Sociedad
Demagogia y salud pública
Si las ONG recolectan medicamentos para enviarlos a la Isla, ¿cómo es
que La Habana puede regalar hospitales a otros países?
Manuel Díaz Martínez, Canarias
jueves 27 de abril de 2006 6:00:00
Uno de los ritornelos de la propaganda del castrismo es el de que en
Cuba la salud pública es gratuita. O sea, que la paga el Estado. ¿Y de
dónde saca el Estado el dinero para pagarla?
Ni los Estados ni los gobiernos generan riqueza. En todos los Estados y
bajo todos los gobiernos, de izquierda o de derecha, revolucionarios o
no, la riqueza la produce la gente con su trabajo.
En la Economía Política capitalista, a la riqueza creada por el trabajo
se la llama plusvalía; en la socialista (comunista), plusvalor. En el
sistema capitalista, el Estado se apropia de parte de la plusvalía
mediante los impuestos; en el socialista (comunista), el Estado, único
dueño de los medios de producción, se apropia de todo el plusvalor. Lo
que hacen los Estados, en ambos sistemas, es administrar, según la
filosofía o los intereses del partido gobernante, lo que reciben de la
riqueza creada por el trabajo de la sociedad.
De modo que, ni en el capitalismo ni en el socialismo, el Estado da nada
gratis: la gente lo paga todo con su trabajo. Paga, incluso, el sueldo
de los funcionarios y el boato de los jerarcas. Castro no le regala nada
al pueblo cubano. El pueblo cubano lo paga todo y lo mantiene a él y
mantiene su corte.
Claro está que entre el Estado democrático y el totalitario hay
diferencias. Por ejemplo, el primero tiene que dar cuenta de sus gastos
a los ciudadanos; el segundo, no. Ya sabemos —la prensa lo ha publicado—
cuánto le costó al erario español la guerra de Irak; pero todavía, a
casi veinte años de terminada, no se sabe, y quizás no se sepa nunca,
cuánto le costó al erario cubano la de Angola.
Generosísima solidaridad
Tampoco sabe el pueblo cubano, víctima de una miseria endémica desde que
el comunismo arruinó su economía, cuánto le está costando la
generosísima solidaridad internacional de Castro en materia de salud
pública. Porque, evidentemente, Castro no pagó de su bolsillo los 30
hospitales de campaña que ha regalado a Pakistán, ni la clínica
oftalmológica con tecnología punta europea que acaba de regalar a
Bolivia. Siempre tan desprendido a cuenta de otros y tan atento a su
imagen pública de cara al exterior, Castro hace estos obsequios
patriarcales cuando es más penosa la crisis que, desde el fin de la
subvención soviética, atraviesa la salud pública cubana.
Resulta sorprendente que el gobierno cubano regale hospitales cuando a
los de la Isla, según las denuncias que de allá nos llegan, los
pacientes tienen que llevar desde ropa de cama y comida hasta hilo de
sutura y anestésicos; cuando es habitual que las ambulancias no puedan
moverse por falta de recambios o combustible; cuando en las farmacias
del país (no las que venden en dólares) suele suceder que no haya ni
aspirinas…
Se nos dice que estas calamidades se deben al "criminal bloqueo
norteamericano", que obliga a tantas ONG e instituciones humanitarias
del ancho mundo a recolectar medicamentos para enviarlos a Cuba. ¿Y,
entonces, cómo es que Cuba puede regalar hospitales?
He aquí una aporía del siglo XXI.
URL:
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro_en_la_red/cuba/articulos/demagogia_y_salud_publica
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