Thursday, April 12, 2012

Por qué Cuba no debe estar en la Cumbre

Por qué Cuba no debe estar en la Cumbre

Si los Castro desean reintegrarse a las Cumbres de la OEA, bienvenidos,
pero en democracia
RUBÉN M. PERINA | EL UNIVERSAL
miércoles 11 de abril de 2012 12:00 AM

Cuba no puede ni debe participar en la Cumbre de Jefes de Estado de las
Américas (Cartagena, Colombia, el 14-15 de abril), porque no es una
democracia, y porque sigue suspendida o autoexcluida de la Organización
de los Estados Americanos (OEA), inclusive a partir de 2009 cuando se
levantó formalmente su suspensión.

Para los que no recuerdan la historia, Cuba fue suspendida de la OEA en
la reunión de Cancilleres de 1962 (solicitada por Colombia con el apoyo
de Perú), y sancionada con la ruptura de relaciones diplomáticas y
comerciales en la reunión de 1964 (convocada a solicitud de Venezuela
tras los intentos castristas de derrocar al gobierno venezolano de
Rómulo Betancourt).

Cuba fue suspendida porque el marxismo-leninismo instalado por la fuerza
en ese país se había convertido en una amenaza clara y directa para los
países de la región -violando flagrantemente el principio de
no-intervención en los asuntos internos de varios países. Por nada Fidel
Castro y el Che Guevara anunciaron que la cordillera de los Andes sería
la Sierra Maestra del continente, donde surgirán varias Vietnam. El
intervencionismo cubano ocurrió en los años sesenta en Bolivia (en cuyas
selvas muere el Che), Colombia, Perú, República Dominicana y Venezuela,
y luego en los setenta y ochenta en El Salvador, Nicaragua, Guatemala y
Grenada.

El castrismo apoyó la subversión y la insurrección rural y urbana para
derrocar gobiernos, controlar el Estado y transformar las sociedades.
Para ello apuntaló a la guerrilla con armamento, capacitación,
propaganda y logística, e infiltró movimientos campesinos, estudiantiles
y trabajadores -todo en nombre de la revolución socialista, y en alianza
con la Unión Soviética. Para peor, ello produjo una reacción
anticomunista que se materializó en los gobiernos militares más
represivos que soportaron Argentina, Brasil, Chile y Uruguay en los
sesenta y setenta.

Sin embargo, tras el colapso de la Unión Soviética a fines de los
ochenta, Cuba, ya sin el apoyo de su patrón ideológico, "abandona" su
militancia intervencionista y recompone sus relaciones diplomáticas y
comerciales con la gran mayoría de los países de la región.

Por ello, en la Asamblea General de la OEA de 2009, en Honduras, los
estados miembros derogaron la decisión de 1962. Pero supeditaron su
retorno a que este sea en consonancia con "las prácticas, los propósitos
y los principios de la OEA" y a solicitud del gobierno de Cuba. Si los
hermanos Castro desean reintegrarse a las Cumbres de la OEA,
bienvenidos, pero en democracia. Hasta ahora no han dado señales de que
lo quieran hacer en esas condiciones.

La condición sine qua non de membresía y participación en las
actividades de la OEA y las Cumbres es ser un Estado democrático. Así lo
establecieron los jefes de Estados miembros de la de la OEA en la
primera Cumbre de 1994, donde además reiteraron su compromiso de
ejercer, promover y defender la democracia representativa cuando esta
sea amenazada o interrumpida en cualquiera de sus miembros. Compromiso
que ya se había adquirido con los cambios a la carta constitutiva de la
OEA en 1984 y 1992, y con la famosa Resolución 1080, Democracia
Representativa, de la Asamblea General de 1991.

Hoy día, la vigencia de la democracia y la observancia de los derechos
humanos están consagrados como los más altos valores del sistema
interamericano en la Carta Democrática Inter-Americana (CDIA) aprobada
en 2001; y junto al no-intervencionismo y la igualdad jurídica de los
estados, representan logros históricos de la política y la diplomacia
latinoamericana en el sistema interamericano -no una imposición
norteamericana. Desde su nacimiento las naciones latinoamericanas han
aspirado a vivir en libertad y democracia. EEUU más bien, con
frecuencia, resistió su cristalización en los tratados, convenciones e
instituciones que dan contenido y regulan el sistema interamericano,
incluyendo la misma OEA: su organismo central.

Correa, Chávez, Ortega y compañía, que dicen que la exclusión de Cuba es
anacrónica, deberían saber que lo anacrónico, inmoral e indigno en el
mundo de hoy es la dictadura castrista; y que lo apropiado sería su
desmantelamiento y la liberación de la sociedad cubana de la opresión
que hoy sufre. En todo caso, lo que sí es anacrónico también es el
bloqueo norteamericano, no solo porque es inefectivo sino porque la
dictadura lo usa para justificar su sistema represivo.

Desconcierta también que gobiernos "progresistas" que quieren a Cuba en
la Cumbre, desconocen o ignoran sus compromisos asumidos en la Carta
Democrática, particularmente en el sentido que "los pueblos tienen el
derecho a la democracia y sus gobiernos la obligación de promoverla y
defenderla" (Art. 1), como si el pueblo cubano no se mereciera ese
derecho o como si su gobierno no fuese una dictadura. ¿Acaso no
suspendieron de la OEA al gobierno de Honduras que derrocó al presidente
Zelaya? Sí, pero siguen tolerantes con el de Cuba.

La democracia implica la vigencia de instituciones, valores y prácticas
(ver la Carta Democrática), como elecciones libres, justas y
transparentes, pluralismo político, separación y equilibrio de poderes,
libertad de asociación y expresión, observancia de los derechos humanos,
respeto al Estado de derecho, a las minorías y la oposición, entre
otros. En la Cuba de hoy nada de esto está vigente; su sociedad vive
oprimida por un gobierno represivo de más de 50 años. Por eso Cuba no
puede ni debe ser invitada a la Cumbre de las Américas.

Ph.D.

rmperina@gwu.edu

http://www.eluniversal.com/opinion/120411/por-que-cuba-no-debe-estar-en-la-cumbre#.T4VyFFPm3Do.email

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