Tuesday, November 22, 2005

La busqueda de una razon

Noviembre 22, 2005
La búsqueda de una razón
Víctor Manuel Domínguez, Lux Info Press

LA HABANA, Cuba - Noviembre (www.cubanet.org) - La pacotilla comercial y la chatarra política literarias se adueñan poco a poco del sueño cultural de los humanos.
Libros concebidos y escritos como un rompecabezas cuyas piezas responden a una receta universal donde los ingredientes esenciales son el sexo en polvos o a granel, la violencia individual o colectiva y el sempiterno anzuelo de un sueño posible, no importa si el lector se ubica a la derecha o a la izquierda de las propuestas estético-ideológicas más reconocidas, lastran la influencia de la buena literatura en el acervo cultural de cualquier ciudadano.
Tanto la mezcla incongruente de temas y peripecias de personajes literarios que se apropian de las ilusiones perdidas de los individuos y pueblos para sembrarles un espejismo sobre la posibilidad real de convertirse en triunfadores por cualquier vía, ya sea el narcotráfico, la bola, el juego, el tráfico de influencias o personas, entre otras modalidades de la insensatez; o como los de los ladrillos políticos que subliman y encantan con la posibilidad de amanecer héroes por lanzar una piedra en Davos, gritar ¡Abajo el trasbordador! ¡Muera el dinero! O marchar montado en una llama llena de pancartas por Oruro y Potosí, cantar himnos y quemar banderas en Tegucigalpa, Sao Paulo o Chelatenango, se contraponen en la espiritualidad del lector, lanzando al ruedo de la vida una falsa señal de que siguen subiendo la escala cultural.
Y ni hablar de esos bodrios de la literatura "light", escapista, que pasan como un soplo de ridiculez hasta por sobre el intelecto más árido y desfasado del universo.
El justo equilibrio, la temática coherente con las desgarraduras y complacencias de la vida y la sociedad, deben ser encontradas en un balance donde el arte de escribir sirva de expositor sin imponer coordenadas doctrinales, dar consejos sobre cómo asumir una existencia tan precaria o feliz, o sugerir recetas que no podrán aplicarse en todas partes, aunque existan los mismos ingredientes sociales y conflictos humanos.
La influencia de la buena y mala literatura en el imaginario de los ciudadanos, así como el soporte estético que derrama sobre sus receptores, debe tomarse en cuenta a la hora de promocionar una obra, ya sea porque reporte grandes dividendos económicos o supuestos avances progresistas en la toma de conciencia de los lectores habituales.
En Cuba, donde la lectura ha perdido seguidores por la caída editorial de los años 90, el virulento atracón de textos asociados al desaparecido Realismo Socialista, y en los últimos años por el elevado precio de los libros -a pesar de la feria de La Habana extendida al resto del país- recientemente tuvo lugar el IV Congreso de Lectura 2005, para leer el XXI, por una cultura de paz.
En el evento, auspiciado por la sección cubana del International Board on Books for Young People (Organización Internacional para el Libro Juvenil) se abordaron múltiples temas literarios con especial énfasis en las obras escritas para niños y jóvenes.
El compromiso de los escritores y de quienes están en la obligación ética de divulgar la literatura contentiva de los valores morales universales en lectores de carácter tan moldeable por iniciarse en los entresijos de la vida en sociedad, debe tomar en cuenta las obras que con mayor riqueza temática imaginativa y espiritual, aborden e ilustren con destreza el patrimonio autóctono y universal de una cultura que marcará el futuro comportamiento y desenvoltura de los lectores más jóvenes a lo largo de su existencia.
Conceptos sobre la desigualdad de oportunidades para acceder a un libro entre los niños y jóvenes que viven en un país rico y uno pobre, la mala utilización en ocasiones del poder de los grandes grupos editoriales multinacionales, así como la desigualdad social en América Latina, que hace sentir a los más perjudicados que el sufrimiento, la humillación y todo tipo de desajuste humano o social viene enviado por un destino trazado por cada individuo o colectivo, se sumaron a la esencia teórica de un propósito sin el cual toda obra emprendida por el hombre no tendría sentido por la falta de libertad: "Necesitamos niños y jóvenes que tengan un espíritu crítico, exijan explicaciones, no se queden con la verdad autoritaria que les imponen, sino que encuentren una razón en lo que se les dice y la busquen".
Si esta premisa cumple su cometido más allá de corrientes literarias, filiaciones ideológicas, o intereses políticos y comerciales que utilicen la censura o la autocensura a favor de los que ostentan el poder, de seguro el arte de escribir seguirá siendo un medio idóneo para asumir la vida a plena capacidad de conocimientos esenciales.
De ser así, esperemos que las conferencias "Fuerza estética, lectores modernos y clientela literaria", del colombiano Fernando Cruz Kronfy; "Greguerías", del uruguayo-cubano Daniel Chavarría, así como las disertaciones "La prensa para niños y jóvenes: un fenómeno cultural en Francia", de la francesa Jacqueline Kergueno, y "Los niños de la guerra y su literatura", de Rosa María Gómez Pato, de España, hayan cumplimentado con solidez y hondura un movimiento cultural que a través de la lectura consolide la integración humana, pero siempre a partir de la diversidad.
Si como decía José Martí, "el libro es el mejor amigo del hombre", hagamos de esta amistad un verdadero encuentro de razones para cultivarla desde el libre criterio de elegir.

LUX INFO-PRESS
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