Los Nuevos Príncipes Anticastristas
Febrero 2 de 2006.
Desde hace un tiempo para acá, el gobernante cubano Fidel Castro, al
referirse a la oposición interna, aparte de clasificarlos como
asalariados del imperialismo, comenzó a denominarlos como príncipes.
Según Castro y quién no es Castro también, pretenden inculcarles a la
población principalmente de la Isla, que los opositores a su régimen,
mantienen un alto nivel de vida por encima de la media nacional. Por lo
cual, y a lo mejor sin quererlo, creó una nueva nobleza pero sin títulos
nobiliarios.
No dudamos que entre este grupo de cubanos, haya algunos, que por equis
motivos puedan ubicarse así, pero tampoco como para que ostenten una
vida principesca. Que son los menos, poquísimos, nos atrevemos a decir.
Castro olvida, y esa ha constituido parte entre sus propósitos que, ser
opositor y estar recocido como tal,independiente de los riesgos que
asume, el sistema los tiene (!y los obliga!), a ser unos descalzados. Y
para sobre vivir, a veces son obligados a asumir tareas o trabajos no
remunerables para poder mantener sus familias.
Por supuesto, detrás de todo esto, el plan de Castro es que todos
abandonen al País, y así librarse de ellos para siempre, porque los ha
reconocido públicamente. Este éxodo hacia otras tierras, principalmente
a los Estados Unidos, algunos sufren con realizarlo por mucho bienestar
tanto social como económico que hallen. Y a veces les provocan hasta un
estrés por abandonar sus familias, su patria y sus muertos.
Sin embargo, notamos o percibimos que hay otros negados a realizarlo. Y
los sufrimientos los agobian en sus derechos como ciudadanos, al carecer
de las oportunidades que puedan tener en cualquier sociedad libre, por
no apoyar al régimen.
Por lo tanto, el agobio es mayor, y la máscara del desengaño los
acompañan. Primero, son vigilados y controlados por la Seguridad del
Estado castrista; segundo, cuando consiguen un trabajo de baja
renumeración ( lo único a que pueden aspirar), el Jefe del Sector de la
policía, intimida al jefe o responsable de la obra para que cese a ese
hombre.
Y al no poder encontrar una ubicación decente y honesta, a veces muy por
debajo de su nivel profesional, están obligados a recurrir y tocar a la
puerta de la ilegalidad y caen inexorablemente en el mercado negro con
todas sus variantes posibles, (pura espada de Democles sobre sus cabezas).
Y no se crea tampoco que por la ayuda recibida de la familia en el
exterior, como de los grupos del Exilio, no satisfagan las necesidades
de la canasta básica por los altos precios que aumentan por días. Y
“estos príncipes” no escapan tampoco de esta situación. Como tampoco no
olvidemos otro factor que sin poseer forma y peso, defrauda y agrietada
la característica predominante al cubano: el trato afectuoso tanto con
y para la familia como con el vecino, que a veces ni los saludan y les
viran los rostros cuando se encuentran con ellos.
Quizás por miedo y temor que “alguien” los vean saludando a un
indeseable contrarrevolucionario. Como si una posición política fuera el
sufra meollo en la convivencia entre los humanos. Y en referencia con la
familia, no repetiremos lo que todo el mundo conoce: Mostescos y
Capuletos del siglo XX sin que existan Romeos y Julieta de por medio,
sino comunistas y no comunistas.
Eso, lo ha logrado el régimen. Han separado tristemente al cubano del
otro cubano. Mientras, los “príncipes” con penurias, esfuerzos e
incomprensiones, continúan sosteniendo a duras penas el estandarte de
la otra alter en pro de que se establezca por fin una República “para
todos y para el bien de todos”, como nos enseñó nuestro José Martí.
Pensamiento que Fidel Castro se apoderó de él y lo estigmatizó,
reduciéndolo a, en quién no piense como él, ni es cubano, ni merece
ninguna consideración, sino sencillamente un príncipe, que además, es un
asalariado del imperialismo. Hugo Araña, feb. 2/06
http://www.presslingua.com/web/article.asp?artID=4385
No comments:
Post a Comment