Sunday, March 12, 2017

El Martí que Cuba necesita

El Martí que Cuba necesita
DIMAS CASTELLANOS | La Habana | 12 de Marzo de 2017 - 08:44 CET.

El diario Granma publicó recientmente un artículo titulado "Martí,
continuo, inmenso", en el que su autor, Jesús Jank Curbelo, reprodujo
algunas palabras del Primer Vicepresidente de los Consejos de Estado y
de Ministros, Miguel Díaz-Canel, en la Asamblea de Balance del Programa
Nacional de Estudio y Promoción del Ideario Martiano. Dos de los
párrafos citados que comentaré son los siguientes:

Uno: "Martí es un movimiento natural, que está en los jóvenes y en los
adultos que lo sienten y asumen como un principio".

Dos: "Hasta que no logremos que el mundo, y particularmente las cubanas
y cubanos, actuemos de manera martiana, habrá insatisfacción en nuestra
Isla; y [...] en pos de ello habrá que trabajar".

Veamos:

Lo primero que salta a la vista es una contradicción entre ambos
párrafos. Si Martí es un movimiento natural que está en los jóvenes y en
los adultos quelo sienten y asumen como un principio, ¿cuál es la
función y la necesidad de un Programa Nacional de Estudio y Promoción
del Ideario Martiano?

Lo segundo es que si Martí está asumido como un principio, resulta
incomprensible plantear que hasta que no logremos que el mundo, y
particularmente las cubanas y cubanos, actuemos de manera martiana,
habrá insatisfacción en nuestra Isla. Sería más coherente, aunque no
menos falso, decir que los cubanos tenemos asumido a Martí y lo que nos
resta —tal como si fuera un designio celestial— es lograr que el resto
del mundo lo asuma como nosotros.

Lo tercero, de ser ese el propósito, salta otra contradicción. Resulta,
según sus palabras, Martí se asume como principio pero no actuamos de
manera martiana. Es decir, hay un divorcio entre pensamiento y conducta.
De ser así, lo que Cuba necesitaría es un Programa Nacional dirigido a
lograr la correspondencia entre esos dos elementos desconectados.

Lo cuarto, es un resultado de lo anterior. Sería más lógico concentrarse
en el Programa Nacional para la correspondencia entre pensamiento y
conducta y en una segunda etapa proponerse "que el mundo lo asuma y
actúe de manera martiana". Lo único que este segundo paso tendría que
pasar por una consulta al resto del mundo para saber si ellos tienen
interés de que los cubanos les enseñemos a actuar de manera martiana. De
lograr tal propósito estaríamos ante un gran aporte a la teoría y la
práctica social: "Sin ser capaces para nosotros somos capaces para el
resto del mundo".

Regresando al mundo terrenal, sería más práctico reconocer que la
insatisfacción no es un problema de futuro, sino del presente. No habrá
insatisfacción en nuestra Isla, sino que hay insatisfacción.

Desde esta visión todos o casi todos estamos de acuerdo en la necesidad
de actuar de manera martiana. El primer problema, entonces, sería dejar
de enseñar a un Martí despojado de lo esencial. El segundo problema es
que para ese propósito habría que restituir el entramado cívico que
emergió en el último cuarto del siglo XIX, que se desarrolló en la
República y que fue desmantelado después de 1959. Intentar asumir y
actuar de forma martiana es un absurdo en ausencia de las libertades
cívicas, políticas y económicas de los cubanos.

Atrapados en un escenario en el que Cuba se debate ante las inaplazables
transformaciones, el pensamiento de José Martí continúa tan vigente como
lo estuvo en el siglo XIX. Por ello, lo que se impone es divulgar su
pensamiento integro y poner especial atención en aspectos sencillos,
pero profundos y esenciales, sin los cuales no será posible eliminar la
insatisfacción mencionada.

Diez citas, tomadas al azar, constituyen una prueba de ideas martianas
tan necesarias como vigentes, pero ausentes en los textos que se
divulgan sobre el Apóstol.

