Saturday, December 31, 2005

La isla de los ricos

SOCIEDAD
La isla de los ricos

Oscar Sánchez Madan

MATANZAS, Cuba - Diciembre (www.cubanet.org) - Joel, un joven que cambia chavitos (pesos convertibles) por pesos en las calles de Matanzas, tiene que estar muy atento a los operativos policiales ya que, según dice, las cosas en Cuba no andan nada bien.

Él, como muchos cubanos, siente sobre sus hombros el peso de una batalla que, dice el gobierno, se libra contra la corrupción. Por su parte Manuel, un septuagenario vendedor de bolsas de nylon, tiene que escoger entre la muerte por inanición o las elevadas multas de los inspectores que acuden diariamente al agro mercado La Plaza a hacer su trabajo. Los inspectores estatales y los agentes del orden califican sus esfuerzos por sobrevivir como actividad económica ilícita porque no posee la licencia que entregan a quienes ellos quieren, los gobernantes de la Isla.

El "Chino", un tímido muchacho al que no le gusta dar su nombre a desconocidos, chofer de una empresa, dice que ya no puede sustraer combustible del auto que conduce, porque desde que el jefe supremo dio la orden de atacar a los nuevos ricos, la cosa en el país se puso mala para la gente de abajo. Y su otro jefe, el inmediato superior lo excluyó del viejo y lucrativo negocio de gasolina del que ambos se beneficiaban.

Mercedes, Roberto y Miguel, vecinos del reparto Los Mangos lamentan no poder comprar la carne de res que les vendía un amigo, y que gustosamente digerían sus hijos. Ahora dicen que en el combinado cárnico la cosa está que arde.

Mara, la costurera de Pueblo Nuevo, se come las uñas de los 10 dedos de sus manos porque el máximo líder ordenó que se le aprieten más las clavijas a quienes reciben ayuda económica del extranjero. Su esposo Gerardo no deja de echar palabrotas ante el inusitado incremento de las tarifas eléctricas. Con indignación afirma que los comunistas no dejan que la gente prospere en Cuba.

Así las cosas, la relación de los "nuevos ricos" es extraordinariamente extensa. Ellos, perennes buscadores de riquezas, no cuentan con la abundancia material de los viejos ricos, los que gobiernan, dirigen y controlan la industria, la agricultura y todos los bienes del país. Ellos no viajan con sus hijos al extranjero ni viven en palacetes de zonas francas, ni andan por las ciudades en autos con aire acondicionado, ni guardan millones de dólares en bancos suizos. Su riqueza está allí, en ese lugar inhóspito donde se mezclan la lucha por la sobrevivencia y la esperanza de que algún las cosas cambien en Cuba.

http://cubanet.org/CNews/y05/dec05/27a9.htm

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