Wednesday, April 18, 2012

La democracia dejó atrás al Che Guevara

La democracia dejó atrás al Che Guevara
[17-04-2012]
José Vilauso Rivero

(www.miscelaneasdecuba.net).- (A propósito del libro El poder y el
delirio de Enriqe Krauze.) Cabe cuestionarse si nuestro subcontinente
aún no ha podido vertebrar partidos, intereses, corrientes de opinión
más sensatas, al día, y me atrevo a calificar de originales que, los
consabidos pregones tercermundiastas a la sombra del Comandante Ernesto
Guevara de la Serna.

Sin la menor duda. No somos tan vanidosos o tontos como para creer que
se acaba de descubrir el Mediterráneo. Lo que desafortunadamente ha
ocurrido se cifra – entre otros lamentos -- en la ausencia de
objetividad por parte importante entre los grandes medios
internacionales cada vez más abarcadores y agentes divulgadores de
lugares comunes donde mejor cuadran viejos estereotipos revolucionarios
que la razonada, culta y precisa búsqueda de la lógica medianía y el
sabio equilibrio.

En corroboración para importantes agencias trasnacionales de noticias
hoy es menos engorroso describir una banana republik con un general
impuesto por Washington desde 1902 y propiedad de catorce familias que,
explicarse objetivamente la solidez democrática chilena unida a su
estabilidad económica pese a la actual crisis mundial o el aumento de
cuarenta millones de la clase media brasileña.

Lo primero prevalece como efecto de primicias regionales típicas de
tiempos en que América Latina no contaba en el tablero mundial. El
pasado. Pero lo segundo contradice un antiguo clisé bien acuñado y
obligaría a un replanteo de posiciones, actualización de fuerzas,
estadísticas en revisión, palabras mayores para determinados medios que
se mueven en el campo de la información ajenos a la dinámica,
investigación y replanteo estratégico regional.

De la mano con los anteriores se incluyen intelectuales y artistas
autocalificados de progresistas asiduos a salones exclusivos de Paris,
Nueva York o Madrid. Cuando estos modelajes rígidos y caricaturescos
calan en conjuntos de personas cuya capacidad, prestigio y
profesionalidad se reservan para otros corrillos casi exclusivamente,
les resulta inesperado o hasta chocante aceptar que __si de
Latinoamérica se trata__ viven empantanados en otras patrias, otros
tiempos y otros hombres. Pero ahí los dejamos.

Por ellos nuestra región no deja de acrecer y seguir el ritmo tanto de
su sello histórico como apreciación geográfíca. No vivimos ausentes de
estudios al día ni de estudiosos comprometidos ante acontecimientos
cambiantes, esclarecedores y duraderos que encauzan el pensamiento,
trabajo, y la acción libertaria para mostrar la luz al final del
camino. Encomienda no negociable desde que el hombre descubrió el deber
de servir al prójimo sin reparar en su condición, raza, o formas de
pensar. Tal uno de los componentes monticulares del pluralismo donde
hasta sus enemigos acérrimos gozan de idénticos derechos que afiliados,
simpatizantes y corifeos.

La literatura compiladora de esas tendencias actualizadas y alentadoras
prosigue satisfaciendo inquietudes, mientras muestra la magnitud de
logros y calidad de cuadros dirigentes sin los cuales aquellos no serían
posibles. A propósito viene a colación la obra de Enrique Krauze El
poder y El delirio, donde resalta esa figura ahora casi olvidada fuera
de Venezuela Rómulo Betancourt, por paradoja el padre de la moderna
democracia venezolana. Betancourt liderea aquella generación
rejuvenecedora que por los cincuenta enfrenta con toda gallardía a los
espadones de turno.

Es la época de Víctor Raúl Haya de la Torre, Pepe Figueres, Alberto
Lleras Camargo, el otro Rómulo, Gallegos, Carlos Prío Socarrás, Luis
Muñoz Marín, Pedro Joaquín Chamorro, y pléyade honrosa que con idéntico
ardor luchara contra los Zomoza, Batista, Perón, Trujillo, o Perez
Jiménez que, enfrentó la pobreza extrema, analfabetismo rampante, y la
más degradante explotación.

A la luz de estos pioneros venerables podemos asimilar más adecuadamente
los frutos de sus continuadores, Eduardo Frey, Michelle Bachelet,
Ricardo Lagos, Alan García, Oscar Arias, Laura Chinchilla y la larga
lista costarricense, uruguaya, etc. Quiere esto decir que vale la pena
la procura de fuerzas moderadas aptas para avanzar por caminos de
justicia, paz, y progreso, aunque no libres de tentaciones, fracasos y
corruptelas como corresponde a todo empeño humano.

La democracia no es perfecta, ni lo pretende, conoce mejor a sus
afiliados; pero la faena a realizar por ello no deviene en ilusoria si
al margen del pregón tercermundista con la bomba bajo el sobaco y en los
labios cualquier frase atribuida al Che Guevara.

Vivimos tiempos de cambio, se afirma con eufórica vehemencia. A
contrapelo, a ratos no parece verificarse hacia dónde dirigir los
lanzamientos para alcanzar metas de mayor calado civilizador, sanos
nacionalismos y más alta eficiencia. Latinoamérica lo posee todo, hasta
tres repúblicas integradas al club de las 20 primeras potencias
económicas mundiales. ¿Lo hemos asimilado? Sinceramente no lo creo.
Luego entonces, el actual vacío de poder quizás se pudo explicar en 1959
cuando Guevara bajó de la Sierra con un brazo en cabestrillo y boina
ladeada.

Se cuenta que en aquel momento la ciudad de Santa Clara lo asombró, días
antes quizás creyó haber estado asediando una chabola poblada por
guaraníes. No lo cito peyorativamente, sino como prueba de despiste
craso ante valores, recursos potenciales, y sucesos al alcance de la
mano y ojos vista. En aquella ocasión nos encontrábamos en pleno siglo
XX, no obstante si en el transcurso del milenio siguiente algunos no han
sido capaces de avanzar al ritmo del calendario la culpa no se le debe
achacar a terceros.

El instrumental de puntería, el proyecto de avanzada y personal
dirigente capacitado prosiguen en la brega y por vereda segura. Para
ello, Enrique Krause se transporta a la tierra de Doña Bárbara dado que
es el escenario continental por antonomasia donde todavía hoy se libra
ese duelo definitivo entre libertad y dependencia, sin omitir a Cuba
tierra adoptiva del Che Guevara. Lo que cuenta, se comenta y debate
sobre una u otra república bolivariana o marxista leninista encierra
diversidad de matices y regular número de afinidades más bien
procesales. Es el "Qué Hacer", de Lenin, aplicado a cada sociedad en
particular. Jamás habrá dos casos de naciones gemelas, menos de
gobernantes, menos aún de procesos sociopolíticos.

Aunque no es menos cierto que el programa escogido por los dirigentes
uniformados, verbosos, y mejor armados los ha dejado a la vera del
camino si comparados con aquellos que prefirieron el proyecto trazado a
grandes rasgos por don Rómulo Betancourt y que tan oportunamente Krauze
ha sabido desempolvar para fortalecer la labor encomiable que sus
incontables ejecutores están llevando a cabo bajo cien banderas
diferentes por nuestros lares, nuestras patrias y en nuestros días.

http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=35750

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