Posted on Tue, Nov. 22, 2005
Anuncios de Castro castigan a cubanos
ISABEL SANCHEZ / AFP
LA HABANA
La ofensiva del gobernante de Cuba, Fidel Castro, contra el mercado negro viene a tocar un nervio sensible en el tejido social de los cubanos que, acostumbrados a ''inventar'' para sobrellevar las carencias, están a la expectativa de las medidas que adoptará el gobierno.
Los cubanos pasaron el fin de semana digiriendo el contundente discurso en que Castro anunció la noche del jueves una batalla frontal contra la ''bolsa negra'', la corrupción y las ilegalidades, que, según él, amenazan con destruir la revolución socialista, en pie desde hace casi 47 años.
''Un huracán categoría cinco''. Con esa frase, muy familiar para los cubanos, Castro ilustró lo que está por venir para acabar con los que llama ''nuevos ricos'', la desigualdad social y los robos masivos que drenan la economía estatal.
Aunque no precisó las me-
didas, Castro anunció un estricto plan de control de recursos estatales, dibujó el cierre a pequeños espacios abiertos a la actividad privada -pequeños restaurantes y agromercados- y sugirió una futura revaluación de la moneda local frente a las divisas convertibles, lo cual afectaría las remesas.
En el plano más sensiblemente doméstico, desestimulará el despilfarro de energía con tarifas más altas para los que más gasten, eliminará la libreta de racionamiento -asignación mensual de alimentos subsidiados- y atacará a los ''almendrones'', taxis colectivos privados que alivian la demanda insatisfecha de transporte público y que en los últimos meses aumentaron sus tarifas.
''Hay abusos, eso es cierto. Muchos se han aprovechado de las necesidades de la gente. Compran gasolina en el mercado negro, y abusan con el pasaje, pero hacen falta. No puedo esperar la guagua (bus) por horas'', dijo una estudiante de 18 años, que recién bajaba de un ''almendrón'' en una céntrica calle de La Habana.
La maquinaria del rumor que en Cuba funciona bien aceitada aceleró su marcha el fin de semana tras el discurso. Muchos acudieron a los agromercados para abastecerse ante un eventual ''cierre'' y desde hace días hay aglomeraciones frente a las casas de cambio para vender la moneda convertible y adquirir pesos cubanos.
''La cosa se va a poner más difícil. Vine al agro muy temprano porque me dijeron que los iban a cerrar, pero no hay casi nada, está muy malo y todo sigue carísimo'', dijo un ama de casa de 49 años, en un mercado del sector de Miramar, oeste de La Habana, objeto hace diez días de una inspección.
La batida contra las ilegalidades, unida a los efectos de la sequía y los huracanes, trajo un desabastecimiento en los agromercados pues la policía ha decomisado camiones de productos cuyos vendedores no tenían licencias.
''Es un abuso, en este agro venden muy caro; pero en el puesto de vianda -agro estatal subvencionado-, que es muchísimo más barato, no hay nada'', añadió el ama de casa, que prefirió no dar su nombre.
Pero Castro dijo que, con las reformas que vendrán, alcanzará para vivir del trabajo o la pensión. Es decir, que no habrá necesidad de contrabandear con bienes y servicios públicos y cederá la desigualdad social que se disparó en el país durante la crisis de los años 90.
''Lo que la revolución necesita es el apoyo del pueblo a las medidas'', señaló, al precisar que 28,000 jóvenes trabajadores sociales libran la guerra contra ''el vicio'', copando sectores como las gasolineras para frenar el robo de combustible.
Sin embargo, muchos cubanos se muestran incrédulos. Los salarios que se pagan en Cuba (de entre 10 y 20 dólares mensuales) obligan a muchos a ''inventar'' otras formas de hacer dinero para alimentar a sus familias.
