Sunday, April 15, 2012

Tuyo es el reino, tuyo es el poder, ¿y la gloria…?

Visita de Benedicto XVI

Tuyo es el reino, tuyo es el poder, ¿y la gloria…?

La reacción del gobierno cubano durante la visita del Papa dejó claro
que no va a ceder ni una pulgada ni va a permitir la menor grieta de
libertad, a costa de lo que sea

Esteban Gutiérrez, La Habana | 14/04/2012 4:06 pm

El chaparrón que despidió al Papa Benedicto XVI no pudo tener una mayor
simbología. Su visita fue un verdadero cubo de agua fría a las
expectativas que había creado en gran parte de la población. En
comparación con la visita de su antecesor, Juan Pablo II, su presencia
pasó "con penas y sin gloria", todo dentro de un marco estrictamente
controlado por el Gobierno, sin ninguna iniciativa popular, militarmente
cronometrado: las personas que ocuparían la primera línea del
"espontáneo" recibimiento y despedida del Papa, así como las primeras
filas de los participantes a las misas, habían sido citadas previamente
y anotados sus números de carnet de identidad. Tenían designados los
lugares fijos que ocuparían y, al llegar, debían enseñar su documento de
identidad. Así, cuadra por cuadra.

A pesar de que el Papa habló bastante claro en la mayoría de sus
intervenciones, todo su mensaje se diluyó en medio de la versión y la
propaganda oficial. Los locutores repetían como papagayos el libreto
preestablecido: "El pueblo le ha brindado un cálido y respetuoso
recibimiento". En su discurso de despedida, el Papa expresó: "Que nadie
se vea impedido de sumarse a esta apasionante tarea por la limitación de
sus libertades fundamentales, ni eximido de ella por desidia o carencia
de recursos materiales". Pero el Gobierno no se sintió, para nada,
aludido; al contrario, manifestó que encontraba muchas coincidencias de
principios con estos pronunciamientos papales.

El que más se acercó a lo que la gente estaba esperando oír fue el
arzobispo de Santiago de Cuba, Dionisio García Ibáñez, quien tocó, algo
tímidamente, algunos puntos delicados: "Somos un solo pueblo, pero con
diferentes criterios en cuanto al camino a seguir para buscar un futuro
mejor. A lo largo de nuestra corta historia, este hermoso empeño común
se ha visto oscurecido por los egoísmos, la incapacidad de diálogo y de
respeto al otro, la presencia de intereses ajenos a los nuestros, la
exclusión y la intolerancia, el acentuar las diferencias, hasta llegar a
ser irreconciliables, en vez de buscar las coincidencias que nos animan
a caminar juntos".

Pero cuando todo el mundo contuvo el aliento, García Ibáñez anunció que
quería terminar con las palabras de su antecesor, el arzobispo Meurice.
Su solo nombre desencadenó un fuerte aplauso y prácticamente no se pudo
escuchar la cita. No hacía falta, en el recuerdo de todos estaban
presentes las valientes y dignas palabras del sacerdote:

"Nuestro pueblo es respetuoso de la autoridad y le gusta el orden pero
necesita aprender a desmitificar los falsos mesianismos (…) Le presento,
además, a un número creciente de cubanos que han confundido la Patria
con un partido, la nación con el proceso histórico que hemos vivido en
las últimas décadas, y la cultura con una ideología (…) Durante años
este pueblo ha defendido la soberanía de sus fronteras geográficas con
verdadera dignidad, pero hemos olvidado un tanto que esa independencia
debe brotar de una soberanía de la persona humana que sostiene desde
abajo todo proyecto como nación".

La Iglesia católica cubana ha hecho tantas concesiones para lograr
recuperar los espacios que le habían sido arrebatados durante tantos
años que, en el camino, perdió la brújula o la voluntad y ha incurrido
en un pecado, del cual deberá arrepentirse si desea ser consecuente con
lo que predica diariamente en la misa al recitar el "Yo pecador": el
pecado de omisión ("confieso ante Dios todopoderoso (…) que he pecado
mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión").

El Gobierno no desaprovechó la ocasión y desplegó un operativo de
represión de tal magnitud y violencia no visto nunca antes. Fue, sin
dudas, una demostración de fuerza, un ensayo con público y prensa
extranjera incluidos, para que no quedara la más mínima duda de que no
van a ceder ni una pulgada ni van a permitir la menor grieta de
libertad, a costa de lo que sea. Saben muy bien lo que sucede cuando se
empiezan a decir las verdades y la gente pierde el miedo de expresarse
con libertad. "No vamos a tolerar una perestroika ni una glasnost", dijo
un importante funcionario de la cultura durante la llamada "guerrita de
los email", en 2007. La iglesia se dejó manipular, tanta fue su
sumisión. Ahí su pecado mayor.

El Gobierno dejó bien claro que son dueños del "reino", o sea, del país,
y del poder. Pero "la gloria" jamás la tendrán. La gloria pertenecerá a
los que se le enfrenten y reclamen los derechos escamoteados a varias
generaciones de cubanos. Y los dirigentes de este país jamás lograrán el
perdón, jamás serán absueltos, ni por la historia ni por su pueblo.

http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/tuyo-es-el-reino-tuyo-es-el-poder-y-la-gloria-275840

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