- En 1884 escribió al Generalísimo Máximo Gómez: "Pero hay algo que está
por encima de toda la simpatía personal que usted pueda inspirarme, y
hasta de toda razón de oportunidad aparente: y es mi determinación de no
contribuir en un ápice, por amor ciego a una idea en que me está yendo
la vida, a traer a mi tierra a un régimen de despotismo personal, que
sería más vergonzoso y funesto que el despotismo político que ahora
soporta…"[1]
- "Un pueblo no es la voluntad de un hombre solo, por pura que ella sea
[...]. Un pueblo es composición de muchas voluntades, viles o puras,
francas o torvas, impedidas por la timidez o precipitadas por la
ignorancia."[2]
- "Es una idea lo que hay que llevar a Cuba: no una persona."[3]
- "[...] cerrémosle el paso a la república que no venga preparada por
medios dignos del decoro del hombre, para el bien y la prosperidad de
todos los cubanos."[4]
- El 5 de diciembre de 1891 escribió a José Dolores Poyo: "Es mi sueño
que cada cubano sea hombre político enteramente libre…"[5]
- El 10 de abril de ese mismo año, en el acto de fundación del Partido
Revolucionario Cubano (PRC), reiteró que el partido se crea: "de modo
que en la conquista de la independencia de hoy vayan los gérmenes de la
independencia definitiva de mañana".[6]
- "La patria es dicha de todos, y dolor de todos, y cielo para todos, y
no feudo ni capellanía de nadie, y las cosas públicas en que un grupo o
partido de cubanos ponga las manos con el mismo derecho indiscutible con
que nosotros las ponemos, no son suyas sólo, y de privilegiada
propiedad, por virtud sutil y contraria a la naturaleza, sino tan
nuestras como suyas…"[7]
- "La grandeza es esa del Partido Revolucionario: que para fundar una
república, ha empezado con la república. Su fuerza es esa: que en la
obra de todos, da derecho a todos. Es una idea lo que hay que llevar a
Cuba: no una persona…"8]
- En su discurso "Con todos y para el bien de todos", en 1891 expresó:
"O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus
hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el
ejercicio íntegro de sí y el respeto como de honor de familia, al
ejercicio íntegro de los demás; la pasión, en fin, por el decoro del
hombre, —o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una
gota de sangre de nuestros bravos."[9]
- Su rechazo al socialismo de Estado, del cual dejó constancia en "La
futura esclavitud", donde planteó "los pobres se habitúan a pedirlo todo
al Estado, cesarán a poco de hacer esfuerzo alguno por su subsistencia
[...], como todas las necesidades públicas vendrían a ser satisfechas
por el Estado, adquirirían los funcionarios entonces la influencia
enorme que naturalmente viene a los que distribuyen algún derecho o
beneficio [...]. De ser siervo de sí mismo, pasaría el hombre a ser
siervo del Estado. De ser esclavo de los capitalistas, como se llama
ahora, iría a ser esclavo de los funcionarios. Esclavo es todo aquel que
trabaja para otro que tiene dominio sobre él; y en ese sistema
socialista dominaría la comunidad al hombre, que a la comunidad
entregaría todo su trabajo".[10]

Es imposible poner en correspondencia el pensamiento y la conducta de
los cubanos para que actúen como Martí desde los propósitos de la
autoridad institucionalizada, cuyo propósito declarado consiste más en
perpetuarse que enseñar la verdad.

[1] Obras Escogidas en tres tomos, tomo I, p. 459.

[2] Idem, tomo III, p. 359.

[3] Idem, tomo III, p.192.

[4] Idem, tomo III, pp. 9-10.

[5] Idem, tomo III, pp. 24-25.

[6] Idem, tomo III, p. 99.

[7] Idem, tomo II, p. 367.

[8] Idem tomo III, p. 192.

[9] Idem, tomo III, p. 9.

[10] Obras completas, tomo XV, pp. 388-392.

Source: El Martí que Cuba necesita | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1488844247_29453.html

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