Thursday, April 19, 2012

La cumbre de los intereses disfrazados

Cumbre de las Américas

La cumbre de los intereses disfrazados

Mientras los países de las Américas avanzan en democracia, viran la
espalda a la verdadera situación existente en Cuba

Miriam Leiva, La Habana | 19/04/2012 11:09 am

Que no habría una declaración política era una jugada cantada para la VI
Cumbre de las Américas, efectuada en Cartagena de Indias, Colombia, el
14 y 15 de abril. Se ha pretendido catalogar de fracaso, desconociendo
los prolongados e inusuales intercambios de opiniones, mucho más
provechosos que los papeles archivados. La principal manzana de
discordia sería la participación del Gobierno de Cuba, y en menor medida
una condena al Reino Unido por la ocupación de las Islas Malvinas
(Falklands) en perjuicio de Argentina, temas no contemplados en la
agenda negociada desde hacía muchos meses.

La Cumbre evidenció los grandes intereses que se mueven entre los
máximos políticos de América Latina y los débiles países del Caribe. En
las antípodas de la polarización están en "amistosa pugna" Brasil,
siempre aspirante al poder hegemónico al sur del Río Grande-Bravo, con
ínfulas de gran potencia mundial; y Venezuela con su corte del ALBA.
Agrupados con ellos se encuentran los demás, hacia Brasil, según sus
aspiraciones y potencialidades económicas, están México, Colombia,
Chile, Perú y Costa Rica, fundamentalmente, mientras Chávez calza a
Argentina con maletas de dólares y a los caribeños con el petróleo
barato, que no los convierte en incondicionales seguros, sobre todo en
momentos de incertidumbre sobre el futuro del mandatario.

La coyuntura económica de la última década ha permitido el auge de
América Latina hasta añadir a México, Brasil y Argentina en el Grupo de
los 20. La demanda de materias primas y alimentos por China, con altos
precios en el mercado mundial, impulsaron la bonanza. La ofensiva de
Irán en la zona sirvió de advertencia político-militar, más que de
soporte financiero. Pero, cuidado, eso puede cambiar.

La crisis económica en Estados Unidos, ya en recuperación, y de la Unión
Europea, en continuo declive, parece provocar el espejismo
latinoamericano de que tiene fuerza suficiente como para imponer su
voluntad, al margen de los criterios y prácticas con más de 60 años, y
que contribuyeron al arribo de la democracia que ellos mismos disfrutan,
pero que puede revertirse si no se cultiva con ahínco. El subcontinente
ha perdido el complejo de inferioridad, y puede caer en la ilusión de
superioridad. En ese derrotero, Cuba es un pretexto para crear
dificultades que beneficien intereses de los círculos políticos y
empresariales propios.

Que se conozca, los criterios de participación no han cambiado, ya que
continúa vigente el acuerdo de la Tercera Cumbre, realizada del 20 al 22
de abril de 2001 en Quebec, Canadá, de adoptar "una cláusula democrática
que establece que cualquier alteración o ruptura del orden democrático
en un Estado del hemisferio constituye un obstáculo para la
participación del gobierno de dicho Estado en el proceso de Cumbre de
las Américas", ampliado en la "Carta Democrática Interamericana" de la
Organización de Estados Americanos, el 11 de septiembre de 2001. Pero en
la V Cumbre de 2009, cesó la suspensión del Gobierno cubano en la OEA,
con la anuencia de Estados Unidos, ya bajo la presidencia de Obama, y
Canadá, por lo que desde entonces las autoridades de la Isla podían
solicitar el comienzo del proceso de admisión, lo cual no realizó, sino
que continuó con sus imprecaciones y prácticamente demandas de
satisfacciones.

La controversia antes y durante las sesiones de Cartagena ha parecido
las flagelaciones que desde La Habana exigían a cambio de no cambiar
nada en Cuba. Acaso han disfrazado los verdaderos objetivos que deseaban
arrancar de Estados Unidos y Canadá bajo la supuesta voluntad inclusiva.
El manido rechazo al absurdo embargo-bloqueo económico de Estados Unidos
se tomó como argumento contra la exclusión del Gobierno cubano,
abjurando del apoyo al pueblo en sus derechos de gozar de la democracia
que ellos mismos dicen procurar a sus ciudadanos, y desconociendo los
principios de las Cumbres, que no han modificado. Sugerían que el
presidente Obama no era capaz de virar la hoja porque tenía la presión
de las próximas elecciones, cuando el voto cubano-americano y latino
será importantísimo. Bien sabían que él no podía desconocer los
principios democráticos, y que se pondría en entredicho el prestigio
ante la opinión pública de su país, para beneficio de los contendientes
republicanos, que seguramente serían mucho más negativos para la gran
minoría latina y los países de nuestra región. Por tanto, usaron las
cartas Castro-Chávez y asociados, las cartas del pasado retrogrado y
oportunista.