''Llevamos muchos años viviendo del invento como para que se acabe fácilmente. La gente va a saber cómo resolver'', aseguró un em
pleado de 36 años que vende vino en el mercado negro.
http://www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/cuba/13227909.htm
Anuncios de Castro castigan a cubanos
ISABEL SANCHEZ / AFP
LA HABANA
La ofensiva del gobernante de Cuba, Fidel Castro, contra el mercado negro viene a tocar un nervio sensible en el tejido social de los cubanos que, acostumbrados a ''inventar'' para sobrellevar las carencias, están a la expectativa de las medidas que adoptará el gobierno.
Los cubanos pasaron el fin de semana digiriendo el contundente discurso en que Castro anunció la noche del jueves una batalla frontal contra la ''bolsa negra'', la corrupción y las ilegalidades, que, según él, amenazan con destruir la revolución socialista, en pie desde hace casi 47 años.
''Un huracán categoría cinco''. Con esa frase, muy familiar para los cubanos, Castro ilustró lo que está por venir para acabar con los que llama ''nuevos ricos'', la desigualdad social y los robos masivos que drenan la economía estatal.
Aunque no precisó las me-
didas, Castro anunció un estricto plan de control de recursos estatales, dibujó el cierre a pequeños espacios abiertos a la actividad privada -pequeños restaurantes y agromercados- y sugirió una futura revaluación de la moneda local frente a las divisas convertibles, lo cual afectaría las remesas.
En el plano más sensiblemente doméstico, desestimulará el despilfarro de energía con tarifas más altas para los que más gasten, eliminará la libreta de racionamiento -asignación mensual de alimentos subsidiados- y atacará a los ''almendrones'', taxis colectivos privados que alivian la demanda insatisfecha de transporte público y que en los últimos meses aumentaron sus tarifas.
''Hay abusos, eso es cierto. Muchos se han aprovechado de las necesidades de la gente. Compran gasolina en el mercado negro, y abusan con el pasaje, pero hacen falta. No puedo esperar la guagua (bus) por horas'', dijo una estudiante de 18 años, que recién bajaba de un ''almendrón'' en una céntrica calle de La Habana.
La maquinaria del rumor que en Cuba funciona bien aceitada aceleró su marcha el fin de semana tras el discurso. Muchos acudieron a los agromercados para abastecerse ante un eventual ''cierre'' y desde hace días hay aglomeraciones frente a las casas de cambio para vender la moneda convertible y adquirir pesos cubanos.
''La cosa se va a poner más difícil. Vine al agro muy temprano porque me dijeron que los iban a cerrar, pero no hay casi nada, está muy malo y todo sigue carísimo'', dijo un ama de casa de 49 años, en un mercado del sector de Miramar, oeste de La Habana, objeto hace diez días de una inspección.
La batida contra las ilegalidades, unida a los efectos de la sequía y los huracanes, trajo un desabastecimiento en los agromercados pues la policía ha decomisado camiones de productos cuyos vendedores no tenían licencias.
''Es un abuso, en este agro venden muy caro; pero en el puesto de vianda -agro estatal subvencionado-, que es muchísimo más barato, no hay nada'', añadió el ama de casa, que prefirió no dar su nombre.
Pero Castro dijo que, con las reformas que vendrán, alcanzará para vivir del trabajo o la pensión. Es decir, que no habrá necesidad de contrabandear con bienes y servicios públicos y cederá la desigualdad social que se disparó en el país durante la crisis de los años 90.
''Lo que la revolución necesita es el apoyo del pueblo a las medidas'', señaló, al precisar que 28,000 jóvenes trabajadores sociales libran la guerra contra ''el vicio'', copando sectores como las gasolineras para frenar el robo de combustible.
Sin embargo, muchos cubanos se muestran incrédulos. Los salarios que se pagan en Cuba (de entre 10 y 20 dólares mensuales) obligan a muchos a ''inventar'' otras formas de hacer dinero para alimentar a sus familias.
''Llevamos muchos años viviendo del invento como para que se acabe fácilmente. La gente va a saber cómo resolver'', aseguró un em
pleado de 36 años que vende vino en el mercado negro.
http://www.miami.com/mld/elnuevo/news/world/cuba/13227909.htm
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