Sociedad
El ciudadano no es el enemigo
Las dos caras de la Policía: ¿Es posible combatir la delincuencia común
y al mismo tiempo alentar los linchamientos contra la disidencia?
Manuel Cuesta Morúa, Ciudad de La Habana
lunes 30 de enero de 2006
Un spot publicitario que solían poner en la televisión cubana describía
a un niño que camina por la calle con uno de sus padres, y de pronto le
suelta la mano para ir corriendo hacia un policía que, de ronda por el
lugar, tiene la pose de quien está ahí para mantener la tranquilidad y
la paz ciudadanas. Al acercársele, el niño, con imagen alegre, le dice:
"¡policía, policía, ¿tú eres mi amigo?".
El mensaje simple y claro es: el policía no es el enemigo; por el
contrario, su misión es proteger y servir, como reza el eslogan de la
policía norteamericana. Ayudar a una anciana a cruzar una calle
peligrosa y detener y apresar al delincuente que agrede y roba a un
viandante o transgrede una propiedad ajena.
Hay un mensaje más subliminal en la escena, porque el niño que corre a
saludar está vestido de uniforme escolar, pañoleta incluida. Ello
sugiere que, el policía, a quien protege es al pueblo, expresado con
candidez en ese niño educado y correcto que viene de la escuela donde se
está formando para ser un futuro técnico o profesional de la revolución,
o un futuro policía encargado a su vez de proteger la tranquilidad de
otros niños revolucionarios.
La subliminalidad del mensaje, en este caso, es de orden estrictamente
lógico: como se supone que la misión de la policía es la de mantener y
preservar el orden atendiendo a la ley, resultaría raro que un spot
publicitario destaque esta misión en la figura de un pequeño de uniforme
escolar, cuando debería hacerlo con un niño vestido de civil, que es la
expresión, en extracto, de la idea del ciudadano con protección policial.
Atendiendo, sin embargo, a la nomenclatura, el mensaje no necesita del
código invisible porque la policía en Cuba, además de ser nacional, es
explícitamente revolucionaria.
Pero el spot es interesante en la medida en que refleja los dilemas de
la policía cubana frente a la noción del ciudadano. El niño que reafirma
su amistad con el policía está no sólo reclamando la misma condición
revolucionaria para ambos, expresa además la ausencia de problemas, para
el policía, con la conciencia autónoma consustancial a la condición de
ciudadano. A los niños, aunque la tengan, no se les reconoce autonomía
de pensamiento. La edad de la inocencia es entonces algo más que la
pintura bucólica y edulcorada de una misión protectora, es también la
prefiguración de un conflicto con algunos de esos niños cuando crecen y
quieren ser ciudadanos.
Precisamente la falta de entrenamiento cívico de la policía cubana
explica por qué en boca de ella la palabra ciudadano tiene una
connotación peyorativa y denuncia la presencia de un conflicto.
Dos delincuencias
Ese dilema para la policía cubana se está actualizando con fuerza en
estos momentos. Lo dijo, con claridad, un alto oficial del cuerpo a las
víctimas-detenidas, durante el violento acto de repudio contra miembros
de la revista Consenso. Dicho oficial aclaró, con corrección, decencia y
naturalidad, que su deber era proteger a los ciudadanos y también a la
revolución.
Frente a la delincuencia común que socava la tranquilidad más los
intereses, imagen y bienes de la revolución, la policía actúa con
rapidez, determinación y convicción para preservar o restablecer el
orden y la paz. No siempre lo logra, pero por razones de capacidad y
eficacia.
Frente a la delincuencia política de los "revolucionarios", que ataca
los intereses, bienes e integridad de los ciudadanos, la policía vacila,
es morosa, mira para otro lado, cuando no se involucra para estimularla
y alimentarla.
¿Por qué la policía no protegió a aquellos ciudadanos que en el centro
del país fueron salvajemente golpeados por la nueva porra, al ciudadano
de Palmarito, en el oriente del país, que fue masacrado por el mismo
sujeto histórico revolucionario; al abogado invidente Juan Carlos
González Leyva o a la madre de los hermanos Sigler Amaya?
Porque frente al dilema, la elección de la policía está definida en su
monograma. No obstante, el conflicto está presente, en tanto la policía
debe evitar su desmoralización si tolera la delincuencia de tintes
"revolucionarios".
Por esa razón, acudieron al llamado de las víctimas nocturnas del 1 de
diciembre, para escenificar el triste espectáculo de complicidad con el
policía-delincuente que participó activamente del acto de repudio, y de
esposar y detener a las víctimas-ciudadanas por un escándalo que no
produjeron y trataron de evitar. Es su versión concreta de proteger la
diferencia.
La revolución no tolera al ciudadano
El dilema es candente. La revolución no tolera al ciudadano. El
ciudadano se define por unos derechos y por una conciencia propia y
autónoma. El pueblo consustancial a la revolución se desintegra en una
multiplicidad de actores, entre los que viene destacándose ese ciudadano
que habla, critica, expresa y organiza sus criterios en una diversidad
de proyectos y propuestas. Lo mejor de todo es que lo hace decente y
pacíficamente: sin bulla, ruido o desorden civil.
¿Cómo resolverá la policía su dilema ante esta nueva realidad?
¿Protegerá a la delincuencia política que, como toda delincuencia, se
sale de la ley, desconoce las instituciones, estabiliza el desorden que
necesita la delincuencia común y desintegra al Estado?
¿O protegerá por el contrario al ciudadano, que puede ser su aliado en
el combate contra la delincuencia común, que le interesa la estabilidad
y paz ciudadana y es enemiga del desorden y la violencia ilegítima?
Al presente, la respuesta está clara. Para la policía hay una
delincuencia ilegítima, que es la del vulgar ladrón y asesino, y hay una
delincuencia legítima, que es la de los que defienden la llamada
revolución, fuese cual fuere el medio que utilicen para defenderla.
Y en el estado actual de cosas, parece imposible que la policía
comprenda que el ciudadano no es exactamente el enemigo.
URL:
http://www.cubaencuentro.com/es/encuentro_en_la_red/cuba/articulos/el_ciudadano_no_es_el_enemigo
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