Friday, April 13, 2012

Las dos mitades de un cubano

Publicado el viernes, 04.13.12

Las dos mitades de un cubano
Pedro Corzo

Un libro muy en boga en Cuba por los años 60, Las dos mitades del
vizconde, nos mostraba a un vizconde que, partido por una bala de cañón,
sobrevive pero con el cuerpo escindido en dos y cada una de las partes
actuando de manera diferente.

La situación de aquel vizconde era terrible, vivía una pugna atroz,
porque cada parte de su cuerpo confrontaba con la otra. Conciencia,
sentimientos, intereses, política e ideología, se enfrentaban en un
debate constante.

La situación que presentó Italo Calvino en su breve novela obliga a
reflexionar sobre el debate que cada individuo enfrenta cuando debe
tomar una decisión que lo sitúa en la disyuntiva de hacer lo que cree
correcto y lo que le dictan sus sentimientos.

Por supuesto que aquellos que están iluminados por una verdad única que
les permite superar las consecuencias de sus acciones y los
remordimientos que puedan derivarse de estas, no tienen problemas con
sus mitades.

Pero muchos cubanos padecen lo que se pudiera identificar como el
síndrome del vizconde, y es que el sistema que impera en Cuba es tan
absorbente e incluyente que por mucho que se esfuerce el individuo no
puede sustraerse de la influencia del sistema, salvo que rompa de manera
absoluta con sus raíces y de lo que de ellas derivan.

El totalitarismo castrista no deja espacio sin cubrir y obliga a un
debate constante entre los sentimientos y lo que la conciencia social y
política puede o no considerar justo, por lo que las dos mitades de un
cubano, si no de todos, de un número importante de ellos, se enfrentan
para intentar conciliar las diferencias que les atormentan.

Esta percepción en alguna medida también se fundamenta en que el
mesianismo totalitario, más allá de la voluntad de cada ciudadano,
inculcó durante décadas la certeza de que la Patria y Fidel Castro eran
una única entidad, absolutismo que condujo a la creencia de que
cualquier decisión individual repercutiría en alguna medida en los
valores y convicciones del sujeto.

Numerosos ejemplos del debate interno que subyace en la conciencia y los
sentimientos, está vinculado a las actividades públicas que desempeñan
muchos compatriotas y hasta en los progresos que en la isla se alcancen.

Las medallas que obtienen los deportistas cubanos son producto de sus
esfuerzos, pero el gobierno las capitaliza e instrumenta una campaña de
propaganda que contribuye a la desinformación y a la dependencia del
atleta. Algo similar ocurre con los avances científicos o de cualquier
tipo que se puedan producir en el país: difunden los resultados como
progresos genuinos del sistema y no de los individuos que alcanzaron el
éxito.

Un premio o reconocimiento a un cubano que representa la isla, en cierta
medida, por la condición totalitaria del sistema, se refleja en el haber
del régimen y conduce a un sector de los que son contrarios al sistema,
a no sentir el triunfo como algo nacional, como un suceso que pertenece
a todos.

Un aspecto más común es el envío de paquetes y remesas a Cuba.

Quizás la mayoría de los cubanos cumplen estos menesteres pensando
exclusivamente en la ayuda que prestan a sus allegados; otros, aunque lo
cumplen por el deber que se tiene con los seres queridos, están
convencidos de que esos envíos de dineros o bienes ayudan a la familia,
pero también en alguna medida favorecen a la dictadura que repudian.

Una situación que enfrenta con particular angustia las dos mitades, es
cuando se envía ayuda a los opositores a la dictadura. Dinero,
alimentos, cámaras fotográficas, teléfonos, cualquier articulo es la
isla es vital para actuar contra el régimen, pero no se puede obviar que
en alguna medida, la dictadura se beneficia de lo que recibe el opositor.

Todo esto genera un verdadero enfrentamiento entre las dos mitades. Se
quiere que el régimen termine, pero también se está consciente que
cualquier envío beneficia la economía de la dictadura, lo que le
confiere una mayor habilidad para reprimir y conservar el poder.

¿Pero qué hacer? El totalitarismo es una sucia trampa que lo corroe
todo, en la que todo está secuestrado, incluso nuestros seres queridos,
y ¿puede haber Patria sin familia?

Periodista de Radio Martí.

http://www.elnuevoherald.com/2012/04/13/1176961/pedro-corzo-las-dos-mitades-de.html

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