Wednesday, March 01, 2006

Pepin y los arrecifes

Represión
Pepín y los arrecifes

El intelectual preso José Gabriel Ramón Castillo está en huelga de
hambre: padece cirrosis hepática y graves problemas circulatorios.

Raúl Rivero, Madrid

miércoles 1 de marzo de 2006
José Gabriel Ramón Castillo, condenado a 20 años en 2003.

Con todos esos nombres que tiene, José Gabriel Ramón de la Caridad
Castillo, le dicen nada más que Pepín. Una vez la policía política trató
de reclutarlo y le quiso poner Taíno. Después —en su afán por
bautizarlo— le puso un número. Cuando lo arrestó y ahora, que el
periodista hace una huelga de hambre, le llaman, indistintamente,
recluso, paciente, mercenario, asegurado o CR. Es decir,
contrarrevolucionario.

Pero lo cierto es que Pepín nació en 1957, en la zona oriental de
Manzanillo, y realizó sus estudios primarios y secundarios en
Campechuela y en Santiago de Cuba, donde se estableció finalmente y
vivió hasta que en la primavera de 2003 fue condenado a 20 años de
prisión. Y lo único que ha sido de verdad es profesor y articulista,
promotor cultural y bibliotecario.

Fundó en la capital oriental una institución que se llama Cultura y
Democracia. Organizó el premio literario Arrecifes y promovió con él la
creación y publicación de libros de cuentos y de poemas, sin la mirada
estrábica del Ministerio de Cultura, siempre empeñado en que los
escritores canten o se evadan.

Eso hizo Pepín Castillo. Eso y escribir artículos esclarecedores sobre
la realidad de su país, sobre las trampas del totalitarismo, las
arbitrariedades de los torpes funcionarios del castrismo y de los
pícaros, que en aquella región de Cuba utilizan los dineros públicos
para tratar de que trasciendan los postulados de sus obras de ripios.

Solo, rodeado por un pequeño grupo de colaboradores, editó un boletín, y
con medios artesanales sacó a la calle los libros ganadores de sus
concursos.

Con eso le bastaba para que el régimen lo odiara. Sin embargo, en la
navidad de 2002, un oficial de la Seguridad del Estado, de apellido
Tamayo —después de un proceso de acercamiento—, en medio de una burda
ceremonia en un hotel de lujo de Santiago, le propuso que trabajara como
agente infiltrado en los grupos de la oposición.

Pepín aceptó entre comillas. Unas horas después, hizo la denuncia
pública de la maniobra con una crónica donde ridiculizaba la gestión de
la policía y ponía al descubierto sus métodos sucios de obvia raíz
estalinista y norcoreana.

La nota circuló por la Red de redes y fue uno de los platos fuertes del
segundo número de la revista De Cuba, que editaba en La Habana el poeta
y periodista Ricardo González, condenado también a 20 años y recluido
ahora en el Combinado del Este, en la capital cubana.

Eso es lo que ha hecho Pepín Castillo. Antes enseñó Química y
Matemáticas. Ahora está en huelga de hambre. Reclama una licencia
extrapenal porque tiene cirrosis hepática y varias arterias obstruidas
por grave problema circulatorio.

Castillo permanece en la sala de penados del Hospital Ambrosio Grillo,
de Santiago de Cuba. Su esposa, Blanca Rosa Echeverría, ha hecho una
declaración pidiendo ayuda internacional porque teme por la vida del
intelectual cubano. Yo también.

URL:
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro_en_la_red/cuba/articulos/pepin_y_los_arrecifes

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