Monday, November 19, 2012

Hacia una nueva política de la Unión Europea con el régimen castrista

Hacia una nueva política de la Unión Europea con el régimen castrista
[19-11-2012]
Elías Amor Bravo
Economista ULC

(www.miscelaneasdecuba.net).- Las relaciones de la Unión Europea con el
régimen castrista siempre han sido complicadas y difíciles. Cada vez que
en La Habana han tenido ocasión de atacar a la Unión Europea lo han
hecho, buscando los motivos más absurdos. La estrategia de confrontación
internacional con EEUU que practica el régimen castrista y que tan
buenos réditos le ha propiciado a lo largo de la historia, se ha querido
extender con los 27, pero ciertamente ha tenido escaso éxito.

No en vano, varios países de la Unión Europea mantienen operaciones
económicas relevantes en la Isla, en sectores estratégicos para el
régimen como la minería, el turismo o la biotecnología. La presencia de
empresas europeas en la economía castrista ha mostrado numerosas
experiencias de éxitos y fracasos, sobre todo desde los tiempos del
período especial, y la política de cooperación al desarrollo de varios
países de la Unión se ha dirigido a poner en marcha proyectos en la
Isla, bajo el estricto control de las autoridades comunistas.

El tema vuelve a ser de actualidad, ya que varias agencias informativas
se han hecho eco de que el próximo lunes, los ministros de Asuntos
Exteriores de la Unión Europea van a discutir la posibilidad de un nuevo
tipo de relación con el régimen castrista, permitiendo un mayor
acercamiento entre las partes.

En la mesa de negociación existen dos opciones que la jefa de la
diplomacia comunitaria, Catherine Ashton, quiere proponer a sus socios
de la Unión.

De un lado, la continuidad de la Posición Común, que define el marco de
las relaciones con el régimen desde mediados de los años 90 del siglo
pasado, y que se ha ido prorrogando ante la falta de respuesta por parte
de las autoridades a lo que en ella se contiene, básicamente, avances
en la democratización y los derechos humanos en la isla.

De otro lado, la alternativa es comenzar a estudiar un nuevo acuerdo que
permita otro tipo de relación.

Como cada vez que se acerca un proceso de estas características, surgen
diferencias entre los países europeos. En efecto, todavía hay un grupo
de Estados miembros que muestra recelos con el régimen castrista por la
situación de los derechos humanos en el país y, por eso, son cautos a la
hora de avanzar hacia una política diferente. Sin duda, en el momento
actual pueden estar preocupados por la situación incierta de Antonio
Rodiles, detenido y procesado penalmente por las autoridades comunistas
por disentir. Redadas contra opositores y disidentes, obstáculos de todo
tipo a las Damas de Blanco para realizar sus paseos pacíficos por La
Habana y principales ciudades del país, y campañas de hostigamiento
continuo contra los que piensan de forma diferente, configuran un
escenario que para los demócratas del mundo entero produce no poca
repugnancia.

Países como Suecia y la República Checa han sido reacios a una apertura
mayor con La Habana, al igual que lo ha sido la mayoría conservadora del
Parlamento Europeo (PE). España como interlocutor privilegiado de la
Unión con América Latina lideró en tiempos de Aznar la Posición Común
que Zapatero y Moratinos quisieron modificar con escaso éxito.

Sería bueno, en tales condiciones, que los gobiernos de la Unión tomaran
en consideración las escasas demostraciones del régimen castrista por el
cambio hacia la democracia (con elecciones falsas que son una burla para
el pluralismo político) y los derechos humanos. No es momento propicio
para cambio alguno en el marco de las relaciones, y en tales
condiciones, es bueno continuar con las reflexiones sobre cuál debe ser
el nuevo modelo, si se estima que la Posición común debe cambiar. No
conviene olvidar que al tratarse de una política de los 27, cualquier
modificación debe venir avalada por la unanimidad, y no parece que en
este momento se presenten tales condiciones.

La alternativa, que sería impulsar algún tipo de acuerdo bilateral con
el régimen castrista, tendría carácter "complementaria" y no supondría
en modo alguno la eliminación de la Posición Común. De ser así, desde
La Habana, surgirían críticas hacia este planteamiento, calificándolo
como en ocasiones anteriores, de grave injerencia y obstáculo
insalvable para un eventual acercamiento político.

Desde hace dos años, la diplomacia europea ha estado moviendo fichas
para intentar modificar la política comunitaria hacia el régimen
castrista. Protagonista principal de aquel cambio fue el binomio
Zapatero Moratinos, que encontró en Lady Ashton un interlocutor
motivado a apreciar tal iniciativa. La diplomacia británica y sus
servicios han mantenido encuentros con las autoridades cubanas -incluida
una visita a Bruselas del canciller cubano Bruno Rodríguez-, pero los
resultados no han dejado motivos para el optimismo.

No es fácil mantener relaciones con un régimen que desprecia valores
compartidos- derechos humanos, pluralismo político, democracia y
libertad- por las naciones democráticas de la Unión Europea. Tampoco
existe motivo alguno para abrir un nuevo marco de relación cuando quién
tiene la obligación de actuar a favor de unos principios que para la
Unión son fundamentales, no lo hace, y se dedica a la propaganda y la
demagogia para tratar de confundir y crear divisiones. Los cubanos deben
ser conscientes de que la Unión Europea, con la Posición Común, defiende
sus intereses presentes y de futuro, a la vez que establece un marco de
relación que es compartido por otros muchos países. Tratar igual a los
iguales. Sin diferencias. Las reglas de la negociación están muy claras
al respecto. No aceptarlas, implica no participar. Que cada uno saque
sus propias conclusiones.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=37727

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