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16-04-2012 - 1:03 pm.
"Llegué a un momento de ruptura; el miedo cedió ante la realidad y
decidí asumir lo que pasara", explicó Andrés Carrión Álvarez, el
ciudadano que gritó "Abajo el comunismo" durante la misa del papa
Benedicto XVI en Santiago de Cuba, al explicar la decisión que lo llevó
a pasar casi 20 días detenido en el centro de operaciones de la
Seguridad del Estado en esa provincia, conocido como Versalles.
"Mis motivaciones fueron las de todos los cubanos, solo que ellos tienen
miedo a expresarlo", afirmó Carrión, simpatizante de la opositora Unión
Patriótica de Cuba (UNPACU), en declaraciones a la emisora Radio Martí.
"Aproveché que estaba el Santo Padre y vi que era la mejor oportunidad
para expresar lo que yo sentía que es el sentir de todos los cubanos",
indicó. "Decidí asumir el reto que me tocaba porque alguien debía
expresar lo que sentimos en voz alta para todo el mundo, así tan
sencillo como eso".
"El ansia de libertad está en mí hace mucho tiempo", dijo Carrión. La
acción la "había planificado dentro de lo posible (…) Lo que hice fue
hacer uso de mi derecho constitucional de expresarme libremente", consideró.
Carrión fue liberado el fin de semana bajo fuertes restricciones. Para
sus declaraciones a la emisora de Miami tuvo que utilizar un teléfono
público porque las autoridades contaron las líneas de celulares que
disidentes de la región hicieron llegar a su casa.
El opositor aseguró que mientras estuvo detenido en Versalles no fue
maltratado ni golpeado, pero las autoridades le acusaron de desorden
público y —dijo— le hicieron firmar un documento con numerosas
prohibiciones que podrían utilizar en su contra en el juicio.
"Estoy preso todavía; lo único que hicieron fue ponerme en mi casa",
dijo Carrión. "Estoy siendo perseguido, vigilado", añadió.
Aseguró que el documento que le hicieron firmar le exige presentarse
todos los miércoles en la unidad donde se encontraba detenido, no salir
de su municipio de residencia (Santiago de Cuba) sin informarlo a la
Seguridad del Estado, no reunirse con otros disidentes ni conceder
entrevistas o manifestarse en contra del Gobierno.
"Ellos (la policía) deben de estar claros de que eso no me iba a
detener, porque si hice algo como aquello yo no puedo tener miedo a
asumir todo lo que va a venir después", afirmó Carrión.
El disidente dijo que se ha sentido apoyado por la población tras ser
liberado.
"La población, hasta donde yo he sentido, sí me ha apoyado. Unos con más
miedo, otros con menos, pero no he sentido rechazo como hubiera podido
ser unos años atrás", señaló.
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