Sin embargo, los 5 objetivos de la agenda de la Cumbre que son
esenciales para el desarrollo de las Américas, fueron abordados y se
acordaron acciones: Integración de la estructura física de las Américas;
Pobreza, desigualdad e inequidad; Reducción y gestión de riesgos de
desastres; Acceso y uso de las tecnológicas de la información y las
comunicaciones; y Seguridad ciudadana y delincuencia organizada
transnacional. Posiblemente habrían sido más fructíferas, si no se
hubiera dedicado tanto tiempo al tema diversionista. El presidente Obama
demostró gran voluntad de diálogo, cuando sabía que en la conferencia se
proponían crearle todas las dificultades posibles, e incluso alargó el
tiempo que originalmente tenía programado. Ha afrontado las
consecuencias del alejamiento de la región por sus predecesores, así
como propio debido a la magnitud de tantos problemas heredados y los
surgidos durante su mandato. Indudablemente llevaba entre sus propósitos
fundamentales el incremento de las exportaciones, con incidencia en la
creación de empleos en Estados Unidos.

Ningún mandatario norteamericano había tenido tantos gestos de
acercamiento. Además, evidenció reconocimiento a los colombianos, el
presidente Santos y las potencialidades de su país durmiendo dos noches
en Cartagena, donde solamente Franklin D. Roosevelt había pernoctado en
una ocasión, pero en un barco norteamericano anclado en el puerto. Con
ello se propuso demostrar que concluyó la época de gran inseguridad, lo
cual estimula las inversiones extranjeras. Participó con su homólogo y
Shakira en la entrega de tierras a afrocolombianos desplazados, un
programa para los cientos de miles de personas damnificadas por el
conflicto armado y el narcotráfico. Además, resaltó la entrada en vigor
del Acuerdo de Libre Comercio Colombia-Estados Unidos el 15 de mayo.

"Conectando las América: Socios para la Prosperidad" fue el lema de la
Cumbre. Juan Manuel Santos manifestó al concluir que "teníamos dos
opciones: enfocarnos únicamente en la redacción de una declaración, como
tantas veces ha sucedido, o hablar francamente de los temas que nos
unen, pero también de los que nos dividen". Por supuesto entre estos
estaban fundamentalmente la cuestión Cuba y la legalización del consumo
de drogas, que Estados Unidos habían manifestado que no podía aceptar.
Los anfitriones se esmeraron en facilitar una atmósfera inclusiva, no
solo mediante el Foro Empresarial auspiciado por el sector privado
colombiano, con más de 700 participantes estadounidenses, nacionales y
de diversos países, que intercambiaron con Dilma Rousseff, Juan Manuel
Santos, Obama y otros mandatarios, sino simultáneamente con la Cumbre de
los Pueblos.

La escapada para distracción de Hillary Clinton fue mucho más que eso.
No parece casualidad que escogiera el Club Havana, donde fue retratada
bailando ritmos cubanos. Es realmente lamentable que los medios de
prensa se desviaran inicialmente hacia Cuba, y luego al molesto asunto
de los oficiales de seguridad del presidente Obama ligados con
prostitutas. Mientras los países de las Américas avanzan en democracia,
buscan vías de progresos socio-económicos y procuran combatir
eficientemente sus grandes problemas, viran la espalda a la verdadera
situación existente en Cuba. Si bien la confrontación sirve al
atrincheramiento de la élite gobernante, la complacencia y el apoyo a
sus caprichos fortalecen el inmovilismo. El diálogo y el establecimiento
de puentes serían beneficiosos, si hubiera dos para bailar el tango.
Desafortunadamente, al cabo de seis años, Cuba transita "sin prisa, pero
sin pausa", tan lentamente que no se aprecia el movimiento.

No sería suspicaz suponer que los hermanos de la región se lanzan en una
rápida carrera para posicionarse en el archipiélago cubano en estos
momentos de gran fragilidad interna e incertidumbre chavista, sobre todo
antes de tener que competir con los empresarios norteamericanos. Pero al
mismo tiempo que escenifican actitudes de fuerza, pretenden dejar las
puertas abiertas porque no pueden prescindir de Estados Unidos y Canadá.
Es un equilibrio movedizo, en un mundo económicamente inestable y
políticamente incierto.

De supuestas buenas intenciones está empedrado el camino hacia el infierno.

http://www.cubaencuentro.com/opinion/articulos/la-cumbre-de-los-intereses-disfrazados-275973

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