierno que nos
estuviéramos dando en Venezuela fuera un socialismo como el de Chile o
incluso algunos avances como ha tenido Brasil por ejemplo en el manejo
de los escándalos de corrupción. En Venezuela hay escándalos de
corrupción, pero como no hay institucionalidad, se tapan. Y por eso no
estuve de acuerdo en que no fuéramos a las elecciones de Asamblea
Nacional porque así fuera un diputado teníamos que tener ahí adentro.
Porque ese diputado era el que iba decirle a los venezolanos y al mundo
qué es lo que está pasando en el país, cómo pagan y se dan el vuelto.
http://www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/americas/14242820.htm
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